Soreigh, a la vez que Sheena repasaba cada cierre para la comodidad y seguridad de Lucía y su bebé, hablaba sin parar en susurros.

--Recuerda los movimientos que te enseñé los esenciales que se suelen hacer con la doble lanza. Mira como la de Ebeiretj es más larga que la mía al menos cuatro dedos. Ten cuidado con eso, te querrá mantener a distancia y lanzar cuchilladas a tus zonas desprotegidas. Hubiera preferido que te pusieras un casco como los guerreros de batalla.

--También soy más baja y por lo tanto más ligera, Soreigh, a pesar de mi...--no se atrevió a pronunciar la palabra «embarazo», no fuese a llegar a oídos de su oponente y su principal objetivo cambiara a su vientre.

--Sí, sí, te entiendo, pero por las marcas si recibes heridas no te preocupes, tengo nanomec de batalla preparado, y no dañará al bebé, lo he preparado en especial durante esta noche.

Lucía la miró sorprendida.

--¿No has descansado esta noche? ¿Por mí?--preguntó emocionada la alcaldesa.

--Por ti y por tus ...--Soreigh levantó dos dedos, emulando la señal de victoria terráquea.

Los ojos de Lucía se abrieron aún más.

--Por favor, no me digas eso...--casi estuvo a punto de derramar lágrimas.

--Ahora tienes más razones por las que luchar y vencer. Si lo haces apelaré a la ley de que no se puede ajusticiar a una hembra embarazada, aunque no tengas compañero, estoy segura de que cualquiera de esos guerreros que estuvieron en el arca y vinieron hasta aquí, no dudaría en ofrecerte su brazalete para salvar tu vida en el acto. No permitas que ella te dañe, si tienes que matarla o mal herirla. hazlo. No tengas piedad, ellos no la tendrían contigo.



Dannielle corría por la plazoleta preguntando a unos y a otros si habían visto a su guerrero, nadie sabía nada, era demasiado temprano cuando la nave partió, y ella se había quedado dormida, el embarazo le daba demasiado sueño. Sintiendo ese pesar en su pecho, agotada de buscar por todos sitios tras despertar y ver su cama vacía, se dirigió al pequeño hospital. Antes de entrar vio como se acercaba a paso cansado Laura, traía los bajos de su largo vestido manchados de barro y hierba.

Danni se asustó cuando al llegar bajo un arbol se apoyó en él con el costado, como si estuviese agotada, caminó hacia ella.

--¡Laura! ¿Qué ocurre?--preguntó la joven Danielle, por suerte Maddekj era más práctico, la dejaba vestir como quisiera, y ahora usaba unos pantalones holgados que una de las mujeres del arca le enseñó como hacerlos y una enorme camisa.

--Mi hermana, ¿sabes dónde está?

--No, no la he visto, yo llevo buscando por todos lados a Maddekj, no le encuentro tampoco.

--Maldita sea, tardé demasiado en forzar la puerta. Ese jodido compañero mío creía que me iba a quedar quieta, tenemos que ir a NovaOrbe, mi hermana va a batirse en duelo con esa arpía y quiero estar con ella.

El asunto casi se le había olvidado a Danni.

--Ay, Lucía. ¡Se me había olvidado todo, tengo la cabeza adormilada aún!

--Nydia, Nydia sabe como manejar las agujas de batalla. Tenemos que buscarlas, en los alrededores del pueblo hay tres. Si podemos llegar hasta ellas...

--¡Pero ella sólo ha usado el simulador!

--Es lo mismo, joder. ¿Dónde puede estar ahora esa chica?

--Vengo de las cuadras, allí no la vi. No dejan salir solas a las mujeres jóvenes a los campos, solo los hombres, desde lo de Diana nos lo han prohibido .¡Y tú has venido hasta aquí sola!

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