9 | Sombras

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Creo que jamás en la vida me he sentido tan aliviado de entrar en una casa ajena, aunque el acto traiga consigo complicaciones serias para mi TOC. La señora Ri, como se identifica nuestra salvadora, es una mujer amable, cariñosa y generosa que no duda en decirnos que nos relajamos y nos pongamos cómodos.

Vive sola y no tiene hijos. Nos cuenta que enviudó hace unos años y, que, desde entonces, hace labores sociales voluntarias dirigidas a los sectores desfavorecidos de la población para sentirse útil. Su apartamento es pequeño, sin demasiadas comodidades, pero está cuidado y aparentemente limpio. Y digo "aparentemente" porque no la he visto utilizar los productos higiénicos apropiados y, como no la he visto, la idea de la contaminación me salta a la mente como un resorte. 

—Por suerte, solo tienes unos cuantos rasguños.

Trato de no dejarme llevar por la obsesión y observo cómo Su Ji, armada con el kit de primeros auxilios, se afana en limpiarle a Nam Joon la herida que se ha hecho en la rodilla mientras éste, que se ha sentado en el pequeño sofá, la mira con una cara seca que refleja evidente disgusto.

—Con un poco de limpieza y algo que lo cubra estará arreglado. —Ella abre la bolsa de gasas, con diligencia y sin prestar atención a la hosquedad—. Te voy a envolver la zona para que...

—No me hace falta. —El aludido se zafa de su contacto y se cubre la herida con el pantalón—. Gasta la venda en otra cosa o guárdala por ahí para lo que te dé la gana.

—Se te puede infectar.

—Eso no debería ser una preocupación para ti —contesta—. Déjame en paz.

Uy. Vaya actitud.

—Pero estás sangrando. —Me sorprende que Su Ji no se ofenda y saque su carácter del "yo hago lo que quiero como quiero"—. Déjame que te lo cure como debe ser, por favor.

—Te he dicho que no me hace falta.

Se retira, cabizbaja, y, con un suspiro, devuelve la venda a la caja. No sé si sea cosa de mi imaginación pero parece estar a punto de echarse a llorar. ¿Qué ocurre? Por norma general, nos lo contamos todo pero jamás me ha hablado de ese tipo. ¿Por qué? Parecen llevarse mal o, mejor dicho, él parece tenerle un serio rechazo porque Su Ji lo que muestra es docilidad. Tanta que se me figura un corderito con la cabeza agachada en espera de ser sacrificado. ¿Le pregunto al respecto? ¿No la incomodaré? Sí, claro que lo haré. Si no me lo ha mencionado, por algo será. Pero si no le digo nada, no podré brindarle apoyo ni ayuda en caso de que lo necesite.

—Peque, déjalo estar. —Las palabras de Tae leen mi temor—.  Dale tiempo. Te lo contará cuando llegue el momento adecuado.

—Ya pero me preocupa que se lo trague y lo pase mal en silencio. 

—Lo imagino —contesta—. Tu lo haces tan a menudo que no deseas que nadie pase por lo mismo.

Ha acertado de pleno. Es asombroso.

—Por cierto, ¿estás bien? —cambia de tema—. ¿Y tu hombro? Antes te di un buen empujón.

—Sí, estoy bien. Me caí sobre el lado bueno.

Y es cierto. Por raro que parezca, no me duele nada. Supongo que porque, entre lo de mi amiga y lo de los dichosos gérmenes, no me da para pensar en nada más. ¿Será Nam Joon un ex novio? ¿Alguien que le haya hecho la vida imposible en algún momento? Y, ¿cuántas bacterias habrá ahora mismo rondando por el piso? Escucho a la señora Ri balbucear a cerca de beber y descansar mientras nos prepara algo de comer para reponer fuerzas y salir airosos de lo que bautiza como "las pruebas del demonio".

Todos aceptan la bebida. Es anaranjada. Parece zumo pero no estoy seguro porque, por descontado, ni me acerco al vaso. Ni en broma me lo voy a tomar.

—Kookie, ¿no lo quieres? —Su Ji lo levanta—. Lo he limpiado.

APOCALYPSE 《TaeKook》[#PGP2024]Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt