Estás enferma

455 21 0
                                    

El sonido de tus pies en el piso mientras corrías al baño despertó a Jennie de su sueño ligero. Estaba de pie cuando te escuchó vomitar y  corrió hacia donde estabas.

Ella notó la forma en que tu camisa se apegaba a tu piel por el sudor que rodaba por tu cuerpo. Ella se arrodilló detrás de ti, tirando de tu cabello hacia atrás para que no te marearas, antes de que ella comenzara a susurrar palabras de aliento en tu oído.

––Oh, está bien, T/n. Déjalo salir, cariño. Estoy aquí––. Ella te tranquilizó, frotándo tu espalda y hombros hasta que dejaste de vomitar unos minutos más tarde. Tiraste de la cadena del el inodoro con tus manos temblorosas y luego colocaste la cabeza sobre tu antebrazo para recuperar el aliento.

––Déjame conseguirte un poco de agua––. Susurró Jennie y se levantó para agarrarte un poco de agua. Ella sostuvo la taza para ti mientras tomabas algunos tragos. Inclinaste tu cabeza sobre su hombro, sintiéndote bien con ella allí para abrazarte.

––¿Todavía te sientes enferma?

Te encogiste con hombros. ––Solo un poco.

Jennie asintió y dejó que su mano se moviera alrededor de tu espalda en círculos lentos y suaves. Se apartó para poder poner su mano sobre tu frente.

––Definitivamente tienes fiebre. Vamos, bebé. Vamos a llevarte a la cama.

Ella te ayudó a pararte y caminar hasta el fregadero. Con ella allí para sostenerte, pudiste cepillarte los dientes y enjuagarte la boca. Ella te ayudó a caminar de regreso a la cama y rápidamente te consiguió una camisa nueva para que te cambiaras.

Tus ojos se sentían tan pesados por el agotamiento que sentiste que ni siquiera tenías la fuerza para evitar que se cierren. Mientras comenzaste a quedarte dormida, Jennie movió el bote de basura vacío más cerca de tu lado de la cama y te consiguió un poco de agua fría.

También colocó un paño fresco sobre su frente, haciéndote tararear un cansado "gracias".

Jennie se subió a la cama a tu lado y envolvió un brazo alrededor de ti libremente. ––De nada, cariño. ¿Cómo te sientes? ¿Enferma?

––Un poco. Pero me duele el estómago más que nada.

Jennie deslizó su mano debajo de tu camisa y comenzó a frotar tu estómago. Ella mantuvo su toque ligero y suave, por lo que solo sentirías alivio.

––¿Se siente bien?––. Se preguntó a lo  qué rompiste una pequeña sonrisa.

––Sí, se siente bien. Gracias.

Ella besó tu cuello suavemente. ––¿Qué más puedo hacer, T/n?

––Sigue haciendo esto. Confía en mí, ya me estás haciendo sentir mejor.

Jennie se sintió aliviada al escucharte decir eso porque odia verte tan enferma y miserable y lo que sea que pueda hacer para ayudarte, siempre está dispuesta a hacerlo en un instante.

––Me alegra escucharte decir eso, cariño. Duerme un poco. Estoy aquí para ti si me necesitas. Te prometo que te cuidaré bien hasta que te sientas mejor.

––Gracias, te amo––. Murmuraste cuando comenzaste a quedarte dormida, agradecida de que no estuvieras sola en un momento como este.

––Yo también te amo––. Besó tu cálida mejilla con amor. ––Mucho, T/n.

Jennie Imaginas - Libro uno Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