Esposo VILLANO la que te obsesiona está allá

𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 26

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"La recompensa."

"Pensé que recordarías... ya veo".

Aunque parecía tranquila, sus labios temblaban un poco como si estuviera asustada. Podía sentir los labios de Raniero tocando mi cabello.

"Sí."

Raniero tenía el poder de captar la atención de la gente sin decir mucho. Mis nervios, que no lo mantenían a la vista, estaban todos concentrados en él.

"Como prometí, nombraré a Sylvia Jacques como la doncella del Palacio de la Emperatriz".

Esas palabras continuaron tan clara y casualmente. Ante eso, los aristócratas no tuvieron tiempo de sorprenderse por el trato que le dieron, y Sylvia se puso de pie con calma.

“Estoy conmovido hasta las lágrimas por la gratitud”.

Arrodillándose e inclinándose una vez ante Raniero, salió del salón del banquete a través de la multitud que la miraba con asombro.

La mayoría de los nobles estaban asombrados por el hecho de que la hija de un pecador fuera tan fácilmente nombrada para el alto cargo de sierva de la Emperatriz.

Una confusión incomprensible se extendió entre ellos.

Raniero miró el caos con placer.

'Silvia...'

Al mismo tiempo, fijé mi mirada en su espalda.

'Ella es realmente inteligente.'

Podría haber recibido el puesto tranquilamente después de que terminara el banquete. Sin embargo, debe haber una razón por la que abandonó su asiento, como si la tarea hubiera terminado después de que entró en el salón del banquete y pidió la cita de Raniero, y él confirmó su posición.

Primero, transmitir a la multitud de personas reunidas aquí que ella ahora era miembro de la Emperatriz, así que no seas imprudente.

Segundo, entretener a Raniero avergonzando indecorosamente a los nobles.

Me golpeó la admiración.

Le habría ido muy bien si se convirtiera en Emperatriz.
De haber sido así, Angélica podría haber pasado sus días cómodamente en el Reino de Unro, y no habría sobrevivido así a su día a día.

Fue solo por un momento que miré débilmente la espalda de Sylvia.

Pronto, las personas que recobraron el sentido comenzaron a recordar el propósito deseado por el que acudieron a mí. Cuando me encontré con sus ojos, me sorprendió ver que sus ojos todavía tenían un color extrañamente dulce.

'Oh…'

Posiblemente, ¿es porque el país estaba protegido por el dios de la guerra, Atilla...? Cada vez que hacemos contacto visual, me doy cuenta de que todas estas personas tienen más o menos locura.

Realmente no lo siento cuando estas personas están tratando de politizar porque son lo mismo.

Me reí torpemente.

“Estoy muy agradecido de que todos ustedes me hayan recibido con tanta amabilidad”.

Era un poco agobiante tener docenas de pares de ojos mirándome a la vez.

Inhalando, hice una pausa antes de exhalar con determinación.

"... Me turnaré para saludar a cada persona individualmente".