capítulo veintiocho

Start from the beginning
                                    

—Comprendo —Alhaitham no parecía especialmente satisfecho con la respuesta recibida. Tighnari frunció el ceño y volvió a hablar.

—¿Qué te esperabas? ¿Que dijera que sí? Ya sabes lo que pasó la última vez que me confié tanto —ambos caminaron lentamente por encima de la hierba, sin rumbo alguno.

—Eso es lo que quiero que comprendas. Porque esta misma actitud era la que tenías antes de empezar a salir con Dottore. Y mira cómo acabó todo.

—Pero esta vez no estoy enamorado. No me gusta Cyno —aseguró. Su mejor amigo dejó escapar un suspiro y apoyó la mano sobre su hombro.

—De todas formas, ten cuidado. No quiero que lo vuelvas a pasar mal —Tighnari asintió lentamente y se alejó de él.

—Como sea, volvamos con Kaveh y con Cyno. Hemos dejado a los pobres solos.

Al volver al lugar en el que se encontraban anteriormente, vieron a ambos charlando con naturalidad y riéndose a carcajadas. Parecían haber conectado bastante bien.

—Fuera coña, esa magdalena sabía muy rara. ¿Quién te las dio?

—Una compañera del trabajo. Me dijo que últimamente me veía muy decaído y quería hacerme un regalito para alegrarme un poco —es cierto que no era una compañera especialmente normal, pero tampoco iba a rechazarla por eso. Sí es cierto que había dudado un poco, pero al final había terminado aceptando su regalo porque no parecía albergar malas intenciones (además, se llevaban realmente bien).

—Pues probablemente tengan un ingrediente especial, quién sabe —bromeó  Cyno. El rubio cruzó ambos brazos sobre su pecho, cuando, por el rabillo del ojo, vio a su novio regresando junto a su mejor amigo.

—¿Ya habéis terminado con los secretitos?

—Luego te contaré —respondió Alhaitham mientras tomaba asiento a su lado. Kaveh aprovechó la situación para arrimarse a él y acariciar su pierna bajo la mesa.

—Eh... —la expresión de Cyno cambió por completo, mostrando su incomodidad. Tighnari rio y apoyó una mano sobre su hombro.

—No les eches cuenta. Son así siempre.

—Por cierto, Tighnari —Kaveh llamó su atención.

—¿Sí?

—¿Dónde está tu hermana?

—¡Ah, eso! Mi padre ha salido con Nilou y con ella. Querían repetir nuestra visita a un templo que hay por aquí cerca —respondió con tranquilidad. Cyno se quedó mirándolo en silencio, sin ser consciente de lo descarado que estaba siendo.

Y sin notar las indiscretas miradas que los mejores amigos de Tighnari le lanzaron a lo largo de toda la conversación.


—Tengo hambreeeee —Kaveh y Cyno habían pasado quejándose tanto tiempo que, al final, Alhaitham había tenido que ponerse a cocinar.

Un par de horas tras la llegada de Alhaitham y Kaveh, la situación comenzó a torcerse lentamente. El rubio y Cyno adoptaron, de la nada, una actitud un tanto extraña.

Ahora que la situación se había calmado, Tighnari se preguntaba cómo había sido capaz de sobrevivir entre tantos chistes malos (casi vomitivos) y risas descontroladas sin desmayarse.

—Haitham está cocinando. Espérate un poco, Cyno —Tighnari acarició la cabeza de la persona que se había recostado sobre su regazo—. ¿Te encuentras más tranquilo?

—¿Cómo quieres que esté tranquilo contigo tan cerca? —Cyno alzó su mano y rozó la mejilla del estudiante de bioquímica—. Tengo hasta el estómago alterado. Me va a dar una diarrea horrible de los nervios que tengo.

El verde de mi primavera ♡ CynonariWhere stories live. Discover now