𝐈𝐭𝐚𝐥𝐢𝐚 𝟏𝟗𝟎𝟐

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Salí de mi cocina con una taza con "té rojo" que realmente era sangre, mientras escuchaba a Dalia practicando un nuevo idioma. Ya que se negaba a que pasara horas traduciendo libros para que ella pudiera tener mas lecturas.

- Te has equivocado en la ultima palabra - camine tranquila como siempre hasta su lado, sentándome en un sillón - De nuevo - la humana bufo y coloco sus hojas en sus piernas de golpe, mientras yo tomo un trago de mi té - ¿Que sucede?

- Es demasiado, necesito una pausa - acomodo su falda mientras me miraba tomar mi té con tranquilidad y una expresión neutral - ¿Cómo pretende que pueda entenderlo todo en tan poco tiempo? - sonrío y me termino mi taza de un trago, dejando la cerámica en un lugar alto, para que la mujer no pudiera ver los rastros.

- Srta. Dalia - me apoyo en la silla en al qeu esta sentada y agarro las hojas de apuntes, que yo misma le había hecho - ¿Cómo pretende estudiar un idioma sin insistencia? - pregunte mirándola con una pequeña sonrisa y ella se echo hacia atrás en la silla, con un pequeño sonrojo - Así es como se logra aprender varios idiomas - escuche su corazón acelerado y dejo las hojas en sus piernas de nuevo, mientras me apoyo en la mesa.

La pelinegra suspiro y agarro de nuevo las hojas, bajo mi atenta mirada. No entendía que tenía ella de todas las mujeres que yo había conocido en toda mi larga vida. Pero había algo que arrastraba todo el tiempo a mis ojos hacia todo su ser. Su voz, su mirada, su tacto, sus modales, absolutamente todo, era en ella la perfección.

- ¿Así? - pregunto la humana y yo comencé a parpadear como si fuera una humana de nuevo, también volviendo a la realidad  - ¿Ahora puedo tener un descanso? - asentí y recogí los apuntes, dejándolos sobre una mesa mientras Dalia corría al piano.

- ¿Vas a tocar alguna nueva melodía? - camine hacia ella y me senté en el mismo banco en el que estaba ella, ajuste mis guantes mientras Dalia me miraba con una pequeña sonrisa - ¿Eso es un si? - ella pareció volver a si misma, y escuche de nuevo su corazón nervioso.

- Es demasiado pronto para una nueva melodía - asiento mientras la mujer toca varias teclas  preparándose para tocar, probablemente la primera melodía que toco en mi casa, hace casi dos años - ¿Eso te disgusta? 

- No, cualquier melodía que toques sera perfecta - la mire y ella sonrío mientras seguía tocando algunas teclas de manera torpe - ¿Me dejas escucharla de nuevo? - Dalia asintió y comenzó a tocar.

Cerré los ojos e intente olvidar que llevaba demasiados años en este pueblo, y debería comenzar a preparar o buscar un nuevo lugar. Pero la mujer que estaba tocando la melodía a mi lado me impedía irme de aqui, y deseaba que si yo me fuera ella viniera conmigo.

- Aeris - abrí los ojos y la mire curiosa, con una sonrisa. Últimamente no podia parar de sonreírle, es como si me las robara - ¿Se encuentra bien? - asentí e intente respirar como un humano, para no llamar tanto su atencion - Se veía algo triste.

- No te preocupes, Dalia - aparto un mechón de su pelo, mirándola embelesada. Sin preocuparme de si la estaba asustado - Solo me gusta mucho tu canción - seguí acariciando su pelo y ella me miro a los ojos, como si estuviera perdida.

- ¿Te gusto tanto? 

- Demasiado - digo mientras seguía acariciando su pelo, sin replantearme de que manera había entonado su pregunta - ¿Puedes seguir tocando? - Dalia asintió y yo retire mi mano de su pelo, mirándola mientras comienza a tocar el piano de nuevo.

- Otra vez - susurre y Dalia me miro sorprendida mientras yo suelto una risa tranquila por su expresión facial, mirándola mientras apoyaba mi codo en la madera del piano - Es que es muy buena - la pelinegra se echo hacia atrás, mientras se acarici...

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- Otra vez - susurre y Dalia me miro sorprendida mientras yo suelto una risa tranquila por su expresión facial, mirándola mientras apoyaba mi codo en la madera del piano - Es que es muy buena - la pelinegra se echo hacia atrás, mientras se acariciaba las manos.

- Me duelen las manos.

- Solo una vez mas - susurré y Dalia devolvió su mano a las teclas, tocando de nuevo la melodía solo para satisfacer mis caprichos - ¿Solo practica en mi casa? - Dalia asintió mientras se intentaba concentrar.

La pelinegra cometió un error y solté una risilla que intente disimular con una tos muy falsa, ya que hacia años que no había experimentado tal cosa. Dalia me miro de reojo, sonrojada porque hubiera notado su fallo y alejo su mano de las teclas.

- No hubiera cometido ese fallo si no me hubieras dicho de tocar otra vez - me aguante un poco mas la risilla y luego la mire con una sonrisa - Aeris, eres de lo peor - deje libre mi risa de nuevo, sin poder contenerla mas - ¡Deje de reirse!

- Perdona - agarre sus manos entre mis manos enguantas e intente contener mi risa - Es que se puso tan nerviosa - Dalia me miro completamente sonrojada mientras yo solo me reía y acariciaba sus manos - Perdóname - la mire con una amplia sonrisa, como llevaba tiempo sin hacer.

- Solo soy objeto de burlas para ti - dijo dramáticamente y alejo su manas de las mías, mientras yo intentaba atraparlas de nuevo - No volverle a tocar para ti - se cruzo de brazos y me miro avergonzada, con las orejas rojas.

- Oh, no puedes castigarme así - agarre sus manos de nuevo y las acaricie - Perdóneme, Srta. Dalia - la pelinegra me miro atenta mientras yo solo reía - Perdóname la vida, no me reiré nunca mas - mientras me inclinaba hacia delante reinadme Dalia agarro mi barbilla para que la mirara.

Nos quedamos en silencio, yo mirándola sorprendida de que se atreviera a tocarme de esa manera, ya que ella era super tímida incluso para hablar conmigo los primeros días, e incluso los primeros meses.

Dalia suelta mi barbilla rápidamente, como si se diera cuanta de la cercanía o que nuestras miradas se encontraron por mucho tiempo. Pero agarre su muñeca, antes de que pudiera alejarla mas de mi, y la acaricie mientras ella me miraba sonrojada.

Paso mi mano enguantada por su mandíbula y colocando mi mano en su mejilla la acerque a mi, poco a poco, por su la mujer se arrepentía a ultimo momento y queria alejarse de mi. Pero la pelinegra cerro los ojos y dejo que la acercara a mi, poco a poco, hasta que atrape sus labios entre los míos y ella entrelazo mi mano con la suya.

 Pero la pelinegra cerro los ojos y dejo que la acercara a mi, poco a poco, hasta que atrape sus labios entre los míos y ella entrelazo mi mano con la suya

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- 1170 palabras - 

PD: ¡Nuevo capítulo! Últimamente por la noche no duermo absolutamente nada, por lo que intentare aprovechar ha hacer mas actualizaciones en mis histerias. 
Muchas gracias por leer esta historia.

𝐑𝐞𝐬𝐢𝐬𝐭 𝐥𝐨𝐯𝐞Where stories live. Discover now