kavetham ♡ treinta

Comenzar desde el principio
                                    

—¿Qué necesitáis?

—Te he hablado antes sobre la situación de Kaveh, ¿verdad? —Diluc asintió—. Necesito saber si conoces a alguien que pueda aceptarlo en su casa por poco dinero.

—¿Qué? —el rubio negó con su cabeza—. ¡No, no! ¡No me hace falta!

—Sí, te hace mucha falta, Kaveh. Y si no piensas aceptarlo, pienso arrastrarte yo mismo hasta mi casa y obligarte a vivir conmigo. Pero no pienso dejarte con ese hombre ni un solo minuto más —Zhongli cruzó los brazos por encima de su pecho. El pelirrojo lo contempló en silencio antes de extender su mano para alcanzar el hombro de su pareja.

—Creo conocer a alguien. Pero es muy arisco.

—¿Más que tú? —Diluc rodó los ojos. Su novio se disculpó con tal sonrisa que el pelirrojo no pudo culparlo.

—Mucho más. Es arisco... Y a su manera —el hombre miró a Kaveh—. Si puedo conseguir convencerlo, te avisaré. Aguanta mientras tanto —el rubio asintió.

“Aguanta”, dijo. Y claro, él aguantó. Pero su pareja no.

—¿Qué cosas estás diciendo? ¿Seguro que no te encuentras mal? Estás muy borracho, deberías descansar —el rubio intentó ocultar su miedo. Sujetó su brazo e intentó conducirlo hacia su habitación. No podía creerlo. Esto debía ser un chiste de mal gusto.

—¡Te he dicho que te vayas de mi puta casa! Cada día contigo es un puto infierno. No sé cómo he aguantado estos años. No quiero verte nunca más, puto maricón de mierda —el hombre lo alejó de un empujón. Kaveh se alejó de golpe, dejando ambas manos suspendidas en el aire, incapaz de comprender la situación.

—¿“Maricón de mierda”...? —repitió. Aquellas palabras fueron como una quemadura en el corazón.

—Es lo que eres. Un pobre maricón que se creía amado —escupió—. Solo te utilicé para follarte y quitarte tu dinero. Porque no eres más que un rubio imbécil que se cree todo lo que cualquier hombre le dice.

Aquella fue, probablemente, la primera vez después de años que Kaveh acabó envuelto en una pelea grave. Su mente estableció un límite que su cuerpo fue incapaz de reconocer y lo golpeó hasta que sus puños se sintieron satisfechos.

Tal vez debió haberse controlado. Tal vez no fue la forma correcta de actuar.

Pero Kaveh estaba agotado.

—Desearía no haberlo conocido nunca —murmuraba mientras caminaba, sin saber hacia dónde se dirigía. Afortunadamente, le había dado tiempo a llevarse sus cosas antes de que el hombre le causara más problemas—. Y ahora, ¿qué coño hago? Mi móvil no tiene batería —el rubio dejó escapar un suspiro. Era demasiado tarde y Zhongli vivía lejos. Además, estaba tan cansado que probablemente no aguantaría hasta llegar allí.

Dio vueltas a lo largo de la ciudad, sin rumbo alguno. Le dolía la cabeza. No podía dejar de arrepentirse de todas las decisiones que había tomado desde que tenía diecisiete años. Incluso llegó a pensar que debió haberse quedado en su país hasta ser lo suficientemente maduro como para marcharse él solo.

¿Cómo pudo ser tan imbécil? ¿Cómo pudo confiar en ese hombre?

—Oye, tú... ¿Eres Kaveh? —como sus piernas le dolían, el rubio había cedido y ahora se encontraba sentado en el banco de un parque.

—Sí. ¿Y tú quién eres? ¿De qué me conoces? —al alzar su mirada, se encontró con un adolescente. Era un joven lindo, aunque con un aspecto bastante descuidado.

—Soy Tighnari, el mejor amigo de Alhaitham. Diluc contactó con él para preguntarle si podías quedarte a vivir con él —Kaveh asintió con su cabeza, confundido—. ¿Qué haces aquí?

El verde de mi primavera ♡ CynonariDonde viven las historias. Descúbrelo ahora