Aemond Targaryen-La Casa Del Dragon

Start from the beginning
                                    

Y no podía negar el efecto que tenía en ella también. Podía recordar exactamente lo excitada que estaba la primera vez que vio restos de su leche goteando por un lado de su boca y por su barbilla. 

- Mhhm- ronroneó Aemond, inclinándose más hacia ella para que su boca estuviera al nivel de su oído y pudiera susurrarle- Tu esposo también tiene hambre-

Solo la mera inmundicia de la insinuación la hizo tomar una bocanada de aire, el calor atravesando su cuerpo directamente hasta el vértice entre sus piernas.

- Entonces sugiero que tome lo que desee-

Sus manos encontraron sus pechos, amasándolos suavemente a través de la fina tela del camisón que llevaba. 

- ¿Ayuda esto, dōna ābrazȳrys?- preguntó, a lo que ella solo murmuró un ' sí ' como respuesta. Incluso a través de la fina tela, podía sentir el calor de sus dedos sobre sus ya sensibles pezones.

Aemond procedió a empujar los tirantes de su camisón por sus hombros, tirando de la tela para que sus senos quedaran libres y se acumulara alrededor de su cintura. 

Sus labios estuvieron alrededor de su duro pezón en un instante, su lengua chasqueó suavemente alrededor del pequeño capullo mientras sus dedos acariciaban el otro.

- Déjame saborearte- tarareó contra su piel sonrojada, y comenzó a chupar. 

Dolía un poco al principio, pero el placer era demasiado bueno para que ella lo resistiera. Además de eso, no fue más doloroso que las veces que su hijo decidió apretar sus pezones mientras amamantaba. 

Cada succión de los labios de Aemond hacía que su coño palpitara a cambio, y en una forma de mantenerse firme, enredó su mano en su cabello plateado y decidió acariciarlo, haciendo que él se relajara aún más. Su respiración era temblorosa, más aún cuando sintió el líquido rezumando de ella por la penetración de sus dedos alrededor de su otro pezón.  

Su ronroneo y sus suaves gemidos eran tan deliciosamente malvados que la animó, y no mucho después de eso, ella también estaba maullando suavemente. De vez en cuando, sus ojos se posaban en el recién nacido que dormía en la cuna que no estaba cerca de su cama, comprobando que todavía estaba dormido. Pero ella sabía muy bien que cuando él dormía había pocas cosas que pudieran despertarlo. Incluso las fuertes discusiones de Aegon y Alicent en sus cenas compartidas hicieron poco para sacarlo de su sueño. 

Cuando Aemond soltó su pezón, sus dientes capturaron su labio inferior para sofocar el gemido que amenazaba con escaparse. Una fina línea de su leche se filtraba por las comisuras de sus carnosos labios, deslizándose ociosamente por su mandíbula.

- Sīr dōna- respiró, y habías pasado suficiente tiempo con él para saber lo que significaba. tan dulce- No me canso de ti-

Se movió para prestar la misma atención a su otro seno, acunándolo antes de presionar besos ligeros como plumas en la areola. Un suave mordisco en su pezón erecto hizo que su espalda se arqueara ligeramente, prácticamente empujando su pezón dentro de su boca mientras su agarre en su cabello cambiaba para tirar de su cabeza hacia abajo. 

- Llénate, valzȳrys- adeó, el alto valyrio deslizándose por sus labios con facilidad, a pesar de que su acento era fuerte. esposo 

Ella no era descendiente de Valyria, por lo que su vocabulario se redujo al mínimo. Ella no hablaba activamente el idioma, pero sabía suficientes palabras para entender las cosas básicas que él decía.

‐ Necesito tu boca en otro lugar-

No había necesidad de decírselo dos veces. Su mano se arrastró sobre su cuerpo hasta entre sus piernas, su dedo índice arrastrándose a través de sus pliegues empapados para reunir algo de su excitación en él. Sintiendo lo mojada que estaba para él lo había hecho gemir roncamente, antes de untar sus jugos sobre su pezón. Sus labios estuvieron sobre ella en un instante, lamiendo la combinación de su excitación y leche. 

- Siete infiernos- gimió una vez que soltó su pezón con un ¡ pop!- Tengo la esposa más dulce de todos en los Siete Reinos- él habló más alto de lo previsto, y más sucio de lo previsto, lo que resultó en que ella lo empujara hacia su palpitante coño para silenciarlo; no queriendo arriesgarse a que sus comentarios lascivos despertaran a su precioso niño. 

Él le sonreía maliciosamente entre sus piernas, y cuando sus ojos se encontraron, ella se apresuró a acercarlo a su centro. Por mucho que le encantaba burlarse de ella, también sabía lo mucho que anhelaba su lengua. 

- Eso es, justo ahí- gimió en voz baja una vez que sus labios se envolvieron alrededor de su clítoris, chupándolo como lo hizo antes con sus pezones‐ Sȳz valītsos-  Buen chico.

One shot- Smut ||Where stories live. Discover now