02. I wrote this for you

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Cualquier lugar que no fuera Yokohama era bueno para mí. Cualquier lugar lejos de mis padres, de los recuerdos de Kouyou, de las calles que recorrí con él.

Cuando me preguntaran más tarde por qué salí corriendo y produciéndole a Paul un mini preinfarto, respondería que fue solo porque vi un rebaño de corderos y nunca tuve la oportunidad de mirarlos de cerca, a pesar de que los amaba cuando tenía cinco años. Lo cierto es que, hasta ahora, no tengo ni idea de por qué corrí. Pero algunas cosas simplemente no tenían sentido y era una pérdida de tiempo buscarles un motivo, ¿no?

Ahora de nuevo dentro del auto y conduciendo por calles que se veían sacadas directamente de un cuento de hadas, no hablamos. Paul se concentró en el camino, yo en mirar todo a mi alrededor. Sin embargo, mi mente vagaba por todas partes y solo podía concentrarme en cómo me sentía. Era raro. Era como si pudiera respirar con mayor facilidad, pero, al mismo tiempo, tenía miedo de hacerlo.

El cielo sobre nuestras cabezas era demasiado claro y limpio, se veía irreal. Más bien, todo ese último año se sintió como un sueño, o tal vez como una pesadilla.

Dos semanas atrás, mientras aún estaba en Yokohama, una semana después de haber recibido mis resultados en el examen nacional para ingresar a la universidad, Paul apareció frente a mi puerta.

Esa tarde, mis padres no estaban en casa. No había discusiones, ni gritos o peleas. No tenía que interponerme entre ellos cuando ya no soportaba más escuchar los sollozos de mamá, aunque el nivel de violencia había disminuido en los últimos meses. Creo que les gustaba que estuviera tan tranquilo. Creo que les hacía feliz verme tan vacío.

Desde que él se había marchado de mi vida, mamá era mucho más feliz, ya no tenía que fingir no saber qué sucedía en mi habitación cuando estábamos juntos, y podía pensar que todo ello no fue más que una etapa de mi parte o imaginación suya.

Desde que me cansé de intentar que me escucharan, mi padre me "apreciaba" más, o sea, no me golpeaba tanto. A veces se enfadaba por cualquier estúpido motivo y a pesar de que yo ya no era un motivo de estrés para él, seguía siendo su segundo saco de boxeo favorito; el primero era mamá. Y ambos, como idiotas que no sabían qué hacer, nos quedamos alrededor.

Supongo que las cadenas imaginarias siempre serían más fuertes que las reales, por eso seguíamos viviendo en esa casa. Por eso seguía extrañando a dos personas que soltaron el otro extremo y se alejaron antes de que me diera cuenta y pudiera seguirlos.

Ese último año, pensé que me iba a quedar toda la vida en esa casa. Mi propia existencia no era motivo suficiente para impulsarme a buscar algo mejor. No tenía a nadie que me apoyara, respondiera mis llamadas, leyera mis viejos poemas o bien solo me escuchara hablar. Además, mamá me necesitaba. ¿Quién más iba a defenderla cuando mi padre se excediera con sus golpes? ¿Quién más iba a interponerse y recibir los restantes por ella? Ni siquiera merecía que la defendiera, pero no podía dejarla de lado ni mucho menos ignorar su dolor.

Entonces, recibí los resultados del examen de ingreso. Podía estudiar literatura tanto en Kyodai como Todai. Podía salir de ahí. Podía comenzar de cero en otra ciudad, alejado de esa familia, de ese hogar, de esos recuerdos. Ni siquiera necesitaba decirle algo a mis padres. Podía optar por una residencia universitaria y conseguir un trabajo de medio tiempo. Podía cumplir el sueño que abracé durante años...

Pero en ese sueño había alguien más. Alguien que ya no estaba a mi lado. En ese sueño, aún disfrutaba de escribir, aún tenía ideas y algo que expresar.

¿Cómo iba a convertirme en un poeta si cada vez que intentaba trazar versos, me echaba a llorar? Era una estupidez. Mi vida, mis sueños, mis sentimientos, eran una estupidez. Y quería desesperadamente que alguien me escuchara, que simplemente escuchara mis miedos y no me juzgara, ni me dejara atrás por ellos.

Leave the kiss for later [SKK]Where stories live. Discover now