Capitulo 9

2 2 0
                                    

–Hoy en la noche habrá una fiesta en casa de Dalton, por si quieres ir – dijo Eliot – y gracias por acompañarme.
–Cuando quieras y suerte llevando todo esto a la camioneta – señalé las bolsas.
Cuando salí del centro comercial, comencé a caminar con mis pensamientos perdidos, poco a poco pude sentir como las gotas de agua mojaban mi rostro, guardé mi celular en la mochila y seguí caminando hasta que la lluvia inundo las calles de Chicago.
Fue en ese momento que sentí como si no pudiera respirar, me faltaba el aire y mi corazón dolía por lo que dijo Eliot, nunca antes había sentido algo parecido, mi garganta ardía como si tratara de decir algo.
Mis manos temblaban al recordar todos aquellos momentos con Eliot, traté de tranquilizarme, pero fue inútil no podía dejar de llorar, y lo odiaba, odiaba el sentimiento.
– ¿Grace? – preguntó el señor Michael
Sin darme cuenta había caminado hasta su tienda en medio de la lluvia.
–Señor Michael yo… – decía sollozando.
–Pasa, anda te daré algo para secarte – indicó abriendo la puerta para que pasara.
Estando adentro, el señor Michael me ofreció una manta para resguardarme de la fría lluvia.
– ¿Qué fue lo que paso? – preguntó, pero yo no podía formular una oración, las palabras no salían de mi boca – bebe algo de agua, te hará bien.
–Gracias– dije cuando terminé de tomar agua.
–Déjame adivinar, el chico de las fotos – preguntó, yo asentí – ¡oh! Grace, tuve hijas de tu edad, y se lo que es el primer amor.
–Yo pensé, que podía ocultarlo, pero esto que siento me consume – comenté mirando mi reflejo, mi cara lucía roja e hinchada.
–El amor, es hermoso, pero también doloroso, y si algo he aprendido es que no podemos huir de él, porque nos encontrará– explicó.
–Pero por qué duele tanto – pregunté tratando de tranquilizarme.
–Porque eso demuestra que estás aquí, que tienes vida Grace… cuando mi esposa murió creí que no volvería a ver al sol, pero mírame ahora sé que encontré al amor de mi vida – decía.
–Pero su esposa ¿no fue su amor? – pregunté.
–Por supuesto, ella fue mi primer y único amor, pero entendí que era un ángel y tenía una misión… cuidar y guiar a nuestras hijas, a lo que me refiero Grace es que no deberías de esperar a que algo así suceda, todo eso que sientes necesitas decírselo.
–No, no puedo, me odiará – respondí.
–Eso no lo decides tú, y si te llegara a odiar no sabe lo que se pierde… alguien como tú, que ama con tanta pasión y que lo demuestra a través de su arte no debería de ocultarlo.
–Tengo miedo, ¿y si no siente lo mismo que yo? – pregunté.
–Tendrás que averiguarlo – agregó.
En ese momento una especie de adrenalina se apodero de mí, de mis pensamientos.
–Lo haré, se lo diré, no importa lo que piense y lo haré ahora – dije saliendo de la tienda.
–Vuelve cuando quieras – gritó el señor Michael saliendo de la tienda.
Decidida, corrí en dirección a la casa de Dalton, no quedaba muy lejos, en el camino recordé todos los momentos que había pasado junto a Eliot y me preguntaba cómo había sido tan despistada como para no darme cuenta todo este tiempo.
Cuando llegué me detuve en la entrada, algunos chicos salían y otros ya estaban muy ebrios, subí las escaleras de la entrada principal y me armé de valor.
La casa estaba llena de chicos y chicas que bailaban y otros tomaban sin medida, busque a Eliot por toda la casa hasta encontrarlo en el jardín.
–Y esta es Grace cuando recién se acaba de levantar – decía Eliot mostrando una foto mía en una televisión – ¿no es tierna? – preguntó borracho.
Algunos chicos se burlaron de mi foto, no podía creer lo que pasaba, porque haría eso, pero eso no fue lo que me dolió.
