𝐔𝐧𝐚 𝐟𝐫í𝐚

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4. Leah

 Eche a correr, alejándome de toda la manada y sus gritos en mi cabeza todo lo deprisa que pudiera. El choque había sido demasiado y las emociones de mi loba ni siquiera ayudaban a que yo mantuviera en orden mis verdaderos sentimientos al respecto. 
Me des transformé y removí unas hojas, sacando una mochila de su escondite y vistiéndome todo lo rápido que podia, mientras en mi cabeza solo reinaba esa mujer de ojos rojos. Ojos de asesina. Tire frustrada la mochila al suelo y camine rápido fuera del bosque, entrando en mi casa y subiendo la escalera ignorando el llamado de mi madre.

Me encerré en mi cuarto y me senté en la cama, aunque no me hacia sentir segura del todo. Odiaba que mi cuarto, mi zona segura, se sintiera lo contrario últimamente. Me levante de la cama y me senté en el suelo, donde había una pequeña esquina acogedora.

Ahora tenia una impronta, y simplemente pensar en rechazarla por su especie hacia que mi pecho se aplastara y me doliera. No entendía porque mis ancestros estaban haciendo esto, porque la habían tomado conmigo desde el principio, cuando destinaron al hombre por el que estaba completamente enamorada a los brazos de otra mujer. Y luego condenándome a esto.

Aparte ella era mujer, y lo peor de todo esto es que eso no era lo que me molestaba, ni siquiera me lo había plateado hasta hace unos ratos. Ahora mi cabeza la invidian millones de preguntas de si mis gustos sobre este tema acaban de cambiar ahora o solo me fijaba en Sam. Estaba completamente confundida, estresada y furiosa con mis antepasados.

Yo jure destruir a todos los fríos, y ahora estaba enlazada a una.

- ¿Leah? - escuche la voz de Seth, mientras de fondo le estaba hablando nuestra madre para animarlo a conseguir entrar en mi cuarto - ¿Puedo pasar? - por su tono de voz podría comprender que el estaba ligeramente feliz por mi, cosa que no me gustaba nada.

- Si - abrió la puerta con cuidado y una sonrisa amable y la cerro a sus espaldas de nuevo, mirándome mientras se acercaba a mi - Es una santígüela Seth - digo mirándolo, esperando su reacción mientras se sienta enfrente de mi.

- Nos hemos dado cuanta de eso - me miro para analizar mi estado de animo, probablemente. Seth siempre iba con cuidado para hablar conmigo cuando estaba enfadada - Pero, es tu impronta ahora - miro hacia el suelo, apoye mi frente en mis rodillas - Y esta ayudando a Bella, no puede ser tan mala.

- Tenia los ojos rojos

- Eso no tiene nada que ver

Lo mire como si estuviera loco y bufe molesta, apoyando toda mi espalda en la pared de mi cuarto. Cruzándome de brazos mientras miraba a Seth, que también me estaba mirando esperando a que procesara todo en mi cabeza.

- Se alimenta de humanos 

- En realidad, solo de su sangre 

- Sangre humana, Seth - mi hermano baja la mirada y luego suspiro, abrazándome a mi misma mientras pienso - Ella es imponente, me intimida - Seth soltó una risilla ante la confesión de su hermana, ya que no era un secreto que era la mas bajita de toda la manada.

- Nos hablo, solo un rato - lo mire curiosa, ya que yo me había ido en cuanto sus ojos miraron a los míos - Aunque ni siquiera nos miraba cuando hablaba, se giraba hacia donde tu te habías ido - rodé los ojos y Seth sonrío, acercándose mas a mi arrastrando el culo por el suelo - Se llama Aeris.

- No me importa - negué rápido, pero luego saboree su nombre en mi cabeza, por culpa de mi loba, probablemente - Ni su nombre, ni de donde viene o como nos ayudara - me levanto ya de la esquinita, mientras siento a mi loba interior echarme la bronca - Yo hare mi trabajo y me iré, simple.

