Capítulo 02.

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Había comenzado a invitarla a ver sus partidos hacía relativamente poco tiempo, ella aceptaba encantada siempre que su trabajo se lo permitía, él estaba contento de verla ahí, no entendía casi nada de voleibol (de hecho, de ningún deporte), pero siempre era increíble ver jugar a Kiyoomi junto a sus demás compañeros.

Casi nadie sabía de ella, con intención de proteger a ambos, Hikaru le había pedido no ser vista junto a él en sus visitas a sus partidos por el momento y él respetaba eso, sólo unos cuantos compañeros y amigos de él la conocían. Cuando para buena suerte de Kiyoomi, Hikaru asistía a sus partidos esta se mantenía a una distancia prudencial desde antes de que el partido comenzara para que los fans del muchacho no la vieran, ni pensaran en nada, siempre esperaba hasta que casi toda la gente se hubiera ido para poder acercarse a él, además de que a él no le gustaba acercarse a ella si antes no se había bañado y quitado la ropa que quedaba llena de sudor después de jugar.

Pacientemente ella esperaba sentada en una banca donde según lo que Kiyoomi le había dicho con anterioridad nadie la vería y a su entrenador tampoco le molestaría. El verlo salir era siempre motivo de felicidad, así que se abalanzaba sobre él y lo abrazaba quedándose ambos en esa posición durante un largo rato hasta que se separaban para irse a otro lugar más privado.

Esa vez, fueron al departamento donde vivía él para pasar ahí un tiempo a solas, era la segunda vez que ella iba ahí, siendo la primera una en la que recién llegaban de una larga cita y Kiyoomi decidió que quería invitarla a conocer su hogar.

Su departamento era bastante amplio y cómodo, aunque era del tipo minimalista y todo estaba extremadamente limpio tenía unas cuantas cosas que lo hacían para ella ser bastante acogedor además del simple hecho de que Kiyoomi fuera dueño de aquello; como el libro que estuviera leyendo encima de una mesita en la sala con su respectivo separador, la libreta con decoraciones de flores y un lápiz con una estrella en la punta que tenía cerca del teléfono de casa por si necesitaba anotar algo, las plantitas que tenía en su cocina, el olor a flores que inundaba el departamento (posiblemente gracias a los productos que usaba para limpiar), las ciruelas que tenía incurtiendo en aquellos jarritos de cerámica, la pequeña huerta que le mostró donde cultivaba vegetales, pues no confiaba mucho en tener que comprarlos, además del hecho de que tuviera muchos rompecabezas en su mayoría de cosas relacionadas con el espacio, todas esas cosas le dejaban en claro que debajo de esa imagen que intentaba mostrar siempre, había alguien sumamente tierno y bueno que tenía la fortuna de conocer.

—¿Qué te parece si te quedas a dormir esta noche?—le preguntó Kiyoomi con un tono que Hikaru podría jurar denotaba entusiasmo y felicidad.

—No lo sé.—dijo ella, un tanto insegura por aquella situación.—¿Dónde voy a dormir?

—Conmigo.—contestó él con seguridad.

—¿Contigo? ¿Estás seguro? Es que... No lo sé.

—No vamos a hacer nada, sólo dormir.—le aseguró él.

—Eso lo sé, pero, ¿No te molesta lo otro? Ya sabes... Que invada tu espacio.

—No, no te preocupes, tú no me molestas.

—¿En serio?

—Sí, en serio.—dijo y se acercó a ella para levantarla entre sus brazos, dando unas cuantas vueltas para después proceder a ponerla en el suelo otra vez.

Hikaru se sorprendió por aquello, pero tampoco podía negar que le gustaba, era lindo saber que al menos con ella se sentía lo suficientemente cómodo como para hacer ese tipo de cosas.

Entre ambos cocinaron la cena y se sentaron a comer, luego de terminar de limpiar la cocina fueron a la habitación de él, Kiyoomi le dijo a Hikaru que podía bañarse en su baño, él se limitaría a esperarla, se encontraba desempacando su uniforme para proceder a lavarlo.

Luego se acostaron sobre la cama, se envolvieron por completo con las sábanas y después de un rato dándose caricias se quedaron profundamente dormidos.

A la mañana siguiente la alarma en el teléfono celular de ella fue la primera en sonar, tristemente anunciándole que tenía que prepararse para ir a trabajar, así que con amargura se levantó de donde dormía junto a Kiyoomi y se dirigió al baño para vestirse, pues tenía que ir a su hogar para después irse a su trabajo. Él, que había notado que ya no estaba, también se levantó y le ofreció llevarla a su casa.

—¿Ya te tienes que ir?

—Sí, tengo que arreglarme para ir al trabajo, entre otras cosas.—le contestó entre triste y preocupada.

—¿Te quieres quedar a desayunar al menos?

—... En otra ocasión, muchas gracias.—contestó con pesar.

—Al menos permíteme llevarte a tu casa, yo sé que está considerablemente lejos y no creo que tengas ganas de llegar tarde a tu trabajo.—afirmó él, sabiendo que para convencerla de que se deje ayudar era necesario hacerle ver las cosas de ese modo.

Ella sabiendo de que se trataba todo eso, se dió cuenta de que intentar ganar aquello era imposible, así que terminó por aceptar la ayuda de él.

Se despidieron con un abrazo una vez que estuvieron fuera del edificio donde ella vivía y prometieron volver a verse en la tarde, cuando él tuviera su próximo partido.

Volvieron a verse, otra vez. Los Black Jackals habían ganado otra vez, más victorias para ellos, otra vez estaba feliz por él, feliz de que todo por lo que se esforzaba le rindiera frutos, era algo que admiraba muchísimo de él; desde que le contó como comenzó a jugar al voleibol cuando era pequeño y así siguió hasta lo que era en ese momento, estando segura de que todavía podía y quería llegar a mucho más; era alguien increíble.

Nuevamente se quedó esperándolo el tiempo necesario para que él estuviera listo para que los dos pudieran irse juntos, con la pequeña excepción de que esa vez se acercaron los compañeros y amigos de él a ellos, sabía que no eran malas personas, pero aun así prefería no tener que lidiar con todos a la vez, en todo caso si era Sakusa podía hacer el esfuerzo como él ya lo hacía con ella para otros aspectos.

Se despidieron de todos y se fueron, en esa ocasión Kiyoomi la llevó directo a su hogar para que ahora sí durmiera cómoda en caso de que la noche anterior no lo hubiera hecho.

Bajaron del automóvil del chico y este procuró acompañarla hasta la puerta de su departamento sólo para asegurarse de que estuviera bien, estando ahí ella le pidió de favor que le dejara darle algo que quería darle hace tiempo.

—Kiyoomi.—lo llamó ella en voz lo suficientemente audible como para que él la escuchara.

—Sí, ¿Pasa algo?—preguntó él.

—¿Me dejas darte algo? Algo que te he querido dar desde hace tiempo.

—Sí, ¿Qué es?

—¿Quieres agacharte un poco y me permitirías acercarme más a ti?—le pidió amablemente ella.

Él aceptó lo que le pedía ella, cuando estuvo en la posición que Hikaru le pidió esta sostuvo el rostro de Kiyoomi entre sus manos, después como si le estuviera pidiendo permiso para acercarse todavía más se quedó observándolo por un momento, luego como sabiendo que ya tenía permiso de Kiyoomi para hacer eso se acercó a sus labios y dejó un tierno, inexperto y amoroso beso en él, le correspondió de la misma manera. Esa noche fue turno de él de quedarse a dormir con ella.

Love and sweetness.「Kiyoomi Sakusa.」Where stories live. Discover now