–Y eso no es todo ¿sabían que Grace se quería suicidar? – dijo Cassie borracha mientras bebía otra cerveza.
Mi corazón se rompió cuando escuché que Cassie había dicho eso, algo que solo Eliot sabia.
–Eres un imbécil – grité golpeando a Eliot, llorando con desesperación.
– ¿Qué haces aquí? Grace – preguntó sonriendo.
– ¿Cómo pudiste? – pregunté.
Estefan llego detrás mío y alejó a los demás chicos de ahí.
–Te lo confié a ti – dije llorando.
–No te lo tomes personal Grace – dijo Cassie a mi lado.
–No estoy hablando contigo, pero ahora veo que clase de amiga eres – dije con coraje.
– No le hables a mi novia así – pidió Eliot levantándose – no es tan grave, todos han visto la foto de alguien recién levantado.
–Después de todo lo que hice por ti, te ayudé con tus tareas, en el trabajo – dije en voz baja.
–Yo no te lo pedí, tu sola lo hiciste, siempre querías estar a mi lado – respondió molesto.
–Así que de eso se trata, ¡me traicionaste Eliot! – grité.
–Tal vez era la única manera de que entendieras que no quería estar contigo todo el tiempo – gritó.
–Escuchen creo que debemos irnos y mañana hablarlo con más calma – sugirió Estefan.
–Desearía no haberte conocido en el campamento – gritó Eliot.
– ¿Lo dices en serio? – pregunté llorando.
–Sí, me arrepiento de conocerte Grace Mitchell – dijo mirándome.
–Bien, pues no vuelvas hablarme, bórrame de tus contactos, borra todo rastro de mí, porque eso es lo que haré yo – exclamé saliendo de ese lugar.
Cuando llegué a casa me tiré a llorar en mi habitación, pero Noah lo había notado, sin decir nada solo se acostó a mi lado y me abrazó.
–Noah… yo, no puedo – decía sollozando.
–No tienes que explicarme nada, lo lamento Grace y no me iré de aquí, así que llora… sácalo– pidió.
Lo siguiente que pasó fue como me derrumbé en sus brazos y sin preguntar nada él estuvo a mi lado.
Las siguientes semanas, Estefan me visitaba a diario y Lizzie trataba de animarme, Noah estaba demasiado enojado por lo que había sucedido, pero le pedí que no hiciera nada.
Respecto a mis padres, en ocasiones me preguntaban ¿Qué había sucedido con Eliot? Pero yo prefería evitar la pregunta, hasta que supongo lo entendieron.
Mi cumpleaños llegó, y se sentía extraño, tenía la esperanza de festejarlo con Eliot, pero las cosas nunca serían iguales.
–Feliz cumpleaños – dijo mi papá llevándome un pastel a mi habitación.
–Vamos pide un deseo – pidió mi mamá.
Cerré mis ojos pidiendo un deseo con fuerza, al abrirlos nuevamente soplé la vela del pastel.
– ¿Y qué pediste? – pregunto Noah.
–Que siempre estemos juntos… eso y una nueva cámara – contesté sonriendo.
–Bien, que tus deseos se vuelvan realidad ¿podemos comer pastel? – preguntó Noah.
–Sí, ten es para todos – dije embarrando algo de betún en su mejilla.
Mis últimos días en la escuela, solo hablaba con Estefan, no había visto a Cassie ni a Eliot en un tiempo.
Eliot había presentado su renuncia al cine, las tardes ahora eran como antes de que llegara, las salas estaban en completo silencio, ninguna risa se escuchaba en la entrada como cuando él solía hablar con Ralph.
La noche del baile llegó más rápido de lo que yo pensé, había estado viviendo dentro de mi burbuja y no quería enfrentar la realidad.
Ese día Estefan llegó a mi casa en un último intento de convencerme por asistir.
– ¿Estás segura de que no irás? – preguntó – solo hay un baile de graduación Grace.
–Ya te lo he dicho, estoy segura, no puedo verlo, no cuando sé que me avergonzó y me traicionó – respondí.
–Oye ¿estás bien? Grace de haberlo sabido en ese momento sabes que te hubiera apoyado – dijo Estefan.
–Lo sé, solo que estaba avergonzada – respondí.
–Lo entiendo, y no preguntaré más, pero tendrás que ayudarme a prepararme, traje todas mis cosas – pidió sacando una sonrisa en mí.
–Bien ¿qué estamos esperando? hay que impresionar a Vincent – dije.
Entre risas y juegos ayudaba a Estefan arreglarse para el baile, era la primera vez en mucho tiempo que sonreía y me sentía feliz.
–Listo ¿Cómo me veo? – preguntó presumiendo su esmoquin.
–Como todo un galán – respondí chiflando.
– ¿Segura que no vendrás? – preguntó una última vez.
–Que no – dije negando.
–Está bien, está bien, deséame suerte y prometo tenerte informada de todas las locuras del baile – explicó.
–Anda te esperan – dije mirando por la ventana a Vincent.
–Es hora – dijo emocionado.
–Damas y caballeros les presento a Estefan – dije bajando las escaleras para señalarlo.
– ¡Vaya! te ves bien Estefan – añadió Noah.
–Todo es obra de tú talentosa hermana – respondió – bien me esperan.
Estefan y Vincent hacían una hermosa pareja, cuando Estefan salió de la casa Vincent se asombró y tomo su mano.
–Nos vemos Grace– dijo Vincent despidiéndose.
Cuando el carro arrancó me quedé observándolo un par de segundos hasta entrar a la casa nuevamente.
–Grace apaga la luz, la película está a punto de empezar – pidió mi papá.
– ¿Qué hacen todos aquí? – pregunté, viendo como había palomitas y pizza en la mesa de la sala.
–No es obvio, veremos una película en familia – contesto mi mamá
–Pero, creí que tenían trabajo – dije.
–Esta noche no, cariño, hoy estaremos aquí – respondió mi papá.
Un par de lágrimas cayeron al suelo, de inmediato limpié mi rostro y me senté al lado de Noah quien me ofreció palomitas.
Al mirar a mi alrededor, pude entender que estaba bien, qué estaba protegida porque tenía a mi familia.
A la mañana siguiente mis manos temblaban y sudaban de los nervios, de vez en cuando miraba entre la multitud esperando ver su rostro, pero él no estaba ahí.
–Lo harás bien, último discurso del año – dijo Estefan apoyándome.
–Damas y caballeros Grace Mitchell – dijo el director, era mi hora, el último discurso, podía hacerlo.
–Damas y caballeros, autoridades que nos acompañan esta noche, gracias… estoy aquí representando a todos los alumnos de Red Hills, una institución que nos enseñó demasiado, un lugar donde hicimos nuevos amigos, nuevos amores… donde aprendimos a enfrentarnos a la vida, día con día. Esta noche no puedo estar más agradecida con todos los profesores que nos han dado una pequeña parte de ellos para nosotros enfrentar el mundo, tengo confianza en que de aquí conoceremos a los siguientes grandes, doctores… artistas… atletas y de todas las profesiones que existen, hoy puedo decir que estoy orgullosa de pertenecer a Red Hills… gracias.
El público aplaudió después de mi discurso, el director pasó su última lista de alumnos para después decir que oficialmente nos habíamos graduado.
Todos aventaban sus capas y otros su birrete, algunos chicos más alocados lanzaban sus cuadernos en el jardín.
–Me siento muy orgulloso de ti – dijo mi padre llorando al verme.
–Estamos orgullosos Grace, no lo olvides – repitió mi mamá.
– ¡Lo hiciste! te graduaste – dijo Noah cargándome.
–Felicidades Grace – comentó Lizzie dándome un tierno abrazo.
–Lo logramos – grite abrazando Estefan.
–En verdad lo hicimos, aún no puedo creerlo – expresó.
–Nos esperan grandes cosas Estefan – dije conteniendo la emoción.
Y ahí estaba yo una chica de Chicago recién graduada, sabía que este sería el inicio de algo nuevo, una parte de mi corazón aun latía por el chico de ojos azules, pero ahora, estaba segura de que todo estaría mejor.

Prometo Quedarme Where stories live. Discover now