capítulo veintidós

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—Éramos niños. Él tenía a todos tras él y lo apoyaban por miedo a acabar como yo. Solían golpearme a diario, me robaban las cosas y destrozaban mi desayuno. Me insultaban, despreciaban a mi familia, me pegaban notas y me ridiculizaban en público. Y todo este acoso era liderado por él —respondió a la pregunta jamás dicha, sin temor a ser sincero. Aquella fue su realidad durante su infancia, y ni el más profundo rechazo la haría cambiar. Todo seguiría siendo igual, y no había ninguna diferencia entre ocultarla y mostrarla.

—¿Durante cuánto tiempo?

—Dos años. Mi madre no quiso actuar y mi padre y mi hermana tardaron en enterarse. Todo fue... Muy complicado —Cyno le dio un bocado a su comida.

—¿Que tu madre qué? —Tighnari frunció el ceño. Una suave brisa despeinó su cabello, haciendo sonreír a su acompañante.

No se sentía incómodo al contarle esto a Tighnari. Ambos habían sufrido por culpa de la misma persona y ambos estaban avergonzados de lo sucedido. Tenían un pasado que les avergonzaba y querían ocultar, pero no estaba mal que saliera a la luz de vez en cuando, ¿no?

—Ella no me tenía mucho aprecio. Me forzaba a ocultar mis heridas y a actuar con normalidad. Solía decir que mis problemas no eran para tanto, y era cuestión de tiempo que todo terminase —Cyno desvió su mirada para así evitar la de Tighnari. Entonces, vio a las personas caminando de un lugar a otro, conversando con naturalidad. Vio a niños corriendo, a los perros que habían sido sacados para pasear.

Podrían estar hablando de algo muy privado, pero algo hacía que se sintiese cómodo. Tal vez era el ambiente del pueblo, tal vez Tighnari, o tal vez la mezcla de ambas cosas.

Si hubiera sido otra persona, ¿se sentiría tan cómodo al contarle esto? ¿Le transmitiría la misma confianza para seguir hablando?

—Dejemos el tema de lado, anda. Algún día te contaré más, pero de momento no quiero. Quiero evitar que te sientas forzado a responderme algo —Tighnari asintió lentamente. Si era sincero, no era capaz de poner en palabras lo que pensaba, ¿no lo tendría todo más que visto? Cyno no estaba buscando despertar lástima en él, y Tighnari lo sabía bien.

Simplemente estaba siendo sincero. Le estaba contando una parte desagradable de su vida porque confiaba en él, y lo único que quería era darse a conocer un poco más.

Tighnari sabía que Cyno no quería escucharlo lamentarse por él. No quería que le repitiera las palabras que otros le habían dicho mil y una veces.

—Te comprendo. Puede que no hayamos vivido lo mismo, pero en el fondo, es exactamente igual cuando intentamos contárselo a alguien más —el estudiante de bioquímica le dio un pequeño mordisco a su pastel—. Siempre te dirán lo mucho que lo sienten por ti, pondrán cara de pena y dirán “eso es horrible”. Se siente tan forzado que te quitan las ganas de ser sincero —hizo una pequeña pausa—. Creo que mi familia fue la única que no tuvo esa reacción tan forzada.

—Porque la confianza es distinta. No creo que al contarte esto, tú te pongas a llorar y me abraces. No eres mi padre, tampoco mi hermana —ambos sonrieron.

—¿Sabes? Es agradable hablar contigo —admitió Tighnari. Cyno se sintió feliz, estaba avanzando. Poco a poco, pero lo estaba logrando.

—Lo mismo digo —el joven estiró sus brazos y se echó sobre el respaldo del banco—. ¿Quieres pasear un rato?

—Hmm —Tighnari asintió—. Me gustaría echarle un vistazo al pueblo. Con lo bonito que es. Sería una lástima quedarnos sentados aquí todo el rato.

—Está bien. ¿Esperamos a que termines o...?

—Vamos ya. Me queda poco, de todas formas.

Ambos se marcharon de allí a paso lento, el uno cerca del otro. Las manos rozaban de vez en cuando, y mientras a Cyno le latía el corazón a mil, Tighnari parecía concentrado en las vistas que el lugar ofrecía.

El verde de mi primavera ♡ CynonariWhere stories live. Discover now