Problemas poéticos

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Durante la clase de Filosofía muchas ideas comenzaron a asaltar mi mente hasta que por fin abrí la libreta por la última página y las plasmé allí. Era un poema. Las palabras fluían y fluían e incluso el lápiz hacía cierto ruido por lo rápido que movía la mano. El timbre del receso me sorprendió y quise acabar mi pequeña obra en el patio, mirando a Nate, porque era para él.

Me senté en un banco cerca de donde jugaba con sus amigos. No me había visto aún y de cierto modo me sentía más tranquila con eso, así podía dibujarlo con todo lo que se me ocurría. Pero percibía una sensación extraña e incómoda. Me estaban observando.

Al inicio creí que sería Hendery que se acercaba para saludar pero escruté varias veces a mi alrededor y ni siquiera había señales de su presencia. Me acomodé el uniforme nerviosa por el horrible sentimiento y puse punto final al escrito cometiendo el error de plasmar al final: para Nate; pues pensaba conservar la hoja y recordar a quién había dedicado los versos.

Caminé vacilante mirando hacia el suelo y añadiendo rapidez a cada paso que daba. Terminé chocando con Estephany, al parecer golpearme contra personas era una personalidad, la mía.

Intenté disculparme mientras enderecé los lentes torcidos pero había provocado que el jugo que ella traía entre las manos acabara en su blusa. Cerró los puños enojada.

— ¿Qué es lo que te sucede Alice?
—Lo siento, no estaba prestando atención.
—Eso es evidente.

Sus ojos centelleaban odio puro, como aquel día en el que me golpeó.

De un manotazo mis espejuelos cayeron siendo aplastados por sus zapatillas Nike.

—Más te vale alejarte de Nate y de mí. Dame eso.

Me arrebató el cuaderno sin que tuviera tiempo de ofrecer resistencia. Supo exactamente dónde buscar algo para culparme de haberle "robado a su novio".

—¿Qué es esto?

Decidí ignorarla permaneciendo en silencio. Ni siquiera podía ver, no perdería el tiempo con sus preguntas estúpidas.

Un fuerte impacto en la mejilla me tomó por sorpresa. Nadie parecía darse cuenta pues había llegado a un lugar relativamente desierto cuando choqué con Estephany.

—Quizás te creas capaz de muchas cosas Alice, pero en el fondo sabes lo que eres.

Supuse que desprendió la hoja haciéndola trizas para luego alejarse. A tientas caminé de regreso a donde estaba para que alguien me ayudara. Como imaginé a los demás no les importó verme evidentemente perdida. Ellos eran unas figuras sin rostro para mí, como sombras opacas. Unas risas se aproximaron y me tomaron por los hombros.

—¿Qué ha pasado con tus lentes?
—Necesito ayuda, por favor.

Reconocí la voz de Nate transmitiéndome un poco de paz.

—Tranquila Allie, veremos qué puede hacer la enfermera por ti.

Nate agarró fuertemente mi brazo y caminamos en una dirección que conocía bien. Sin distinguir a nadie solo podía apreciar que cada ciertos metros que atravesábamos algún estudiante se detenía para mirarnos.

—¿Pasa algo Nate?
—Olvídate de ellos y concéntrate en no caerte.

Podía imaginar perfectamente sin necesidad de ver las miradas de sorpresa, desprecio y confusión que estarían lanzándome. De súbito el brazo de Nate se desplazó hasta mi espalda. No entendía nada.

Giré la cabeza y me di cuenta de que él permanecía con los ojos al frente.

—¿Dónde están tus lentes Alice?
—Se me han roto.

Mentí.

—Tardará algunos días que tengas unos nuevos.
—Lo sé, lo siento mucho.
—¿Qué puedo hacer para ayudarla?
—Por ahora no hay nada que se pueda hacer.

Nate tomó mi cara entre sus manos.

—Sé que los espejuelos no se han roto por tu culpa. Yo copiaré las lecciones por ti a partir de ahora.
—Pero...

Él me obligó a guardar silencio y me llevó hasta la próxima clase. Estaba a punto de cuestionarle que si hacía eso perdería las suyas. Pero al parecer no le importaba con tal de ayudarme.

Por suerte nos correspondía inglés avanzado así que no sería tan perjudicial para él. Se sentó a mi lado y no pude evitar pensar en cuando lo observaba desde esa misma mesa como un ser relativamente superior. Le pedí que buscara el cuaderno entre mis pertenencias y ante toda una multitud estupefacta copió absolutamente todo por mí. Podía sentir un cariño profundo hacia ese chico que no solo me conquistó con su apariencia, también lo estaba logrando con sus acciones.

Mi felicidad no impidió que me cuestionara repetidas veces dónde se encontraba Hendery, su ausencia me dolía un poco a pesar de tener a Nate pues ambos ocupaban lugares tan especiales como diferentes en mi corazón. Rememoré algunas frases de mi creación poética sintiéndome algo melancólica porque era muy probable que no la recuperara más y ni siquiera podía escribir lo poco que había quedado en mi cabeza. En ocasiones solía olvidar  cosas importantes con facilidad.

Cuando el horario escolar acabó Nate me preguntó si estaría bien sola en mi cuarto, le dije que al menos era un territorio más conocido por mí a lo que él accedió no muy convencido.

La ducha me recibió con agua caliente ofreciéndome unos instantes de relajación después de lo que había vivido. Estaba cansada de la situación con Estephany, sus constantes amenazas y desdén. Pero no podía decir que no me lo habían advertido, pues Hendery lo hizo desde el inicio. Lástima que no podía elegir en los asuntos del amor.

Perfecto accidenteWhere stories live. Discover now