capítulo veintinueve

Start from the beginning
                                    

—No me esperaba esto de ti, Cyno. Espero que no te vuelvas adicto a esas magdalenas —la joven tomó asiento en su cama y tomó un peluche que había comprado un par de días antes—. ¿Y esa cara de felicidad?

—Tighnari... —balbuceó, incapaz de decir algo más. Tal era su emoción que en sus ojos parecía habitar el propio sol.

—¿Tighnari...? —Nilou lo invitó a seguir hablando. Como había pasado todo el día fuera, sentía curiosidad por lo que había sucedido durante su ausencia.

—Ven aquí, no quiero hablar muy alto —Cyno dio un par de golpes en su cama. La pelirroja se puso de pie y caminó hacia la cama de su amigo, tomando asiento a su lado.

—Escupe toda la información.

—A ver, tampoco ha sido la gran cosa... Pero ha estado cuidándome todo el tiempo que he estado tocado e incluso me ha dejado acostarme en su... —Cyno apretó el puente de su nariz—. ¿Cómo se llamaba?

—¿En sus piernas?

—No.

—¿Regazo? —Cyno asintió unas cuantas de veces antes de seguir hablando.

—Y durante la cena no se ha separado de mí para nada. En un momento hasta me ha recordado a ti. Siempre solías recoger mi cabello cuando sabías que me molestaba.

—¿Por eso estás tan emocionado?

—Sí. ¿Acaso es raro? —ella negó con su cabeza.

—En absoluto. Solo era curiosidad —Nilou tomó la mano de Cyno y le acarició el dorso con el dedo pulgar—. Me alegra verte tan feliz.

Cyno la contempló en silencio antes de hablar.

—Nilou, ¿puedo abrazarte?

—¿Por qué?

—Simplemente quiero abrazarte.

Nilou abrió sus brazos, permitiendo que Cyno la abrazase. Entonces se dejó caer sobre su espalda, acariciando un poco por encima de la tela de su camiseta antes de hablar.

—A veces me arrepiento de haber salido contigo —confesó ella—. Te amaba, pero en el fondo sentía que tú no me querías de la misma forma. Intenté mentirme, convencerme de que solo era una idea mía. Pero al final, tú mismo lo descubriste —la pelirroja subió sus brazos hasta apoyarlos sobre los hombros de Cyno—. Si lo hubiera aceptado en su momento, nos hubiéramos ahorrado las decepciones y las penas. Habríamos seguido siendo amigos, y la pequeña grieta que existe en nuestra relación jamás hubiera existido.

—¿Y a qué viene eso ahora? —Cyno cerró sus ojos y se dejó envolver por la calidez del cuerpo ajeno (porque después de tanto tiempo, el aire acondicionado lo había dejado completamente helado)—. Nilou, no necesito disculpas ni confesiones. Yo también tuve culpa.

—Pero estabas confundido.

—No es una excusa para dejarme libre de toda culpa. Ambos cometimos errores, pero ¿sabes? Al menos fui feliz. Tú me hiciste feliz —Cyno acarició la espalda ajena—. Puede que nuestra relación fuera un error. Malgastamos nuestras primeras veces y nos volcamos en un amor que resultó ser una amistad... Pero mi felicidad fue real. Y me gusta pensar que la tuya también lo fue.

El verde de mi primavera ♡ CynonariWhere stories live. Discover now