capítulo treinta y uno

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—Tortolitos, ayudadnos a organizar las cosas, anda —Cyno fue el encargado de romper la burbuja en la que se habían encerrado. Tighnari le dio un golpe con su codo, regañándolo con la mirada—. Perdón —el joven agachó su cabeza con sumisión.

—Lo tiene más controlado —murmuró Kaveh—. Bueno, Thamtham, vamos a ayudar.

Tighnari sacudió la manta que iban a utilizar antes de extenderla y colocarla sobre el suelo. Cyno, quien se encontraba en el lado contrario, estiró las esquinas para quitar toda arruga.

—¿Por qué es una manta de cerdos vestidos de princesas? —preguntó Kaveh, más asustado que intrigado.

—Es mi manta favorita, cállate —el rostro de Cyno se había puesto colorado. El rubio no pudo evitar reírse al verlo.

Alhaitham los ignoró deliberadamente y empezó a sacar la comida que habían guardado en la maleta. Aunque era una idea horrible juntar a dos personas con las conexiones neuronales chamuscadas, le gustaba ver a su novio feliz. Es por eso que simplemente los dejó ser.

—Qué rápido han conectado Kaveh y Cyno, ¿no crees? —Tighnari se arrimó a Alhaitham y lo ayudó a sacar todo lo que había en la mochila.

—Su inteligencia está al mismo nivel. Creo que se llevan bien porque solo ellos se entienden.

—Eso es bueno. Está bien que Kaveh empiece a juntarse con más personas —porque sabía que el rubio vivía atrapado en su propio mundo. Ni siquiera sus propios compañeros habían logrado conseguir un vínculo con él.

En aquel momento, Alhaitham y Tighnari eran las únicas personas que Kaveh quería tener cerca. Si Cyno lograba convertirse en lo mismo que ellos, sería un gran avance.

—Y tú también deberías hacerlo. Parece que le has contagiado al pobre tu apatía —añadió. Alhaitham entornó sus ojos y lo ignoró—. Oye, me da igual que ignores a otras personas, pero a mí me echas cuenta —Tighnari pellizcó su oreja y tiró de ella.

—Sé que quieres mucho a tu abuelo, pero no hace falta que lo imites —el menor se puso rojo hasta las orejas. ¿Realmente acababa de hacer eso?

—Ha sido poseído —intervino Kaveh, interrumpiendo así su “conversación” con Cyno.

—Yo a veces hago las mismas cosas que mi abuelo. Es decir, besar a hombres.

—¿Tú has besado a un tío alguna vez? —el rubio frunció el ceño.

—Cositas.

—Pero si tú solo has tenido una novia en tu vida —mencionó Tighnari.

—Ah, fue después de cortar con ella —Cyno decidió no entrar en detalles; su pasado no era algo de lo que se sintiera especialmente orgulloso. Aunque pensó que tal vez sería buena idea bromear un poco—. Mi primer beso con un hombre fue un día que estaba tan borracho que me besé con un antiguo compañero del instituto.

—¿Del instituto? Eso sí que es tener aguante —el comentario de Kaveh le sacó una carcajada a Cyno.

—Qué va. No nos teníamos ganas, pero él estaba hasta arriba de trabajo y yo estaba con los ánimos por los suelos, así que quedamos con unos amigos para pasar el rato, nos emborrachamos y la cosa se nos fue de las manos —al ver que todo estaba preparado, se sentó sobre la manta—. Siempre me arrepentiré de haberlo hecho.

—¿A quién besaste? —quiso saber Tighnari. ¿Y si tal vez lo conocía?

A Cyno se le descompuso la cara.

—A Aether —Tighnari intentó no reírse, pero al final se le acabó escapando—. Es una vergüenza admitir que es el primer hombre al que besé. Pero en mi defensa, estaba muy borracho.

El verde de mi primavera ♡ CynonariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora