Accidente

30 10 0
                                    

Caminaba por los pasillos tranquilamente con mis audífonos, como de costumbre. Quizás me iba a quedar sorda en cualquier momento, pero a quién le importaba después de todo.

Intenté no prestar atención a las miradas de asco que me lanzaban las animadoras del equipo de baloncesto de la escuela. Para mí solo había dos escapes de la realidad: los libros y la música.

Una alergia constante amenazaba las hendiduras de mi nariz, obligándome a estornudar cada cierto tiempo. Casi me trago mi propio cabello en uno de esos estornudos.

Tan ensimismada me encontraba que no me di cuenta de Nate McHale y su pandilla. Venían en dirección hacia mí, o yo estaba interponiéndome en su vía. Ninguno estaba cómodo con eso. En medio de mi concentración choqué contra algo duro y desgraciadamente reaccioné tarde, era el pecho de Nate.

No era mucho más alto que yo, pero se sentía realmente incómodo. Lo miré fijamente esperando su veredicto. ¿Estaba en problemas realmente?
—Lo siento —espeté lo más rápido que pude.
Él simplemente me quitó uno de los audífonos:
—Deberías tener más cuidado.
Y siguió de largo.

Su voz era profunda y agradable a la vez. Honestamente no conocía mucho sobre él, pero poseía suficientes habilidades como para que eso cambiara. Cuando un chico me parecía guapo, no había nada que me detuviera. No sabía si era la ausencia de interacción social la que había provocado un defecto en mí: amaba stalkear a las personas.

No tenía doble personalidad, pero sí doble perfil, uno de investigación y otro para publicar. Nadie se hubiera dado cuenta de que la chica de Instagram y yo éramos la misma persona. Para ser honesta, me gustaba muchísimo más la de Instagram, pero a la vez me divertía ser la nerd de la clase avanzada, era como tener dos vidas.

Gracias a mi inteligencia había conocido a Nate en inglés avanzado. En esta vida habían dos cosas que me volvían loca: los rizos y los espejuelos, y Nate era exactamente eso. Lo descubrí un día en la última mesa junto a la ventana. Era mi primera vez en inglés avanzado, pero ya que provenía de Estados Unidos todo se me hizo el doble de fácil. También me senté en la última mesa de la segunda hilera. Nate era como un personaje literario perfecto, de esos que amaba. No quería conocerlo, solo me conformaba con su aspecto físico.

Lucía muy concentrado en el libro, a menudo cambiaba sus lentes de lugar de su cara hasta su cabeza y después de su cabeza a la camisa. No iba a babearme, pero tenía que admitir que estaba muy guapo. Con un esfuerzo sobrehumano logré concentrarme en la clase de inglés y casi salí corriendo hasta el patio cuando sonó la campana del receso.

Saqué mi celular con frenesí y abrí Instagram. Coloqué "Nate McHale" en el buscador y después de unos segundos deslizando, lo encontré. ¿Acaso había alguien tan hermoso como él en toda la Tierra? Casi me parecía mentira tenerlo frente a mí jugando baloncesto. Bajé la vista hasta mi celular otra vez, era como el paraíso ver todas sus fotos juntas. Se me ocurrió un deseo demasiado raro, pero aún así lo susurré.
—Desearía que solo por una vez alguien como él se fijara en mí.

De pronto, sentí un impacto fuerte en la cabeza, me tambaleé por unos segundos y algo muy raro se expandió por mi cuerpo. Estaba muy, muy mareada. La pelota de baloncesto me había golpeado justamente en la cara, rompiendo mis espejuelos. Los trozos de cristal yacían en el suelo, inservibles. Estaba como en una nube, mis oídos percibían solamente ruidos lejanos. Creo que Nate se acercó hasta mí para preguntarme si estaba bien, pero nada más...

Pronto descubriría el poder de mis propias palabras.

Perfecto accidenteWhere stories live. Discover now