Capítulo XX

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— tengo algo que admitir —. Sana subió la mirada conectandola con la de la menor quién le sonrió un poco antes de suspirar, parecía que le tenía que decir algo importante y ya que estaban en el suelo de la cancha, Tzuyu apoyando su cuerpo en la pared y ella recostada en su pecho, no había mejor lugar para que le contara algo que parecía que era importante.

— dime —. Correspondió la sonrisa y suspiró al sentir los latidos rápidos de la chica debajo suya, nunca se había sentido tan extrañamente cómoda en una posición en la que seguramente se estaría quejando si fuera otra persona pero cuando estaba junto a la menor se sentía bien de una forma muy rara que no lograba comprender al cien porciento.

— caíste en mi trampa, Minatozaki Sana —. Se quedó quieta por un momento antes de sentarse con toda la lentitud que pudo y mirar directamente a los ojos a Tzuyu quien le guiñó. — no me gusta Chaeyoung y nunca me va a gustar esa enana siniestra —. Sana abrió la boca para decir algo pero lo único que salió fueron balbuceos y suspiros antes de darle un fuerte golpe en el brazo provocando que soltara un chillido e hiciera un mohín.

— ¿Eres estúpida? —. Preguntó cruzándose de brazos sintiéndose la persona más estúpida del mundo por no haberse dado cuenta de lo obvio, habían sido amigas por demasiado tiempo y las veces que había escuchado de ellas se notaba que no se gustaban en lo absoluto, ahora es que todo comienza a concordar al punto en el que hasta ella misma se da cuenta que creó una historia ficticia.

— creo que la estúpida es otra —. Dijo antes de volver a sonreír, Minatozaki le volvió a pegar solo que esta vez un poco más suave por lo que no se quejó solo hizo una mueca. — no me culpes es que todas las chicas que conozco...

— que no se han alejado de ti —. Murmuró y desvió la mirada.

Tzuyu rodó los ojos y asiento. — las has dañado de alguna manera y yo no quería pasar por eso, así que planeé algo que resultó bien y más rápido de lo que pensé —. Sana no sabía que era pero quería saberlo.

— cuéntame, quiero que sea algo que realmente valga la pena para que me hayas tratado tan ma-

— ah no eso sí lo hice normal, es que así soy —. Sana borró las esperanzas que tenía de que Chou fuera alguien adorable. — comencé a ser indiferente luego de que te enteraste de que "me gustaba Chaeyoung". Actúe como que amaba a mi mejor amiga cuando no es así —. Miró la pelota que estaba justo en medio de la cancha en donde la soltó debido a la impresión por el beso con Sana. — cuando comenzamos a socializar un poco más la verdad es que me costó actuar como que no me gustabas o que me parecías todo lo que dije...aunque al mismo tiempo fue fácil porque eres alguien muy orgullosa y también demasiado egocéntrica, es sencillo hacer enojar a alguien así —.

— ¿Por qué lo hiciste?. Quitando de lado que le he hecho daño a personas que se podría decir en algún momento fueron cercanas a ti —. Chou infló las mejillas y suspiró.

— porque me gustabas y quería probar una vez aunque saliera lastimada —. Admitió. — el que no arriesga no gana —.

— a veces pierde —. Susurró la mayor antes de darle un pequeño beso en los labios.

— cincuenta cincuenta nunca se sabe pero... —. La tomó del mentón y se mordió el labio. — gané —. Le miró los labios. — y es lo que me importa ahora —. Sana se sentó en su regazo y sonrió.

— eres muy valiente Tzuyu —. Se encogió de hombros y le apretó los muslos con malicia. — hey —. Se quejó y escondió en su cuello. — ¿Y ahora?... —. Chou no sabía que era lo que debía elegir.

— hay que seguir conociéndonos y ver qué pasa, no hay que ser apresur-

Antes de que siguiera hablando Sana la volvió a besar, cerrando los ojos y explorando cada parte del cuerpo de la menor, porque no quería olvidar absolutamente nada de ese momento, se sentía bien el saber que luego de Nayeon estaba alguien dispuesta a conocerla y que ella estaba dispuesta a conocer.

— tal vez tú eres la apresurada —. Dijo refiriéndose a cierta zona de Tzuyu que se había despertado. — ¿Quieres que te ayude? —. Se acomodó mejor y justo cuando estaba a punto de mover las caderas el sonido de una puerta abriéndose las alertó.

— ¡Jovencitas ¿qué hacen ahí?! —. La profesora más estricta acababa de entrar.

— ¡Corre, corre! —. Gritó la japonesa antes de saltar y salir corriendo hacia afuera.

— ¡Espérame patas cortas! —. Tzuyu la siguió y ambas solo rieron mientras huían del instituto.

No había nada malo, Sana iba a ser feliz.

𝐏𝐑𝐈𝐍𝐂𝐄𝐒𝐒Where stories live. Discover now