Noche mágica

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Nate se dió cuenta de mi obstinación cuando decidió cargarme en sus brazos y llevarme a la fuerza hacia el interior de la escuela. No sabía si gritar o llorar pero mi cuerpo hizo lo segundo.

-¡Te dije que no quería entrar!

Había acumulado tantos gritos en mi interior que necesitaba descargarlos en algún momento y las lágrimas continuaban corriendo.

-Alice mírame.

Mi vista permaneció en el suelo.

-¡Mírame Alice!

Nate me cogió por los hombros y luego levantó mi mentón hasta que mis ojos se alinearon con los suyos.

-Sé que probablemente hayas tenido unos días de lo peor, pero eso no es excusa para dañar tu cuerpo del modo en el que planeabas hacerlo. Estar bajo la lluvia te hace mal y lo sabes.

Continué llorando sin conocer la verdadera razón, quizás era por todo y nada a la misma vez. En ocasiones como esa ni yo misma era capaz de comprenderme. Pero inesperadamente Nate me abrazó.

-Sea lo que sea que esté pasando ahora mismo Alice, todo va a estar bien.

Dios. Me rompía cada día más el corazón que las cosas fueran así. Me destrozaba tenerlo tan cerca y saber que en el fondo él no me quería a mí y probablemente nunca lo haría.

-Quisiera creer eso.
-¡Ya sé! Vayamos al baile esta semana.
-¿Juntos? ¿Como una pareja?

Vacilé mientras mis labios pronunciaban la segunda pregunta. Nate simplemente sonrió y me limpió las lágrimas mientras yo sorbía por la nariz.

-Solo iremos como amigos. No te preocupes.

Contestó unos minutos más tarde. No sabía definir si eso me alegraba o me entristecía aún más.

-Por ahora, creo que deberías ir a tu habitación. Ha sido un día largo.
-Yo también lo creo.

Percibía decenas de señales del destino ahogándome cuando al caminar por los pasillos encontraba varios pósters anunciando el prominente baile de primavera. ¿Debería ir con Nate o me quedaba alguna otra opción?

Me despojé del uniforme mojado y decidí darme una ducha reflexiva. Las gotas cristalinas de agua tibia relajaron cada uno de mis músculos y articulaciones. Al salir utilicé una toalla para secarme suavemente el cabello castaño, observé mi reflejo atentamente en el espejo cuando se me ocurrió una idea. ¿Y si iba disfrazada así como en el último baile? Pero aún no quería que Nate supiera que había sido yo, para eso debía renunciar a cantar al menos en esa celebración.

¿Debía denegar su invitación entonces? No consideraba que fuera lo más cortés de mi parte. Cabía la posibilidad de que Nate solo estuviera buscando asistir junto a mí para darle celos a Estephany de alguna manera. La idea de más golpes y problemas me aterraba aunque cada día se me presentaba el pensamiento de que Estephany había encontrado otra persona a la cual molestar o puede que estuviera diseñando alguna especie de plan malévolo contra mí.

De cualquier modo tenía que dejar de sobrepensar tanto cada cosa. Necesitaba un vestido después de todo. Uno deslumbrante, capaz de llamar la atención de los presentes. Un atuendo mágico. Lo siguiente que hice fue desearlo inconscientemente sin saber que en realidad causaría un efecto. Suspiré boca arriba en la cama. Pensar en una solución rápida y que me favoreciera era complicado así que luego de la comida acabé rendida como la Bella Durmiente.

A la mañana siguiente me percibía con ánimos mejorados hasta que durante el desayuno ví a Hendery. Lo saludé alegremente con la mano pero para mi sorpresa acabé siendo completamente ignorada por él. Me dirigió una mirada cargada de una expresión que no supe descifrar: ¿Tristeza o desánimo? No estaba segura.

Perfecto accidenteWhere stories live. Discover now