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¿Vamos de compras?

Tu mensaje llegó justo cuando desperté.

Era sábado y las dos de la tarde. ¿Por qué despertaba ahora?

Pues anoche llegamos tarde del cumpleaños de Andrea, y bueno, yo amo dormir y si no llega a ser por tú mensaje pues hubiera seguido soñando con comida.

Nah, es mentira, no soñaba con comida. Ni siquiera estaba soñando, o eso creo.

Me levanté y fui directo al baño para tomar una ducha, luego me vestí tomé mi teléfono y bajé a... ¿desayunar? Creo que más bien a almorzar porque ya eran los dos, o sea, había pasado muuucho tiempo desde la hora del desayuno.

—Por fin despiertas, fideo —mi hermano me dió sus hermosos buenos días.

Por Dios.

¿Y ese apodo?

¿Acaso estaba tan flaca?

—¿Por qué llamas así a tú hermana? —mamá le pregunta a mi hermano con los brazos cruzados y este ríe.

—Tiene cara de fideo.

—Ahora es que me entero de que los fideos tienen cara —papá dijo burlón y mi hermano entrecerró sus ojos.

—Nunca me sigues la corriente, papá.

—Pues no, estabas ofendiendo a tú hermana.

—Es que es divertido —James sonrío inocentemente y yo rodé mis ojos.

—Te encanta hacerme enojar, pesado.

—Yo te amo, Jenna.

—Sí, claro —resoplé y mamá puso un plato con tostadas y jugo frente a mí—. ¿El desayuno?

—Pues sí, un pequeño e insoportable niño se comió tu almuerzo.

—¡James! —sentencié—. ¿Por qué te comiste mi almuerzo?

—Tenía hambre, y creí que despertarías a la seis, pero luego cuando vi el mensaje... —mi hermano no terminé de hablar porque  lo fulminé con mi mirada.

—¿Por qué entras a mi cuarto sin tocar? Invades mi privacidad, James.

—¿Qué decía el mensaje? —mamá le pregunta y papá niega divertido con su cabeza.

A mamá le encanta el chisme.

—Era de Brandon y decía: ¿Vamos de compras?

—Oh, así que saldrás con Brandon —mamá subió y bajó ambas cejas.

—Pues sí —asentí.

—Que bien —papá sonrió de lado.

Ok... ellos piensan que entre tú y yo había algo.

Terminé de desayunar y luego me llegó otro mensaje que decía que me ibas a esperar en la tienda.

Salí de casa y como la tienda no quedaba tan lejos decidí ir caminando. Justo cuando estuve frente a la tienda algo llegó a mi mente. Algo que haría que yo muriera de vergüenza al verte: nuestro beso. Nos besamos anoche, por Dios.

Pensé en volver y enviarte un mensaje de que no podría ir pero justo saliste de la tienda y besaste mi mejilla.

—Tardaste —me dijiste y yo algo nerviosa asentí.

—Estaba durmiendo, así que desayuné y vine caminando hasta aquí.

—¿Desayunaste ahora?

—Sí, mi hermano se había comido mi almuerzo.

¿Recuerdas?✔Where stories live. Discover now