- No puedes hacer eso

- ¿Por qué no? - pregunte enfadada girándome hacia el mientras dejaba de acariciar las sabanas de mi cama - Puedo hacer lo que quiera, ahora y siempre - frunzo el ceño y Seth se levanta despacio del suelo - Ella no es nadie, ni siquiera le he hablado, ni siquiera se como es su voz - Seth me miro mientras yo me enfadaba mas - ¿¡Que me impide no acercarme a ella!? - mi hermano se quedo mirándome algo triste por mi reacción mientras yo salía de mi cuarto, bajando las escaleras de mi cuarto rápidamente.

- Leah ¿Que son esos gritos? - pregunto mi madre mientras yo pasaba por su lado y salía de la casa, mientras ella me seguía - Leah - me llamo pero yo salí corriendo hacia el bosque mientras escuchaba a mi madre entrando de nuevo en casa.

Me transformé de nuevo en mi loba blanca y salí gruñendo al interior del bosque, avanzando de nuevo hacia donde escuchaba a mi manada, sobre todo a Sam. Que era la voz que mas se escuchaba.

- ¿Quién eres tu para ordenarme nada? - escuche la voz de Aeris, y casi me caigo al suelo, por culpa de mis estúpidas patas mientras corría hacia el lugar - No eres nadie, no te creas mucho perro - los demás chico de la manda gruñeron, antes de me hiciera sitio de un empujón.

Todos se giraron hacia mi, y comenzaron a preguntar como me sentía e incluso se atrevieron a garantizarme seguridad. Que ellos mismos alejarían a la vampira. Gruñí hacia todos, aunque ni siquiera sabia porque, y sus voces se callaron.

- Vuelve con Seth - escuche en mi cabeza la voz de Sam y lo mire enfadada, no podia ordenarme tal cosa en esta situación. De fondo el chupasangre de Bella le traducía nuestra conversación a Aeris, que miro a nuestro alfa con el ceño fruncido - Nosotros arreglaremos esto.

- Cállate, Sam - toda la manda me miro sorprendida de que me dirigiera así hacia el hombre - Ella es mi impronta, este es mi tema - gruñí en su dirección mientras toda la familia Cullen estaba de espectador - No el tuyo.

- Leah - empezó a caminar hacia mi de manera amenazante, y por mucho que el fuera mas grande, gracias a su rol de alfa, levante cabeza y lo mire también amenazante - No puedes pensar con claridad ahora mismo.

- Ella sabrá si puede pensar con claridad - escuche la voz de la vampira, que desconcentro nuestra pelea mientras Edward estaba a su lado, traduciéndole todo a tiempo real - Si ella no me acepta es su problema, pero como el toques un pelo rompo el tratado y te rompo el cuello, chucho - la mire sorprendida por sus palabras mientras su mirada estaba fija en Sam, que se giro hacia ella gruñendo junto a los demás.

- Creo que estamos demasiado nerviosos - interrumpió Carlisle levantando ambas manos en el aire, en señal de paz mientras se colocaba delante de Aeris. Aunque era difícil taparla por su gran altura - Trataremos este tema mas tarde - la vampira lo miro de reojo, con sus ojos de un rojo mucho mas oscuro - Lo mejor hoy sera pensar todo en la tranquilidad - Aeris me miro y yo por alguna extraña razon no pude apartar mi mirada.

- Bien - la escuche decir y se giro hacia atrás, caminado hasta el anterior de la casa mientras yo la seguía con la mirada. Deseando poder atraparla en mi brazos, aunque esos deseos eran por culpa de mi loba. 

- 1307 palabras -

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PD: ¡Espero que os haya gustado este capítulo! Si pudierais decir si os esta gustando la historia os lo agradecería muchísimo, aunque somo siempre digo, obviamente no es obligatorio.

2/2 Maratón

𝐑𝐞𝐬𝐢𝐬𝐭 𝐥𝐨𝐯𝐞Where stories live. Discover now