Te duermes en su regazo

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Como ninguna de las dos tenía planes para el día, Jennie sugirió que se vieran algo juntas. Parecía la forma perfecta de pasar el día.

Ustedes se pusieron cómodas; ella se recostó en el sofá con las piernas estiradas mientras tú te recostabas con la cabeza en su regazo. Las cubrió a ambas con la manta, haciéndolas sentir aún más cálidas de lo que ya se sentían con sus brazos alrededor la otra.

De vez en cuando, ella volvía tu mejilla para inclinarse y robarte un beso o dos y pasaba sus dedos por tu cabello. Solo pretendía ser una muestra de afecto, pero después de la larga semana que habías tenido, era lo perfecto para adormecerte.

Suspiraste y cerraste los ojos. Sentiste sus labios rozar los tuyos de nuevo y cansadamente le devolviste el beso, luego los sentiste arrastrarse hasta tu frente.

––Vas a hacer que me duerma––. Murmuraste, solo volviéndote más y más relajada mientras ella continuaba jugando con tu cabello.

––Está bien. Si te duermes, te duermes. Estoy de acuerdo con eso. Todavía nos queda mucho tiempo en el día––. Te acercaste y tomaste una de sus manos. Mantuviste los ojos cerrados pero le diste unos besos en la mano y los dedos. Sentiste sus dedos envolver tu mano antes de que ella los entrelazara con los tuyos.

––¿Estas segura?

––Positivo, cariño––. Ella susurró suavemente. Sabía que estabas cansada y, sinceramente, ella sentía lo mismo. Continuó jugando con tu cabello y moviendo su pulgar sobre tus nudillos hasta que supo que te habías quedado dormida.

Se tomó un momento para admirarte antes de recostarse contra el almohadón detrás de ella.

––Te amo, T/n––. Dijo, volviendo su atención a la televisión hasta que se quedó dormida solo unos minutos después con una pequeña sonrisa en su rostro.

Jennie Imaginas - Libro uno Where stories live. Discover now