Capítulo 16.5 (II)

85.9K 6.4K 501
                                    

Subo a mi auto y rápidamente me encargo de mi herida. Termino rompiendo mi saco y arremango mi camisa lo suficiente; busco una navaja en la guantera, y la caliento con mi encendedor, lo que, aparte de esterilizarla, la convierte en un cauterizador muy efectivo. Ato la manga el saco alrededor de la parte superior de mi herida, haciendo un torniquete, y termino mordiendo mi saco con fuerza mientras hundo la navaja en mi herida, lo que me hace dar un grito ahogado y cerrar mis ojos momentáneamente. Tengo que escarbar un poco hasta que la bala comienza a salir, y suelto un suspiro de alivio en cuanto la veo caer entre mis piernas; limpio mi sudor y me acomodo en mi asiento mientras me aseguro de no sangrar más.

Una vez que el asunto de mi brazo está solucionado, saco mi celular del bolsillo del saco, viendo que tengo llamadas perdidas de Matt, y decido ignorarlas sabiendo que probablemente quiere preguntarme dónde estoy. No estoy de humor para eso. Entro en el apartado de contactos y busco el número de Beatriz; necesito desahogarme de alguna manera, y ella es perfecta para la ocasión.

***

Llego al lugar acordado, encontrándola de inmediato con la mirada, y toco la bocina para que se de cuenta que ya estoy allí. Se ve espectacular con ese vestido azul al cuerpo, mostrando sus largas piernas y estilizada espalda. Es mi vestido favorito desde que nos conocemos, y ella lo sabe muy bien.

Sin embargo, mientras intento verla bien con aquél vestido, todo lo que puedo pensar mientras se acerca al auto es en River con su vestido de dama de honor, viéndose radiante incluso sin intentarlo. Todo pensamiento el borrado en cuanto la puerta del acompañante se cierra, y todo lo que tengo enfrente es a Beatriz.

—¿Qué mierda te pasó en el brazo? —pregunta mientras hace una mueca, pero eso no la detiene de inclinarse y dejarme un beso en los labios a modo de salido.

—No respondo a preguntas personales. —Rueda los ojos y se acomoda mejor en el asiento—. Menos a ti, y lo sabes, no deberías parecer molesta o sorprendida.

—Tranquilo, tigre, tampoco me interesa saber, solo fue una pregunta de cortesía —responde de inmediato, y saca un cigarrillo de marihuana de su escote, abriendo la ventana de su lado para seguidamente poder prenderlo—. ¿Vamos a follar o solo te quedarás viéndome, Crawford? No es muy común de tu parte.

Río—. Vamos.

Conduzco en silencio hasta el departamento, y Beatriz también se mantiene callada mientras fuma, y se lo agradezco. Realmente no quiero mantener una conversación, ni saber sobre sus problemas o algo parecido. Ambos sabemos para qué buscamos al otro, y estamos más que bien con eso. Mi celular suena un par de veces en el camino, pero lo ignoro.

Sin embargo, cuando ya estamos dentro del departamento, besándonos, vuelve a sonar y esta vez Beatriz se separa dando un suspiro frustrado.

—Contesta de una vez, no parece que fueran a detenerse y eso de verdad me desconcentra —dice, mientras comienza a desvestirse—. Ocúpate de eso, y yo te espero en la habitación. —Da media vuelta y entonces lleva su trasero desnudo hasta la habitación, moviéndose de una manera provocativa.

Suspiro y paso una mano por mi pelo, tomando mi celular y respondiendo a Matt.

—Sé breve, estoy ocupado.

—Oh, ya lo creo. —Su tono es molesto y casi de reproche—. Bien, lo haré conciso; no sé si te interese, pero River está en el hospital.

En cuanto termino de procesar esas palabras, trago grueso y me siento mareado por un instante. Mis latidos se vuelven esporádicos pero duros, puedo las ligeras réplicas en mis costillas, y por mi mente cruza lo que sucedió más temprano. Sin embargo, no hay manera de que alguien de la Cosa Nostra haya llegado a River, está protegida en la mansión, ¿cierto?

De un Mafioso | Clan Crawford #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora