Parte 8

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Cuando terminó la lección, volvió a su habitación para almorzar. El día era sorprendentemente cálido. Frodo y Sam eran los únicos en los pasadisos. Sam le informó que el príncipe se había ido con los elfos, y que Boromir, Merry y Pippin estaban practicando esgrima. Gimli estaba con ellos para ofrecerles su ayuda.

Bebiendo profundamente del agua limpia y fría de una jarra, se sentó pesadamente. En verdad, sentía demasiado calor para comer, y apenas picoteó el queso y la fruta que sobraron del desayuno.Un zumbido extraño estaba en sus oídos que no había antes. Sacudiendo la cabeza, se sintió extrañamente mareado. Tal vez se estaba enfermando con algo. Draco hizo una mueca.  Eso no sería bueno.

"¿Te encuentra bien?" Frodo le preguntó.

Draco lo miró sin comprender. El hobbit de cabello oscuro rara vez hablaba. Por lo general, andaba callado.

"Te ves un poco pálido"

Draco se llevó el dorso de la mano a la frente. "En realidad no. No me siento nada bien" frunció el ceño "Es extraño. Me sentí bien esta mañana"

"¿Estarás bien?" Sam preguntó preocupado. "¿Tal vez necesitas comer?"

Draco negó. "No, estaré bien. Me voy a acostar. Si el príncipe vuelve a buscarme para nuestra lección, ¿le pueden decir que no me siento bien?"

Los hobbits asintieron.

Draco no supo cuánto tiempo durmió. Todo lo que sabía era que le dolía la cabeza y que su sueño había sido todo menos reparador. Sueños extraños lo habían acosado. Las imágenes de Malfoy Manor, junto con murmullos desconocidos. Soñaba con tierras en llamas y horribles genocidios. A lo largo de todo había habido un volcán de fuego en una tierra oscura y muerta. Hogwarts aparecía, pero destruido completamente. Había una voz extraña, ¿o era solo un sonido? Había sonado como un canto rítmico, pero no podía estar seguro, pero lo persiguió a través de sus sueños. No importaba lo mucho que lo intentara, no podía quitárselo de encima y entró en pánico. Había una sensación repugnante de magia oscura, miro como las estrellas se juntaban arrojándolo del cielo, entonces él estaba cayendo.

Sus ojos se abrieron. Con el corazón acelerado como una máquina de vapor, sintió que no podía respirar. Cuando se levantó, vio que estaba en Lothlórien. Draco se pasó una mano por el cabello. Se frotó la cara tratando de disipar las pesadillas. Sintió que la sangre le latía en las sienes. Ahora que lo pensaba, había una cierta cualidad en este sueño que era diferente a cualquier otro que hubiera tenido. Compartía una sensación similar a ese sueño que tuvo antes de venir a este mundo, el mismo día que vino a este lugar, soñó con estrellas que se juntaban y lo botaban. Sin embargo, ese primer sueño carecía de la malevolencia que tenía esta pesadilla.

Exhalando, se frotó la nuca. Su mirada se posó en las ventanas. Una brisa fresca movió las hojas del cuarto, persiguiendo sombras oscuras sobre las paredes.

Draco sin saber por qué, salió hacia el bosque.

Se había apoyada contra un árbol cerca de un pequeño arroyo. Cerró los ojos con fuerza y ​​luego miró el cielo nocturno. 

Escuchaba una voz profunda en su cabeza. No podía entenderlo, pero era tan oscuro, frío y siniestro. Lo poco que entendía le decía que le ayudaría a llegar a casa, que conocía el camino. Pero tenía que matar a...Frodo, y tomar el anillo

De repente se rió. No era estúpido, sabía que era una trampa. Sacudiendo la cabeza, se agarró las sienes con los dedos para que sus uñas se clavaran en su piel. Quería volver, pero no traicionaría a sus compañeros. Él encontraría otra forma.

Mirando hacia el cielo, se lamentó de su terrible suerte. Si estaba en este lugar, era porque tenía un propósito. Incapaz de controlarse Draco se abrazó a sí mismo tratando de confortarse.

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