--Según las ancianas, estos pequeños cortes o pinchazos no son necesario hacer grandes esfuerzos para que sanen, un poco de saliva. Incluso el orín humano contiene sustancias capaz de cicatrizar...

--Pero en esta nave tenemos toda clase de...--quiso explicar la doctora.

--No se preocupe, estoy acostumbrada. Ella es más importante--dijo mirando a la joven pelirroja que seguía dormida unida a varios tubos que le proporcionaban alimento y oxígeno. La camilla dónde se tendía su cuerpo inerte medía las constantes sin tener que usar más aparatos sobre su cuerpo.

--¿Sigue igual?--preguntó Laura.

--Le estoy proporcionando antídoto dos veces cada ciclo de sueño. Pero tenemos un problema con su sangre. Sus cantidad de plaquetas y de glóbulos blancos ha aumentado como defensa en detrimento de sus glóbulos rojos. He necesitado poner oxígeno en sus vías por ello, temo que eso es lo más grave. Su cuerpo lucha con tanta fuerza, que se está dañando a sí mismo.

--¿Ninguno de los habitantes puede transfundirle su sangre?--inquirió Laura.

--De los de mi planeta imposible, aún no estáis al ciento por ciento preparados ni equiparados a nuestro organismo. De los terráqueos ninguno coincide.... Un momento, no he probado con Galia.

La doctora se volvió en ese momento volcando los datos que salían de la muestra que acababa de tomar en la pantalla de el ordenador central de la sala médica.

No tuvo que esperar demasiado, pequeñas rallas comenzaron a dibujarse en su pantalla.

--Son los marcadores genéticos, el grupo sanguíneo es cero positivo, igual en ambas, pero...

--¿Qué ocurre?--preguntó Galia, alarmada del silencio concentrado de la doctora.

--Vuestro ADN coincide al cincuenta por ciento, esto es imposible...--dijo sorprendida Soreigh.

Galia tuvo que sujetarse a una de las encimeras a su espalda para no caer. ¿Podría ser que? No, imposible, su madre dijo que su hermana había muerto, pero... también conocía las transacciones de esclavos que había entre las torres más perjudicadas y los «Sin Pueblo». ¿Pudo ser capaz su madre de vender a su propia hija? Laura acudió en su ayuda para sujetar su cuerpo.

Tras que la pequeña desapareciese la comida volvió a aparecer en la mesa... No no era posible. Sin embargo, ese color de cabello tan parecido al de su propia madre, esos labios se parecían demasiado a los suyos.

--¿Po-podemos ser hermanas?--preguntó Galia con voz temblorosa.

--Los análisis no mienten, Galia, tu ADN y el suyo se comparten el cincuenta por ciento de marcadores, sería demasiada coincidencia...

Galia se adelantó sacándose la camisa, quedando vestida solo con una camiseta color arena masculina de manga corta, ofreciendo su brazo.

--Tome más de mi sangre, haga pruebas, si somos compatibles y puedo ayudarle. Puede ser mi hermana. Tuve una que desapareció apenas cuando tenía dos años, yo la llamaba Dee-dee. Podría ser ella, Danielle. Por favor...

--Tranquilízate Galia. No puedo trasfundir tan rápido sin hacer ciertas comprobaciones y repetir este proceso, primero tiéndete en esa otra camilla, relaja tu cuerpo, esta nueva toma de muestra puede resultar algo más incómoda para ti--dijo la doctora sacando otro aparato de dimensiones superiores de otro de los cajones.

Laura permaneció todo el proceso, anonadada, como Galia, acariciando los hombros fuertes de la mujer que parecían temblar de angustia.

Tras recoger una cantidad superior de su sangre, Galia se quedo sentada en la camilla, no tenía fueras para levantarse. Su mente bullía en miles de posibilidades, un secuestro, que su hermanita se perdiera... no podía creerse que su madre se deshiciera de ella de esa cruel manera siendo tan pequeñita y delicada.

CONTACTO EN LA ÚLTIMA FASEWhere stories live. Discover now