-Puede usar todo lo que se encuentre aquí, señorito Keller... - le dijo con una sonrisa el beta regordete que le alquilo el piso – Llámame si necesita algo, vivo en el bloque de enfrente.

Las llaves se sintieron frías en la palma de su mano cuando las tomo, el beta se marchó sin decirle nada más. Nevan no supo que las luces no funcionaban hasta que intento prender la luz de la cocina.

No era un piso muy grande, comparado al que compartía con Jaxon, ese lugar tan solo era la habitación principal. El piso de Jaxon era una mansión, comparado a ese.

Se despertó asustado cuando noto agua en sus pies, la manta también estaba mojada, incluso su ropa, no tenía ni idea de donde salía. El beta le había dicho que era un buen lugar para vivir y además muy barato, mostrando una sonrisa de complicidad, noto que le faltaban algunos dientes cuando lo miro con detenimiento.

-Mierda... - se levantó con cuidado, no quería caerse, el agua le llegaba hasta el tobillo - ¿Por qué? Ese hombre dijo...

Intento encender su móvil en varias ocasiones, para llamar al beta, le había dado su número en un trozo de papel de periódico. Por más que presionaba el botón no podía prenderlo, conecto el cable del cargador en uno de los enchufes que encontró cerca de la cama y espero varios minutos a que se cargará, pero no sirvió. La casa tampoco contaba con electricidad, Nevan se maldijo por haberse dejado engañar de esa forma, seguramente ese hombre se estaría burlando de él ese momento. Engañar a un omega era demasiado fácil.

Se sintió inútil.

La poca ropa que llevo también se mojó, incluso la chaqueta que se había quedado de Jaxon, esperaba que al alfa no le importe demasiado, era lo primero que había encontrado, sus padres no le dieron mucho tiempo para hacer la maleta.

-¿Qué me pongo? – dijo con tristeza, sosteniendo unos vaqueros mojados, al igual que su camisa, incluso su ropa interior – Está empezado a hacer frio.

Tendió la ropa con cuidado en la barra de la ducha, mientras pensaba en la manera de vestirse para salir a la calle, a plena luz del sol no podía pasarle nada ¿verdad? Debía hablar con aquel beta y pedirle explicaciones de porque no iba nada en esa casa.

Sentía frio desde la cabeza hasta la punta de los dedos de los pies. Una de las ventanas del supuesto salón estaba rota. Nevan tenía ganas de llorar.

-Señorito Keller... - se asustó cuando llamaron a la puerta de su casa – Señorito Keller ¿Está despierto? – asintió – Soy el casero ¿Está en casa?

Camino con cuidado hasta la puerta principal, esquivando los charcos de agua, no quería que los calcetines se mojaran, era lo único que le quedaba seco en la maleta- mochila, no tenía ni idea de cómo llamarlo.

-¿Ha dormido bien? – le pregunto con la misma sonrisa que la noche anterior, Nevan negó con la cabeza - ¿Hubo algún problema?

-Disculpe señor...- hablo con miedo, intentado no mirarle los dientes – Creo que está casa está rota – el beta se rio a carcajadas – La luz no va, la ventana está rota y está toda inundada, he tenido que poner mi ropa en...

-¿Qué esperabas? – le respondió sin quitar la sonrisa – Creías que ibas a vivir en un palacio, señorito Keller...

-No, señor... - agacho la cabeza – Pero esperaba que al menos funcionará la luz o que la ventana estuviera bien, hace mucho frio aquí dentro.

-Paga poco y aún se queja... - respondió un enfadado – Los omegas de hoy en día son demasiado exigentes, quieren todos los lujos de una casa pagando una miseria.

-Usted no dijo nada de que hubieran problemas... - el beta desvió la mirada – La casa estaba lista para la mudanza, eso fue lo que dijo, podía mudarme en ese momento.

Hasta el final del caminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora