¿A dónde se dirigía esa mujer? Estuvo a punto de golpearse a sí, mismo, por supuesto, no sabía nada de su hija. El enamorado de su sobrino se había llevado directa a su casa a Nydia y a ninguno de los dos tortolitos se le había ocurrido dar noticia de ellos a Elena. Iba en busca de su hija a una ciudad que ni conocía, en una montura terrestre y sin saber por dónde empezar en una zona que apenas dejaba atrás un grave conflicto.

Enderezó el camino hacia el itsmo, lo rastreó , hizo de ida y vuelta varios viajes. Pero no dio con Elena, bajó la mononave al suelo, y se bajó de ella. Estaba en la salida del itsmo. Elena debió de ocultarse o salir antes de su llegada. Solo quedaba una cosa, buscar alguien de confianza para que la retuviese.

Accrush estaba en pleno apareamiento con su compañera. Su familia respondió por él a su llamada, imposible que en tan delicado momento interrumpir. Llevaba demasiado tiempo alejado de su mundo para conservar amigos, no sabía a quién comunicar que buscase a esa mujer y que la detuviese sin hacer daño ni a ella ni a su cabalgadura. Por unos segundos dio dos o tres vueltas a su antigua mononave. Un nombre se le vino a la cabeza, Laiccetr. Era demasiado tarde, pero era cuestión de vida o muerte. No podía perder a Elena.

Tecleó en su comunicador, con un breve resumen de lo acontecido y envió el mensaje al joven consejero.

Este no tardó en responder a viva voz a través del comunicador.

––Comandante Tarigh. ¿Has perdido a una mujer rubia montada en un animal terráqueo grande?

––Tenía pocos guerreros disponibles y esas terráqueas son demasiado inteligentes e intrépidas–– se disculpó.

––Y que lo digas. Ahora mismo había recibido el aviso de que han detenido a la entrada a una hembra que dice llamarse Elena tirando de un animal que era cinco veces más grande que ella. Los guerreros pusieron nervioso a ese ser que ella montaba antes de darle el alto y un guerrero acaba de recibir una bofetada por apuntar con un arma a ese ser que protege. La estoy viendo ahora mismo. Cabello color oro, no muy alta vestida de forma extraña y con un genio bastante vivo al parecer.

––Tranquiliza a Elena, por favor, iré en seguida––dijo Tarigh soltando un respiro..

––Por supuesto. ¡Eh, vosotros, dejad de atosigar a la mujer terráquea y a su montura! Alejaos de inmediato para que el animal se relaje.

La comunicación se cortó en ese instante dejando a Tarigh en la oscuridad, solo con su vehículo en mitad del itsmo.



Nydia estaba nerviosa, tanto que ni siquiera había avisado a su madre que no llegaría a casa en... a saber. Sabía del efecto de los brazaletes, aunque ellos hubiesen tenido sexo con asiduidad durante el vuelto hasta NovaOrbe en la «Nave Rescatista». Se sintió tímida y eso que él solo la estaba mirando desde el otro lado de la mesa. Era un paso importante. ¿Deseaba unirse a ese guerrero de por vida? Cerró los ojos apretadamente.

––¿No lo deseas como yo, Nydia?––preguntó Rioeigh con preocupación en su voz.

––No lo sé, esto ha sido un vaivén de emociones desde que nos conocimos––se sinceró la muchacha––. ¿Qué es lo que ha cambiado para que ahora me propongas que  seamos compañeros?

––Las uniones suelen ser arregladas en mi planeta, por poder, ascender en el escalafón. Soy un «Sangre ancestral», el patriarca de mi familia decide siempre sobre ello.

––¿Y que dirá de esto?––inquirió preocupada la joven.

Rioeigh se encogió de hombros.

––Hace un par de días ya tuve esta conversación con él, junto a mi madre. No nos impondrá nada, ni a mi madre, que aún es joven para unirse aunque haya enviudado ni a mí. Si hubiese sido el padre de mi tío quizás, pero Tarigh... él no es un «Sangre Pura» y cree que la raza mejora introduciendo nueva sangre a la familia. Los hijos de los que quieren mantener su pureza, o no llegan a nacer o son tan imbéciles que sus mismos padres los... se deshacen de ellos y dicen que nació muerto. ¿Por qué crees que nos estamos extinguiendo y aceptaron la unión con Tarigh con Ebeireth? Temían eso mismo, hicieron creer a nuestro antiguo patriarca que le estaban haciendo un favor, pero era al revés.

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