Capítulo 33

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Después de un rápido y conciso mensaje a Eslay, quedamos de vernos en una cafetería cerca del Cental Park. Bueno, en realidad solo le envié un mensaje diciéndole que esperaba verlo allí, y que no tardara demasiado; ni siquiera le di espacio a negarse, aunque sé que no lo habría hecho de todas formas. En el camino a la cafetería no pude bajar la guardia, no importa qué, el sentimiento de que algo está mal jamás me dejó, incluso cuando entré a la cafetería, donde ya había varias personas.

Soy una clienta recurrente aquí, pues paso bastante de mi tiempo libre en el Central Park, y este es mi lugar favorito, sobre todo porque están abiertos todo el día… No es una exageración, esta cafetería fue fundada principalmente como un lugar al que las mujeres puedan entrar en cualquier momento del día si se sienten amenazadas, o creen que su cita podría tener algo raro. Conozco a la dueña del lugar, fue asaltada sexualmente una vez, y eso despertó su interés por mantener a las demás mujeres a salvo. A parte de eso, también está a la cabeza de un proyecto sobre asilo a mujeres, y sus hijos, que han sido víctimas del abuso doméstico.

Este lugar es uno de los pocos sitios en Manhattan que me hacen sentir tranquila. Y aún así, hoy no hay ni un ápice de tranquilidad en mi cuerpo, ya que mi mente no deja de reproducir todo lo ocurrido en las pasadas veinticuatro horas. Todo ha sido realmente intenso, y todavía me siento cansada, pero sé que no podré dormir bien hasta que hable con Eslay.

Ya ordené previamente, así que cuando veo a Eslay entrando en el lugar, le hago una seña a la chica que sirve las mesas, y ella me da un asentimiento. Todo el mundo se lo queda viendo, y no los culpo, el hombre tiene un aura imposible de ignorar, y una presencia fuerte; no puedes ignorarlo, ya sea porque es realmente atractivo, o porque es jodidamente intimidante. Me busca entre las pocas mesas ocupadas, y, cuando se encamina hacia mí, no puedo evitar el nerviosismo. Camina ignorando todas las miradas que recibe, con algo de arrogancia, me atrevería a decir, y, cuando llega a mí, no toma asiento, solo toma mi mano y deja un beso en el dorso.

—Buenos días, River. —Es como si su rostro si iluminara, a la vez que una sonrisa aparece para curvar sus labios. Su barba está algo más crecida, y luce realmente atractivo con ella; quiero acariciarla con mis dedos, solo para saber si sería suave, como se ve, o, en su lugar, puncharía—. ¿River?

—¡Sí, lo siento! —Salgo de mis propios pensamientos, y le indico que se siente—. Buen día, Eslay.

—¿Estás bien? —No hay un solo rastro que me indique que está afectado por lo sucedido la noche pasada, pero eso no debería sorprenderme, pues es una moneda común en la vida de Eslay, y si cada vez que hiciera algo como esto se viera afectado, lo tomarían como una debilidad.

Suspiro, y antes de responder llega la chica con nuestras bebidas. Hago una mueca parecida a una sonrisa, y apunto a la taza de Eslay—. Sueles tomar café negro, sin azúcar, así que eso es lo que te pedí.

—Gracias. —Toma la taza, y da el primer sorbo—. Pero eso no es lo que pregunté. ¿Estás bien, River?

—No —respondo con sinceridad—. No he dormido nada, lloré la mitad de la noche…

—¿Tienes miedo? —me interrumpe, y no puedo hacer más que asentir, porque es la verdad.

—Aunque no es por mí, ¿sabes?

—¿Cassandra?

—Cassandra —afirmo, jugando con la taza de té en mis manos—. Y Chase. Ella está aterrada, si la hubieras visto… Su cuerpo está repleto de golpes y algunos cortes. Tuvo temblores toda la noche, y podía oírla llorar en sueños. Eso es más aterrador que otra cosa, porque puedo ayudarla aquí, pero ahora su mente está intranquila.

De un Mafioso | Clan Crawford #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora