capítulo 69.

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Narra Enzo.

Llegamos al centro, un paseo de comidas y compras muy fachero al aire libre, los wachos me mandaron la ubicación y con Sabrina fuimos directo para ahí.

A medida que vamos llegando al lugar, escucho la voz dulce de Ari, me quería morir, quería y prefería que la tierra me tragara antes que me viera llegar con Sabrina, pobrecita no iba a entender nada y me iba a odiar con toda su razón.

Los vi a todos charlando felices y cagándose de risa hasta que me vieron llegar con la sorpresa inesperada.

-Llegó... Enzo- escuché decir a Julián que me sonrió pero pude ver como su sonrisa desapareció enseguida cuando vio que al lado mío estaba Sabrina sonriendo como si nada, como de película.

Las caras de todos mis amigos era como para matarme, Ariana justo estaba de espalda y no entendió los gestos hasta que después de unos segundos se giró.

Frunció el ceño confundida, no se molestó en disimular.

-¿Todo bien chicos?- saludé intentando que no haya incomodidad, pero fue imposible.

No fui capaz de mirar a Ari a los ojos, me quería morir.

-Perdonen que nos re atrasamos con Sabri, estuvimos acomodando todo en casa- dije y metí la pata de los nervios.

Noté que la confusión fue mayor, Ari tragó saliva y los chicos me miraban con ganas de matarme si es que ya no me estaban asesinando con sus miradas.

Nos sentamos con Sabrina y el silencio era tal que sentí que hasta escuchaban los latidos nerviosos en mi pecho y como parecía que iba a escupir el corazón en cualquier momento.

Agarré un menú y me hice el boludo, no podía leer nada, sentía las miradas sobre mi y sobre Sabrina.

De la nada, Julián se levantó de la mesa y aclaró su garganta serio.

-Vayan pidiendo- dijo- voy al baño ya vuelvo yo.

Todos asintieron, y yo lo quedé mirando, me miraba muy serio, más de lo normal, me iba a cagar a pedo apenas tenga la chance. 

Joya, ahora sin duda quedé como el gato que le rompe el corazón a Ariana, la mina más adorada de nuestro grupo, si no aclaraba todo a tiempo los pibes me mataban por ella.

Pasaron unos minutos de infierno en puro silencio mirando los menús hasta que Paulo habló.

-¿Y Sabri?- preguntó él- ¿cómo estuvo el viaje?

Lo miré raro, ¿es pelotudo o se hace?

-Bien, bien, emocionada, no veía la hora de llegar- dijo Sabrina sonriendo.

La miré y me la quise comer cruda, como se notaba que disfrutaba hacerme molestar con su simpatía hipócrita.

No pude evitar soltar una risa incómoda.

-Si- dije- podrías haber avisado que venías para Argentina también, emocionada- la burlé.

Ariana tosió muy obvia y se levantó de la mesa sin mirarme. 

-Ya vuelvo, voy a ver si Juli está bien- dijo ella, era transparente su excusa- hace ratito que no vuelve.

Nadie respondió nada, se fue caminando rápido hasta los baños atrás de Julián, me dieron ganas de ir corriendo atrás de ella y explicarle todo.

Hice el amague para levantarme pero Sabrina me agarró de la muñeca haciendo que me volviera a sentar.

-Ahora no Enzo- me susurró ella sonriendo- no hagas un papelón y vayas a cagar la juntada, le contás después.

Apreté la mandíbula y respiré hondo.

-La juntada ya la cagaste vos- le dije.

Volvieron a pasar unos minutos hasta que una voz habló.

-Bueno banda- dijo Ota levantándose- voy hasta la barra a pedir unas birritas antes de que traigan la comida.

Me miró serio y me hizo un gesto agresivo como para que me parara.

-Veni Enzito querido, acompañame- dijo y me tembló hasta el culo.

Me levanté como si tuviera un torpedo y asentí.

-Si mi general- murmuró Leandro y se rieron entre los pibes.

Ota y yo empezamos a caminar hasta donde estaban los mozos y pasó su mano por mi nuca y me apretó de manera bruta.

-¿Vos estás bien papá?- me preguntó enojado- ¿Se te desalinearon los patitos o qué wachito? ¿Cómo se te ocurre traer a tu ex a una juntada con amigos y con tu gatubela acá?

De todo lo que dijo solo pude escuchar la palabra papá.

-¿Pa-papá?- pregunté balbuceando- ¿Quién te dijo? ¿Sabrina? ¿Te diste cuenta? 

Ota me miró extrañado. Sin entender.

-Ah no- dijo- no, bueno, hablás como un loquito pa, ya veo que se te desalinearon los patos si.

Tragué saliva.

-Es una historia que tengo que contarles a todos después, pero por favor no me odies yo no qu..- iba a seguir hablando pero la voz de Ota me interrumpió.

-¿Odiarte? No wachin- dijo él- Te amo yo hermano, ya lo sabes, solo quiero saber qué está pasando porque te podemos llegar a dar unos lindos bifes si lastimas a Ari viste.

-No quise traer a Sabrina, te juro, y tampoco quiero lastimar a Ari, me quiero morir ahora hermano- dije empezando a desesperarme.

-Tranquilo pa- me calmó Ota- ¿Te está apretando la mina esta? ¿Qué quiere? ¿Guita?

Negué con la cabeza.

-No, no- dije tragando saliva- es parte de la historia, pero aguántenla solo por esta vez, no pienso volver a traerla a ninguna juntada, solo que hoy no tuve opción. Por favor, bancame en esta.

Ota se la pensó unos segundos y suspiró.

-No entiendo nada wacho, parece que hablas en una peli- me dijo sin estresarse- pero te banco, solo que después de esta salida nos expliques todo antes de que la cagues más.

Asentí apenas aliviado.

El alivio me duró poco, cuando sentí un golpecito en el hombro, me giré y era Ariana.

-¿De qué me estoy perdiendo Enzo?- me preguntó.




Tentación. (enzo fernández)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora