Capítulo IX

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Mina y Momo se miraron a los ojos en completo silencio ¿que acababa de decir su mejor amiga?, ninguna de las dos se podía creer que iba a salir con Chou Tzuyu esa mujer que nadie soportaba y que todo el mundo le huía, la misma que la había tratado tan mal solo por tener un simple acercamiento hacia su persona, sentían que estaban soñando y no era un sueño muy agradable tanto para Momo como para Mina.

Hirai creía que se le estaba yendo de las manos y que debía ponerle un pare a esa chica que está segura que sabe algo más, que se acerca a ella con una rara intención que no logra entender pero que sabe que existe, es muy poco probable que de odiarla pase a quererla y querer ir a por un helado, algo andaba mal y no iba a dejar que nadie le hiciera algo a Minatozaki Sana.

Mina pensaba y estaba segura que a Sana le estaba pasando algo raro, se veía demasiado feliz y con una sonrisa de oreja a oreja algo no muy digno de ella cuando le pasan esas cosas con los que ella cataloga como seres que no deberían existir por ser cero en la vida.

Ambas con distintos pensamientos que llegaban al mismo punto central.

La princesa Minatozaki Sana estaba enloqueciendo a una velocidad espeluznante, la veían caminar de un lado a otro en su habitación que estaba decorada con colores pasteles entre lila y rosa, era una chica demasiado adorable en el fondo que le encantaba ver kdramas y tomar chocolate caliente una noche cualquiera, estar abrazada de su gran peluche de hámster que le regalaron y luego de un gran día dormir en medio de sus veinte peluches de distintos animales.

Para muchos era una mujer que tenía la fuerza necesaria en la mirada como para desmayar a veinte personas o que con un levantamiento de cejas podía llegar a provocar una hemorragia nasal a quien fuera, y si, también era esa clase de persona pero también era una chica simple que le encantaba lo adorable, como ella lo es, y que deseaba estar en una tierna y duradera relación, estaban estas dos personas conviviendo en un mismo cuerpo e intentando mantenerse vivas por más que era difícil.

Solo Mina y Momo conocían ese lado de Sana porque esta tenía miedo de mostrársela a alguien más y que esa persona le rompiera el corazón así que por eso su aura de chica hija de puta que le da igual todo, ya la habían herido una vez y no quería que eso volviera a pasar.

Ya saben...el típico cliché.

— Sanake calmate —. Momo intentaba que se calmara porque parecía que le iba a dar algo, como sus ojos se paseaban por todas partes de la habitación y la velocidad que tenía para moverse de un lado a otro sin parar, su respiración agitada y casi nula, habían momentos en los que creían que se iba a desmayar.

— ¡¿Cómo me calmó?! —. Preguntó en un grito y Mina le pasó una bolsa de papel en la que comenzó a respirar, todo estaba dando vueltas y le dolía demasiado la cabeza.

— no creo que sea malo —. Mina daba su sincera opinión. — solo es un poco raro por como es Tzuyu —. Hirai asintió ante las palabras tranquilas y suaves de la menor del grupo. — mira para que te sientas tranquila, relajada y protegida Momo y yo iremos pero nadie se dará cuenta —. La de flequillo solo suspira ante la idea.

No está muy segura de las intenciones de la taiwanesa, no le gustaría que Sana fuera completamente sola o que Chou lo creyera.

— ¿y si le gusto? —. Las contrarias tragaron saliva, eso podía ser una opción. — bueno es obvio soy hermosa y divina ¿a quien no le gustaría? —. Miró el techo que estaba decorado con estrellas y se dejó caer de espaldas al colchón provocando que Mina cayera a su lado y que Momo se moviera bruscamente. — las personas se preguntan ¿Cómo puede existir alguien tan hermoso? —. Lanzó la bolsa y se limpió el sudor de la frente. — pero es que... —. Algo raro se movió en su corazón y condujo a su estómago.

— ella no te va a herir como lo hizo... —. Myoui mira en completo silencio a Momo para que no le recuerde lo que pasó, Hirai apretó los labios aguantandose algo que tenía trancado en la garganta desde hace ya un tiempo.

— tranquila Mina ella puede decir el nombre —.

— Nayeon —. Escuchar ese nombre todavía la incomodaba. — ¿Por qué estás tan segura? —. Momo suspiró y se acostó a su lado, Sana quedaba en el medio de ambas.

— porque esa vez no estaba yo para protegerte pero esta vez sí —. Mina bajó la mirada a las manos de Momo, las estaba apretando como aquella vez en la que vio a Sana besando a Nayeon, con cuidado las acarició y le dedicó una sonrisa tranquilizadora. — voy protegerte y vas a ver que todo estará bien —. Su voz se quebró al igual que el corazón de la menor.

— las quiero mucho chicas —. Sana las abrazó con fuerza y cerró los ojos, se sentía más protegida luego de que las conoció y sabía que estaba viviendo los mejores momentos de su vida gracias a ambas porque la cuidaban como si ella fuera su hija, y se sentía bien porque creía que tenían las fuerza necesaria para proteger a alguien tan torpe que se mete en problemas a cada rato, ella confirmaba en sus mejores amigas como ellas confiaban en ella.

— también te queremos ardilla —.

𝐏𝐑𝐈𝐍𝐂𝐄𝐒𝐒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora