Corazones Rotos I

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2023

Con el frío a cuestas y la pereza tentándola para no ir a entrenar, salió de casa. Cuando salía a la calle en Pontedeume a esa hora para sacar a Yaco a pasear, como mucho se encontraba algún agricultor yendo al campo. Sin embargo, en Madrid no había horas muertas, el ir y venir de gente no cesaba a ninguna hora del día ni de la noche. Unos iban al trabajo, otros volvían a casa, salían a correr... Y luego estaba Miriam, que iba a correr, pero cagándose en su entrenador y en el viaje que le impedía dar la sesión a otra hora. Hasta la fuerza de voluntad de la gallega se tambaleaba algunos días.

A mitad de la sesión, ya estaba por los suelos... entre las grabaciones en Barcelona, las noches sin dormir cuando iba a ver a sus sobrinos a Galicia, y las grabaciones de maquetas en Madrid, estaba más cansada de lo habitual. Al terminar el entrenamiento, se perdió por las calles de Madrid con el único propósito de evitar llegar a casa y tumbarse en el sofá echando el día a perder, desistiendo en el último momento.

Aprovechó que aún era temprano y las tiendas recién habían abierto, para comprar algunas cosas que le hacían falta para arreglar el cabecero de la cama que se le había descolado hacía unos días. No es que llevara demasiadas cosas, pero entre el sol, el agotamiento físico, y que no llevaba bolsa sentía que o se paraba en cualquier lado a descansar o iba terminar tirando todo al suelo, incluida ella misma. Llegados a ese punto no sabía si era el cansancio o era el miedo lo que la empujaba a hacerse una bolita en casa y bloquear su contacto de una vez por todas...

Miedo a lo nuevo, a los inicios, a los finales. No sabía qué la había impulsado a acceder a aquello, supuso que ese poso del que tanto hablaban que queda cuando una relación se acaba, a ese "nos lo debemos" por un terminar mejor que mal. Por un lo siento a destiempo desdibujado en una carta, por los te quiero que no se dirían y los abrazos que acabarían cortando un vacío, a esas alturas, irremediable. Habían compartido tanto que se habían quedado en nada... Quizás, lo que más le dolía es que había aprendido a vivir sin ella y era feliz con lo mucho o poco que tenía, que ya no la buscaba en cada cosa que hacía... que ya no pero que sí, que no la necesitaba para sobrevivir, pero a su lado sobrevivir era solo vivir, que, si bien era feliz sola, era aún más feliz cuando la miraba tumbada a su lado.

Definitivamente, no había tomado la decisión correcta, llevaba meses sin pensar en eso, sin sus ralladas, sin esos "y si..." que se le atornillaban en el cerebro, si es que no había sentido cansancio hasta la noche anterior, con la cantidad de trabajo que llevaba...

<<A la mierda, Miriam, vete a casa>> se dijo decidida girándose rápida sobre los talones para emprender el camino a su piso. Zas, todo al suelo, se acababa de chocar, aún no sabía ni con quien porque se puso de una mala leche tremenda, las abrazaderas y tornillos que llevaba para hacer el resto de arreglos se derramaron por las losas del acerado y el asfalto como canicas.

-Mierda -resopló agachándose.

-Perdón -repuso una voz al otro lado.

...

-Estoy nerviosa, illa -se excusó por no prestarle atención a su amiga.

-¡Mimi, ya! Para un poco, tía... Nerviosa, ¿por qué? -le preguntó poniéndole una mano en el muslo para que parase de mover la pierna, y con ella la mesa.

-¿Que por qué? ¿Por qué te parece a ti? -exclamó.

-Pues no se, tía, la verdad. Porque supuestamente ya la tienes superadísima, y hace un montón del textaco aquel... Yo no tendría miedo si ya no tengo sentimientos...

La no respuesta de Miriam al mensaje de su amiga había derivado en Mimi convenciéndose y convenciéndolas a ellas de que allí ya no quedaban ni cenizas, que se negaba a seguir pillada de una tía que no había querido ni tan siquiera escucharla para poder despedirse bien. Y entre fiesta y viajes a Argentina, había conseguido convencerlas de que así era, que el tema Miriam había sido muy importante durante mucho tiempo, pero que a estas alturas ya había conseguido volver a ser la de siempre, a rehacer su vida a su manera y dejar de mirarle las historias con la melancolía sonando de fondo.

-Y no los tengo tía, pero el poso ese de los cojones del cariño y to la hostia sí, y me conozco, en cuanto la vea me voy a poner de malas.

-Pues no vayas.

-Pero si fue idea mía -se recostó en la silla del bar con las manos en la cabeza.

-Fue tu idea hace dos meses, ella contesta hace dos días, y ale, tu cedes. Pues que apechugue ahora con su orgullo y el remordimiento -comentó dolida.

-Moni, tía, parece que no la soportas con to lo amigas que eráis.

Mónica se levantó de la mesa dejando su parte de la cuenta en la bandeja y Mimi la imitó esperando una respuesta.

-No es eso, es una tía de puta madre, si yo eso te lo he dicho siempre. Pero cuento quieres de verdad, el orgullo hay que dejarlo a un lado, y si te hubiera escuchado no habrías pasado todo lo que has pasado, y sola.

-A ver, pero yo la entiendo, a mí me viene el innombrable con le rollo de explicarse y la mierda se me queda cerca...

-No es lo mismo, a Patri se le veía venir... Pero a ti, tía, que has hecho todo por ella, que has tenido una paciencia increíble... No se lo perdono, al principio, vale, lo entiendo, pero ¿ignorarte cuando le dijiste eso? -negó con la cabeza.

-Ya... Yo tampoco, pero bueno, no quería que quedara por mí, yo que sé, por lo menos que si coincidimos por trabajo alguna vez no sea tan incómodo, que luego la gente se da cuenta de to.

Tenía que reconocer que, el hecho de que Miriam hubiera respondido a aquel mensaje después tanto tiempo, la había removido un poco, ¿por qué ahora sí? Se había culpado mucho tiempo por el supuesto engaño, por verse capaz de ser tan gilipollas; después de saber la verdad, la había culpado a ella por no darle el beneficio de la duda, de la oportunidad... y ahora, ahora se cagaba en esta jodida sociedad en la que por el hecho de estar borracha y ser mujer, te exponías a cosas como esta. Y daba gracias, porque solo le mintió de palabra, le dijo que se habían acostado, aunque no hubiera sido así y ya, pero se ponía en la piel de tantas y tantas chicas que salían a pasárselo bien, a olvidarse de todo por unas horas y acababan sin poder olvidar ese olvido momentáneo en lo que les quedaba de vida. Menuda mierda de mundo para nosotras.

-Qué puta rabia todo, de verdad, encima una tía... Date cuenta la de mierda que nos meten para que incluso hagamos esto entre nosotras.

-Nos tienen jodidas, pero, cuando nos llegue el turno de joder a nosotras, se van a cagar-sentenció. -¿Y si le digo que mejor lo dejamos pa otro momento? -preguntó distraída.

-Tarde.

Vuelvo siempre, tarde, pero vuelvo.

Este cuatri está siendo muy duro, el curso en general, pero prometo un verano muy muy intenso, ya están en mente otras historias entre estas dos totalmente diferentes entre sí, y que espero poder contaros nada más acabar los exámenes, mientras tanto, trataré de subir subcapítulitos como este, para que la espera se haga algo más amena.

Gracias por seguir ahí!! Os leo siempre, agradecida y espero sugerencias/peticiones.

KILLA / Miriam²Where stories live. Discover now