Capítulo XV

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Iban a mitad de camino y luego de que Sana negara lo que Tzuyu le pregunto no habían hablado de absolutamente nada cada que una quería decir algo preferían mantenerlo y seguir caminando, Minatozaki estaba algo enojada por lo que estaba sintiendo y pensando además de que estaba completamente segura que ahora la casa quedaba más lejos, tenía que aguantar estar caminando junto con Tzuyu más tiempo de lo que alguna vez creyó.

Gruñía por lo bajo y de vez en cuando apretaba los dientes, lo que menos quería era estar un minuto más cerca de alguien solo necesitaba estar a solas y analizar lo que le ha estado pasando, aquel raro y nuevo sentimiento que le trae recuerdos del pasado, esos que se había prometido nunca más sentir ya que si eso volvía a suceder saldría lastimada una vez más, el enojo se estaba apoderando de su sistema.

Quería llorar porque tenía miedo de darse cuenta de lo que ha estado negándole a todo el mundo, también porque no entiende que es lo que le pasa a Momo, quitando de lado lo que le transmitió al verla a los ojos, ella no era de actuar de una forma arisca con ella es más había veces en las que Sana era quien alejaba a Momo porque casi siempre estaban muy pegadas, cosa que no le disgustaba solo que en momentos raros no quería estar tan cerca.

Eso la ha estado atormentando todo el día de hoy y ahora esto, tener que estar junto a la chica que creyó que le gustaba pero que en realidad le gusta otra, la misma que rompió su ego y algo más, tendría que aguantar todo una caminata que parecía ser eterna, su vida se estaba yendo a la mierda todo por fijarse en una chica que no me importaba hace unos meses.

Y tuvo que seguir así para que estuviera bien pero no Minatozaki Sana siempre haciendo cosas que la perjudican.

— sabes... —. Volteó a ver a la que habló, no podía negar que el escuchar su voz la tranquilizaba y le quitaba un gran peso incómodo al ambiente. — puede que sea extraño esto que voy a decir pero sin importar lo estúpida que eres —. Sana rodó los ojos ante el insulto. — me caes muy bien —. Eso no era lo que estaba buscando que dijera, en su cabeza solo:

Cállate Chou Tzuyu.

Cállate de una puta vez.

— es muy raro porque hace unos meses tu nombre era como el del cartero, super insignificante pero ahora al escucharte es gracioso porque...no lo sé —. Rascó su nuca. — como que ya se más o menos quien eres y que no eres lo que muchos decían y siguen diciendo —. Murmuró lo último.

La castaña la miró sin expresión facial y suspiró. — que digan que soy hija de puta y todo lo de más me da igual —. Obvio que no le daba igual pero el pasar del tiempo le había hecho saber que no tenía por qué estancarse por personas así que no sabían exactamente quién era como persona y solo la andaban criticando. — y que bueno que te caigo bien —. Tzuyu se extrañó por la repentina actitud de Sana.

Era obvio que no es así pero Sana esgaba usando su caparazón, ese que solo utilizaba en momentos en los que se sentía vulnerable como ahora que no sabe exactamente lo que está sintiendo y al tener miedo prefiere resguardarse en ese personaje ficticio que todos se crearon, ese mismo que nació después de que Nayeon la dejara, es curioso como un rumor puede llegar a hacer que muchos crean cómo que es una persona cuando no es así.

— ah mira eres de las adolescentes esas que dicen "me vale verga todo" pero luego andan lloriqueando —. Sana apretó los dientes y siguió caminando ya estaba más cerca de lo que parecía.

— y tú eres de las que parece que se quieren suicidar porque sacaron una mala nota, sin embargo, te veo muy bien —. Apretó los dientes. — quiero decir de las que también se toman en juego algo tan delicado como lo es jugar con el suicidio —. Chou la miró. — de las que se creen superiores y mejores cuando no es así —. Encaró a Tzuyu quien se quedó inmóvil. — solo por tener algo entre las piernas no significa que eres "la puta ama" —. Se había cansado de los insultos. — solo eres una chica con pene nada más —. Dijo. — ni tú ni nadie sabe por qué lloro así que cuida tus putas palabras Chou Tzuyu —.

— era un juego, por favor, ya no aguantas nada —. Seguía con esa mirada de burla. — ¿Estás en tus días? —.

— no, lamentablemente es algo que tú nunca vas a experimentar —. Abrió la boca para decir aquel apodo que sabía que era lo peor del mundo pero se calló. — no te creas tan especial porque puede que alguien te baje de esa nube en la que estás —. Se dio media vuelta.

— la misma en la que tú estás, lástima, me pegaste lo egocéntrica —. Sonrió y siguió caminando.

— yo no estoy en una nube —. Negó con la cabeza. — yo estoy en la luna y soy la puta reina —. Rió entre dientes y agradeció no escuchar más pasos detrás suyo, por fin estaba sola y podría salir corriendo a su casa para gritar en la almohada, pegarle a todo y darse cuenta que Tzuyu siempre tiene la razón, es quien llloriquea cuando algo le molesta y no hace nada al respecto.

𝐏𝐑𝐈𝐍𝐂𝐄𝐒𝐒Où les histoires vivent. Découvrez maintenant