Capitulo 38: Cambio de Poder

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— Oh, eso es grave, bastante grave como para llegar a involucrar a todos ustedes papá— Dijo la princesa torciendo sus labios y frunciendo su seño, ya entendía el porque necesitaban que Alastor o alguien mas, en general, estuviera en el trono mientras sus padres no estaban. 

— Lo es cariño, por esto mismo es que dejaremos el infierno por un tiempo a cargo de Alastor, los demás Reyes ya están enterados, solo falta hacer el anunció público, de eso se encargara Stolas, el difundirá más rápido todo, a cambió de tu seguridad, en el trato que tengo con él dejo en claro que no te hará daño como también si puede ayudarte en algo lo hará, tienes que fortalecer tu poder, cariño, te conozco y otro de mis motivos del porque no te dejo en el trono es porque podría salirse de tu control el infierno si se tratan de aprovechar de ti — 

— Mmm... bueno papá, lo puedo comprender, se que aun no soy muy fuerte —Dijo cabizbaja—Solo que aun no me siento muy convencida al respecto siendo sincera, pero si crees que es lo mejor, entonces que así sea papá — 

— Muy bien cariño, esperaba esa respuesta, necesitaba explicártelo dulzura — Sonrío Lucifer haciéndole un cariño en la cabeza a su hija y levantándose de su asiento — Ahora, Alastor, sígueme, es hora de darte el trono... Por un tiempo, espero que el poder no se te suba a la cabeza — Dijo riéndose levemente comenzando a caminar hacía un lado de la habitación mientras la princesa y la Reina se iban por donde habían entrado.

— Ven cariño, dejémoslos solos, vamos a esperarlos en la entrada del castillo y así nos despediremos de ambos — Dijo la Reina tomando a su hija por los hombros finalmente para salir.

El Rey y Alastor llegaron a una sala donde en el centro se encontraba la manzana que había sido mordida por Adán y Eva como también un trono y la serpiente, todo se encontraba preparado para la sucesión del tronó y del poder.

— Muy bien Alastor, siéntate en el trono y extiende tu mano con la palma hacia arriba — Explico Lucifer, haciendo lo que le ordenaba — Ahora deja que la serpiente se enrede en tu brazo, necesito que concentres tu poder y trates de estar lo mas calmado posible, esto dolerá en lo que tu cuerpo se adapta al poder — 

— Entiendo su majestad — 

Pronto la serpiente se enredo a lo largo del brazo del ciervo, mientras se concentra dejando que sus ojos se iluminaran de un color rojo intenso y oscuro, eliminando sus pupilas, mientras que en Lucifer se hacia presente su corona de Rey siendo de color dorada con destellos blancos, sus ojos eran completamente blancos, su mano estaba extendida sobre la de Alastor dejando un espacio entre los dos donde comenzaba a formarse una esfera blanca, en ella poseía el poder necesario para controlar todo el reinó, un poder que lo hacia superior incluso más que los Reyes del inframundo, pronto todo el poder que había tomado comenzó a tornarse oscura, completamente negra soltando pequeñas chispas, la corona que portaba Lucifer comenzaba a desvanecerse y ahora, la esfera comenzaba a fluir hacía la mano de Alastor, sus ojos dejaron de ser rojos a ser negros y pronto una corona negra comenzó aparecer sobre su cabeza, luciendo con gemas rojas, flores oscuras y soltando destellos.

El cuerpo del ciervo comenzaba arder al recibir el poder, comenzando a jadear bajo su mano sujetándose de los lados del asiento unas cadenas aparecieron encadenando a Alastor contra el asiento, una medida que se tomaba si el nuevo heredero no soportaba el poder y enloquecía las cadenas de inmediato drenarían todo el poder del sucesor hasta matarlo, evitando así que fuera un peligro, pero si podía asimilar todo y adaptarse al poder entregado las cadenas lo soltarían si haber drenado ninguna gota del poder del nuevo soberano. 

Pasaron los minutos, Lucifer ya se había adaptado al cambio que tuvo en su cuerpo, se sentía igual que antes, solo que ligeramente menos poderoso, no recordaba mucho esa sensación por lo que se le hacía un tanto raro, ahora se mantenía viendo fijamente al ciervo, sus astas como hacía unos días que habían cambiado, ahora con la corona que poseía le recordaba a Jesús, cuando lo crucificaron y llevaba una corona de espinas. Alastor se mantenía con la mirada fija al suelo, resoplando con fuerza, era demasiado poder en su cuerpo y tanta de golpe, pero luchaba contra ella internamente, como si de demonios se tratasen y miles de voces escuchándose, susurrándole que mate a todo aquél que estuviera enfrente de él.

Después de treinta minutos pronto Alastor comenzaba a respirar mas tranquilo, sus ojos poco a poco cambiaron dejando ver sus pupilas de nuevo, su cuerpo relajándose dejando de estar tenso mientras echaba su cabeza hacía atrás y soltando un suspiro, dio a entender que seguía vivo y aunque aun su cuerpo asimilaba el poder, logro sobreponerse ante ello, sintiendo como las cadenas poco a poco comenzaban aflojarse y moverse liberándolo pero sin querer levantarse aún, su cuerpo le dolía.

— Maldito desgraciado — Exclamo Lucifer soltando una carcajada haciendo voltear a Alastor quien se notaba un poco cansado — Si que estas hecho para gobernar y hacerte con todo el poder que hay — Río divertido al ver como realmente su poder había aceptado al ciervo, otra de las razones del por que no había elegido algún otro Rey o sujeto para gobernar, es por el mismo hecho de que podrían acabar muertos todos con solo intentarlo y siendo esta misma por que no dejo a Charlie hacerlo, no se encontraba totalmente preparada para hacer un cambio como este, aun siendo mitad ángel aun era lo suficientemente débil como poder morir en el intento, el ciervo era mentalmente más fuerte y su cuerpo podía adaptarse mejor aunque fuera inferior a Charlie — ¿Cómo estás Alastor? ¿Te sienta bien el poder? — Pregunto de manera burlona.

— Siendo sincero su majestad, adolorido, pero creo que aun pudo luchar contra usted — Dijo divertido, ahora podía realmente desafiar a Lucifer, pero no lo haría, seguía siendo su señor aunque él portara la corona ahora, aun seguía respetándolo. 

— Tal vez en un futuro lleguemos a enfrentarnos, sin que ni uno muera en el proceso, me eres muy útil Alastor — Dijo Lucifer levantándose (estaba sentado en el suelo) y acercándose al ciervo dándole una mano para ayudarlo — Hay que irnos, mi hija y mi esposa esperan, además que seguramente querrías aprovechar de tu poder e ir hablar con tu pareja —

— Así es su majestad, entonces andando — Hablo el ciervo aceptando la ayuda y comenzando a caminar los dos en dirección a la salida. 

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