XXIV: Autumn leaves on my skin

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Era su insomnio a los catorce, cuando se sentaba junto a la cama en la cual su hermana menor dormía, intentando recuperarse de una fuerte fiebre; y él ensayaba y tocaba la guitarra para ella durante toda la noche, o bien le leía en voz alta sus historias favoritas, esperando aliviar su malestar.

Era su cansancio durante toda su adolescencia, cuando obtenía excelentes calificaciones en la secundaria, tocaba en distintas bandas y luego en las calles para conseguir dinero, con los dedos cubiertos de callos, soñando con un día estudiar literatura, llevarse a Gin lejos de Yokohama y vivir en paz.

Odiaba que pensaran que su esfuerzo era simple y banal talento.

―¡Hey! ¡Te estoy hablando! ―llamó aquel sujeto cuando el pelinegro le dio la espalda y prosiguió su camino.

Ni siquiera logró dar más de cinco pasos cuando sintió que agarraban la funda de su guitarra y lo tiraban hacia atrás. Perdiendo rápidamente la paciencia, Akutagawa se dio la vuelta, y sosteniendo su funda y el instrumento en el interior con una mano, empujó a aquel sujeto con la otra, logrando que este se sorprendiera de su reacción y a la vez se tambaleara.

―Vuelve a hacer eso y te romperé el brazo―amenazó, con un siseo bajo―. Aunque tal vez sería mejor romperte el cuello, así ya nadie tendría que escucharte cantar.

Aunque el otro parecía asustado, estúpidamente llenó el pecho de valentía y se burló de Akutagawa, sintiéndose respaldado solamente porque estaba acompañado de otros dos sujetos que le doblaban en edad y tamaño al pelinegro.

―¿Tú? ¿Hacerme daño? —Su antiguo vocalista soltó una carcajada, los otros dos que lo acompañaban rieron también.

—Habla con cuidado, Hellhound ―comentó una segunda voz, un baterista de otro grupo―, recuerda que estás aquí solo.

Akutagawa volvió a mirarlos de pies a cabeza, intentando descubrir qué querían de él. Su gesto fue tomado como uno de altanería, y el pelinegro no hizo nada para negarlo. En cambio, se burló de ellos y dio un paso al frente.

―Hazlo, demuéstrame por qué necesito tener cuidado―retó, pero tal como imaginó, tanto su antiguo vocalista como sus acompañantes se mantuvieron callados―. Ni siquiera valen mi tiempo, así que dejen de ladrar y desaparezcan.

Sus palabras los hicieron tanto titubear como enfurecer, pero no hicieron nada más que soltar vacíos e inútiles insultos con los puños apretados y temblando. Ladraban mucho, pero no mordían, qué patéticos, se burló Akutagawa. Mirándolos de soslayo, volvió a darles la espalda y alejarse.

Tuvo que haber adivinado que el nivel de estupideces que salían de sus bocas no haría más que aumentar.

―¡Quién iba a pensar que el líder de Black Ocean era un sucio maricón! ―acusó el tercero de ellos, un bajista.

Su voz estruendosa logró que algunos transeúntes que intentaban pasar desapercibidos durante la discusión, fijaran su atención en ellos. Maldito idiota, pensó el pelinegro, pero antes de que pudiera hacerlo callar, su antiguo vocalista volvió a soltar estupideces.

―¡Y qué además engañó a su novia! ―agregó, riéndose en su cara―. En serio, Akutagawa, tenías a Higuchi a tus pies para follarla y hacerle lo que quisieras, ¿y aun así la cambiaste por otra verga? Asqueroso.

Akutagawa se detuvo y se volteó, mirando a aquel grupo con tanta extrañeza como ira. Mierda, tuvo que haberle roto el brazo cuando tenía oportunidad, pensó, al menos así estaría gritando de dolor en vez de todo lo que soltaba con tanto orgullo.

―Todos lo saben, cada maldita banda sabe lo que sucedió, ¿no es así? ―Le preguntó su antiguo vocalista a los otros dos hombres, que solo asintieron y miraron con desprecio y repulsión a un impasible pelinegro―. Quien iba a pensar que así sería el final de Black Ocean, solo porque su líder es un degenerado...

Leave the kiss for later [SKK]Where stories live. Discover now