Quieres su atención

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Jennie tarareó para sí misma, murmurando con las letras que estaba leyendo.

Ella tiene mucho en su plato. A pesar de que tiene unos días libres, todavía tiene cosas importantes que hacer. Sabes que está ocupada y nunca querrías interponerte en el camino, pero no te sientes de lo mejor hoy y todo lo que realmente quieres es su atención.

––¿Jennie?––. Tiraste la manga de su suéter. Hizo un pequeño ruido, señalando que te escuchó, pero no cambió su enfoque de la música. ––¿Ya casi terminas?

––No. Todavía me quedan bastante cosas por hacer––. Ella dijo y sentiste que tu corazón cayó un poco.

––¿Puedes tomar un descanso entonces?––. Te quejaste, haciendo que tu novia se riera. Ella bajó su bolígrafo y finalmente giró la cabeza.

Ella sabe que realmente no te sientes muy bien hoy, pero todavía le pareció dulce que todo lo que realmente parecías querer es ella.

Podía ver el sudor formándose en tu piel. Ella acarició tu mejilla. ––¿Hay algo que necesitas?

Tiraste la cabeza hacia atrás con un gemido. ––Sí. Quiero tu atención. Quiero que me abrazes y pases un tiempo conmigo. No me siento bien y todo lo que quiero eres tú.

La sonrisa divertida de Jennie cayó. Podía ver la incomodidad en tus ojos y asintió. ––Está bien. Déjame terminar esto, estaré tal vez cinco minutos. Entonces soy toda tuya. ¿Suena bien?

Hiciste un puchero y te arrojaste de vuelta a la cama. ––Bien.

Jennie regresó a su trabajo. Hizo todo lo posible para no reír mientras continuabas tirando de su suéter, esperando que pudieras hacer que vuelva a caer en la cama contigo. Tuvo que pelear numerosas veces para contener la sonrisa en su rostro. Se apresuró a través de lo que tenía que hacer porque tanto como querías pasar tiempo con ella, ella también quería pasar tiempo contigo.

Ella volvió a poner la tapa en su bolígrafo y puso el cuaderno en la mesa antes de mirarte con una sonrisa. ––Ahora soy toda tuya.

Envolviste uno de tus brazos alrededor de su espalda y la tiraste a tu lado, riendo ligeramente ante el chillido que cayó de sus labios.

Se puso cómoda antes de abrir los brazos para ti. Felizmente te mudaste a ellos, suspirando contundamente cuando te envolvieron.

––¿Mejor?

––Casi.

Ella sabía qué más querías. Ella alcanzó el control remoto y lo puso en tus manos. Mientras buscabas lo que fuera que querías ver con ella, ella agarró la manta del pie de la cama. Las cubrió a amabas, pero se aseguró de que tuvieras la mayor parte, ya que estabas enferma y tenías más frío que ella.

Apoyaste la cabeza en su hombro. Podía sentir el calor de tu piel contra la de ella. Presionó el dorso de su mano contra tu frente, sintiendo que tenías fiebre.

––Realmente estás enferma, ¿no, bebé?

Asintiste débilmente.

––Está bien. Bueno, tienes mi atención ahora. Estoy aquí para ti y te conseguiré lo que sea que necesites––. Ella besó tu mejilla suavemente y movió las manos por tu cabello. "

––Bien––. Murmuraste, sintiéndote un poco mejor cuando te sostenía tan cerca.

––Te amo––. Ella susurró y luego colocó su cabeza sobre la tuya, las dos miraron la comedia de situación que encendiste hasta que te quedaste dormida un poco después. Te sentiste agradecida de haber tenido su atención ahora y que la tuvieras allí para cuidarte hasta que te sintieras mejor.

Jennie Imaginas - Libro uno Where stories live. Discover now