Brillante.

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—¿Rosé?—Cuestiona Oliver incrédulo cuando entra al búnker.

No me preocupo por verlo o responder, solo puedo mirar a Aidan que descansa de manera incómoda, está atado de manos y pies por cadenas pesadas y su cabeza cae, miro la cube de agua y las demás cosas pensando en que usar primero.

Tomo la cubeta de agua helada y la aviento hacia el. Despierta alterado y buscando aire.

—¿Qué crees que haces?—pregunta Oliver enfadado.

Giro para verlo y me encuentro con todo el equipo.

—Pero, ¿qué hace ella aquí?—Felicity me mira sorprendida.

—¿De qué me perdí?—dice John.

—El hecho de que sepas de esto no te da derecho a usar mi—Resalta el "mi"—bunker para hacer tus cosas—me suejta del brazo fuertemente.

—Este búnker es tan tuyo como mío—gruño y me suelto de su agarre.

—No entiendo nada—susurra Curtis.

—Dejalo ir Rosé—ordena Oliver.

—Si no me ayudarás a clavare flechas en todo el cuerpo, mejor no me estorbes—bufo.

—Salgan de aquí—Oliver mira los demás y estos les hacen caso.

—Nada de lo que me digas hará cambiar mi opinión—advierto.

—No se quien eres, te conozco de hace semas y ahora llegas aquí y piensas que te ayudaré a torturar a un chico—dice obvio.

—No quiero tu ayuda—aclaro.

Miro el lugar y sonrió al encontrar una flecha, la suejto entre mis manos y me acerco a Aidan quién chilla cuál niño pequeño.

—No me hagas daño por favor—suplica, su miedo me hace sentir bien.

—Eso mismo haré—me burló pasando la flecha por su mejilla provocando que sangre.

Oliver quita la flecha de mi mano y ruedo los ojos.

—¡¿Qué!?—exclamo.

—No lo hagas—pide.

—¿Por qué no lo haría?—alzo mis cejas.

—Por que te miro a los ojos y se que no son los ojos de una asesina—lo miro fijamente y por un momento me pierdo en sus ojos.

—No, ¿Qué miras en ellos?—ataco.

—Solo miro ojos brillantes—cierro mis ojos y trato de no gritar de frustración.

—Tu no sabes nada de mi.

—Tienes razón no se nada de ti pero por una extraña razón siento que lo hago...

—Deberías hacerle caso—miro a Aidan y sin pensarlo estampó mi puño en su rostro.

—No cambiaré de opinión, hoy será el último día de vida de esta escoria.

(...)

Los gritos de Aidan se escuchaban por todo el búnker.

Odiaba los gritos, siempre había sido así pero por alguna extraña razón que realmente no era tan extraña, sus gritos me resultaban placenteros.

—Dime, ¿Te gusta más el agua fría o caliente?—pregunto llenando la cubeta de agua.

—¿Por qué haces esto?—cuestiona—¿Qué te hice?—bufo.

GOLD EYES ~Oliver Queen~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora