XLI

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Ojalá pudiera escribir pensamientos de forma pura, sin palabras que los distorsionen.

Hace ya unas semanas que estoy como ausente, llevo dentro una marabunta de emociones que actúan como una especie de "ruido blanco", de tal forma que es imposible ver desde fuera qué hay dentro. He ido quitando hilos e hilos, pero esta labor está lejos de terminar. Si bien es cierto que como parte de las consecuencias termino decaído, es una labor que también sosiega el alma y reposa la mente, deja a uno mismo en un estado meditabundo y sosegado.
Después de mucho tiempo, estoy volviendo a conectar con esa parte reflexiva y profunda de mi, esa que se dedica a mirar el cielo por las noches porque no puede dormir, y que de paso aprovecha para quitar astillas de aquello que rodea mi vida. Pareciera que para volver a sentirme yo mismo tendría que abstenerme de estar en una relación, porque si algo he sentido es que el amor me nubla la vista, me ciega, crea una especie de pared entre el perfil superficial y el interno, siendo invisible para mi percepción.

Es curioso que, a pesar de que debería sentirme aliviado por retomar contacto, ahora estoy preocupado por volver a caer en las redes del amor, sobre todo teniendo en cuenta mi prestigio por quedar embaucado por la primera persona que pasa. Si me enamoro, ¿me perderé otra vez?
¿He desarrollado un miedo por que me guste alguien?
Siempre he pensado que tengo facilidad para que me guste alguien, pero realmente, reflexionándolo, a primera instancia no me gusta, porque no conozco a esa persona. Solamente quedo absorto en escenarios idealizados que, para qué mentir, son bastante agradables por lo que suponen: un momento de intimidad para dos personas, un espacio en el que estar tranquilamente sin que nadie más lo pueda interrumpir. Sin embargo, a la hora de imaginarme estando con la otra persona en un perfil más romántico, no me convence, no es lo que quiero. Lo único que realmente quiero es desenvolver poco a poco a la otra persona, empaparme de su esencia y sentir que puedo dejarme caer en sus brazos momentáneamente. ¿Pero esto es estar enamorado? Lo dudo, lo único que veo en estos anhelos es un deseo por descubrir si la otra persona está a la altura de la espectativa idealizada, es decir, si es tan interesante o afín como se le imagina.
Aún así, sigue siendo una actitud un tanto dependiente, pues esa tarea de ir descubriendo al ajeno puede volverse más necesidad que capricho.

Todo esto me hace pensar que debería desconectar de la gente, del contacto social, esa droga que se hace apetecible pero que a estas alturas me resulta un problema: la atención.
Cuando me apego a alguien es porque me ofrece aquello esto mismo, aquello de lo que tengo carencias. Podría ser que la solución sea abstenerse de recibirla, cortar comunicación y dejar descansar la mente de esa tentadora sustancia, aunque no podría afirmar que funcionara. Me pregunto si valdría la pena intentarlo, no suena tan mal estar un tiempo sin hablar con nadie, solo comunicarse para lo esencial. Dedicarse a uno mismo, despojar a la mente de malas hierbas...

De momento, hasta que tenga la oportunidad de llevar a cabo ese plan, y de plantearme si quera llevarlo a cabo, creo que me quedaré un rato por aquí, con estos escenarios que me llenan la cabeza de pájaros, viendo hasta donde me llevan estas reflexiones, y esperando paciente a que sea el momento de empezar a rehabilitarme para superar esta dependencia que tanto me condiciona a estar mal.

Ojalá fuera fácil.




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