☪ V: Jazmín y el bosque de los lobos grises

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El invierno recién comenzaba en Aelton

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El invierno recién comenzaba en Aelton. Las noches se volvían frías y las mañanas nubladas. Los primeros días de transición desde el otoño eran los más difíciles para la adaptación, la frescura y calidez a la que las personas se acostumbraban con placer comenzaban a mermar, por lo mismo la rutina del reino se veía afectada. Los comercios abrían más tarde esperando por el calor del sol, las calles se veían transitadas a penas a mitad de mañana y los aldeanos volvían a sus casas ni bien el cielo comenzara a oscurecer.

El castillo real, sin embargo, no permitía ninguna alteración en su agenda.

Las estrellas ya eran visibles, la brisa helada que el anochecer traía consigo soplaba haciendo ondear las cortinas de las ventanas. Azrael Amery estaba estático en medio de aquel salón inmenso, los empleados que le rodeaban se encargaban de acomodar el impecable traje, azul como el emblema de la familia real, y de asegurarse que su apariencia estuviera perfecta para la reunión que se llevaría a cabo en unos minutos.

Los últimos días han sido más trajinados de lo que acostumbra, la corte ha estado presionandolo para que se case desde su adolescencia y al cumplir los treinta años (convertido ya en Rey de manera atropellada) esa presión no hizo más que aumentar. Los religiosos alegaban que un reinado unido en santo matrimonio sería bendecido, la corona es demasiado pesada para que una sola cabeza la soporte, con la sabiduría de un Rey y la nobleza de una Reina, Alfa y Omega (como era lo más conveniente), el reino seguiría viviendo años de paz absoluta. Todo se regía por la iglesia, la fé de los habitantes era algo de admirar y para Azrael algo de lo qué temer.

Cómo Rey las personas creerían que él tiene el control de todo cuando en realidad está sujeto a organismos que estaban muy por encima, la apariencia es lo único importante, la buena imagen es la prioridad de la realeza. Su padre era un Alfa al igual que su madre, sangre pura le corría por las venas y se esperaba que su futura esposa fuera capaz de seguir con el legado y llenar el molde tan grande que había dejado la Reina Madre en el trono.

La unión con Jeon Hana no sería tan espontánea como querían hacer creer, el baile no fue más que un espectáculo que montaron para que los habitantes se sintieran más cercanos a la familia real y para que creyeran que cualquiera tenía oportunidad de encantar al Rey. La verdad era que el matrimonio con la primogénita de los Jeon se venía planeando desde hace un largo rato ya por la misma Reina Madre. No había mejor candidata que Hana, aunque era una omega provenía de una familia con genes puros que estaba en la nobleza desde tiempos de antaño, físicamente hermosa, educada y sumisa, sin antecedentes de enfermedades congénitas le daría cachorros preciosos y sanos. Perfectos para que la ascendencia de los Amary continuara como debía ser.

A Azrael no le importaba el matrimonio arreglado, mientras siguiera las órdenes que le daban podía hacer lo que quisiera siempre y cuando el reino se mantuviera ignorante de sus acciones.

Esa noche fijarían la fecha de la boda y al Rey le molestaba que cada vez que pensara en Hana el omega de ojos flameantes le ocupara la mente sin previo aviso. Mentiría si dijera que no se sentía atraído por la mujer, de aroma dulce y cabello dorado que brillaba como el oro tendría a que estar ciego para que sus encantos no lo hechizaran, pero no había nada en ella que despertara alguna emoción en él. Su hermano menor por el contrario casi lo hizo sonreír la noche anterior con tal demostración de altanería contra la autoridad.

Hexed || 💫Vkook💫 [Omegaverse]Where stories live. Discover now