Capítulo XIX

32 23 71
                                    

     Los cinco hombres y sus caballos descansaron bajo las estrellas del cielo meridional, pero cobijado en las carpas que el viejo ovejero trajo desde su hogar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

     Los cinco hombres y sus caballos descansaron bajo las estrellas del cielo meridional, pero cobijado en las carpas que el viejo ovejero trajo desde su hogar. Poco antes del amanecer, iniciaron nuevamente el viaje a galope por la pampa magallánica atravesando el lago Dorotea, el lago El Toro, hasta llegar finalmente a los ateridos cuernos del Paine. Aún faltaba unos kilómetros para llegar al objetivo, pero la expectación por alcanzar la meta era cada vez mayor. 

     Llevaban poco más de una semana desde que abandonaron el hogar de don Roberto hasta la entrada del territorio, y una vez ahí, cruzaron bosques y pampas, además de divisar guanacos, ovejas y pumas. Cabalgaron también por el glaciar Grey que todavía se conservaba después del gran cataclismo, siendo el cruce bastante embarazoso debido al agresivo viento que ralentizaba la travesía de los viajeros. Pese a toda dificultad, llegaron a un sector el cual daba hacia un mirador en donde Bubba pudo por fin contemplar con toda la ventisca en su contra, el maravilloso espectáculo comparado con los montes Himalayas: las Torres del Paine estaban enfrente suyo. 

     Las enormes torres, tienen una altura de más de dos mil metros aproximadamente y es una cadena compuesta de varios montes, cuernos y lagos. Las espesas nubes cubrían los pináculos de cada altura tal como se apareció en las visiones del joven viajero. Era un lugar muy concurrido por diversos turistas de Chile y el mundo, pero después de que se regó el rumor de que una extraña ermitaña se alojó en las alturas impidiendo las visitas a la zona, paulatinamente se aminoró el turismo siendo los valientes héroes los que se arriesgan a cruzar la ruta para desafiarla, con nefastos resultados en algunos casos. 

     Bubba seguía embelesado observando los enormes cuernos imponentes soportando el agresivo viento, hasta que una mano amiga lo sacó de su miraba absorta. 

—Hemos llegado por fin al destino que deseabas —dijo don Roberto —, he ahí una de las maravillas del mundo frente a tus ojos. 

—Es hermoso, es tal como lo imaginé, pero aun así es impresionante. Tengo una consulta: ¿Cómo es que llegó esa supuesta ermitaña a vivir en un lugar de difícil acceso? 

—Nadie sabe con certeza, sólo se conoce que, desde la aparición de la noticia del portal tridimensional, aquellos que han osado entrar por la fuerza sucumbieron al poder de una extraña ermitaña que vive en las alturas según el relato de los sobrevivientes. Por ello, los mitos regados por los patagónicos han atravesado las fronteras, provocado que vengan desafiantes de todo el mundo a tratar de vencerla, más nadie ha podido y pocos han regresado. 

     Bubba se quedó pensativo mirando al ovejero y sus hijos sabiendo que el momento de despedirse había llegado, porque el camino hacia las torres era muy arduo y de alta exigencia para alguien de la edad de don Roberto y sus retoños. Ahora el joven tenía por delante la más dura misión de llegar hacia el corazón de aquellos cuernos cubiertos por las densas nubes que ocultaban los imponentes pináculos. Sin más demora, Bubba se despidió en un cálido abrazo a don Roberto haciendo lo mismo con Mateo, Carlos y Fernando. El muchacho tomó su manto hecho de lana de oveja para abrigarse del frío y el intenso viento austral, además se equipó con zapatos de excursión ya que la ruta sinuosa era demasiado riesgosa para atravesarlo cabalgando, disponiéndose de su bolso con provisión necesaria para resistir las más de cuatro horas de caminata hasta llegar a la gélida base. 

LOS XERONIANOS DEL UNIVERSO - LIBRO I EL GUERRERO DEL SOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora