STRONGER |Harry Styles|

Capítulo #40

Me encontraba en mi habitación. Sentada en el suelo, ahogándome en mis propias lágrimas, mirando todas, y cada una de las fotos que despegué del techo. Fotos en las que me encontraba con Adam, el día de la fiesta. En algunas él me cargaba en brazos hasta, la que supuse, era su casa. En otras, me recostaba en su cama y yo estaba dormida. En otras yo sostenía una taza de té y en el resto nos encontrábamos en situaciones que prefiero no mencionar. También habían fotos en las que me encontraba con Franco, ambos estábamos muy jodidamente cerca del otro, hablando, sentados enfrente del restaurante en el que él trabajaba. Nos abrazábamos y sonreíamos como si estuviésemos enamorados. Mis muñecas me ardían y mi corazón dolía como jamás creí que dolería alguna vez. Ya habían pasado tres horas desde que Alan se había ido furioso conmigo. Jamás lo había visto llorar de esa manera y sólo pensar en ese momento me desgarraba por dentro. Quise explicarle, pero obviamente no había nada que explicar, las fotos hablaban por sí solas. Hasta yo misma pensaba que Holly era una ramera que se acostaba con cualquiera que se le cruzaba en el camino.

Estúpida Holly Stewart. Haces todo tan jodidamente mal. Pareciera que te pagaran millones y millones por cagarla. Siempre.

Me levanté del suelo resignada. Guardé las fotos en mi mochila, tomé mi celular y salí de mi habitación. Cuando bajé, Jane se dio cuenta de mi presencia y se acercó casi corriendo a mí, con lágrimas en sus ojos y los mismos rojos e hinchados de llorar.

-Holly por favor. Tenemos que...- llevé mi mirada lentamente hacia el lugar que ella me agarraba. La miré con desprecio, mucho desprecio.

-Suéltame.- me solté por mí misma y seguí con mi camino.

-¿A dónde te vas?

-¿Acaso eso te importa?

-¡Si! Me importa.

-Oh. Sería una pena no?- levanté mi ceja y salí de la casa.

Dios. Que ruda soy.

*

*

*

*

*

Me paré frente a la puerta y toqué timbre. En lo que esperaba ser atendida, miré mi reloj de muñeca y vi la hora, 8.15pm.

Levanté mi mirada cuando sentí que esta se abría. Observé su figura por encima de mí y di un paso más atrás, para no quedar tan jodidamente cerca.

-¡¿Holly?! ¿Cómo conseguiste mi dirección?

-Eso no importa, ahora. ¿Puedo pasar? Necesitamos hablar.

-¿Te ocurre algo?

-¿Que te hace pensar eso?

-Tu cara de pocos amigos.

Luché conmigo misma para no sonreír. Él sabía que me daba gracia cuando leía esa expresión en algún libro.

-No estoy para bromas, Adam.

-Bien. Pasa.- se hizo a un costado y yo me metí a la casa.

Me dirigí a la sala y saqué las fotos de mi mochila. Cuando él llegó hasta mí, se las tendí y su ceño se frunció al instante.

-Que son estas..?

-¡Eso es lo que yo quiero que me expliques! ¿Qué es esa mierda? ¡¿Por qué estaban pegadas por todo el puto techo de mi jodida habitación?!