Episodio 4

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El frío llenaba su cuerpo. Se movía de un lado a otro en la camilla, agarrando las sábanas con fuerza mientras se le dificultaba respirar. Podía sentir algo cubriendo su rostro, lo que hizo que entrase en un estado de pánico. Por mucho que quisiese, no podía abrir sus ojos; los percibía hinchados y su cuerpo estaba demasiado cansado como para hacer el esfuerzo de abrirlos a la fuerza. Toda la situación hacia que el adolescente se sobreestimulara, queriendo llorar o gritar. Se sentía pesado, cansado y una gran sensación de incomodidad recorría cada parte de su cuerpo.

Una lágrima se deslizó por su mejilla.

Donatello se percató de esto, asustandose al instante y levantándose de su silla.

-"¿Leo..?" -Preguntó, apoyando una mano en el pecho de su hermano. Rafael siguió tras el, acercándose y observando con una expresión algo confundida.-

Leo lentamente abrió los ojos al mismo tiempo que más lágrimas salían de estos. Se veía tan frágil y al mismo tiempo tan cansado. Su mellizo estaba sufriendo.

- "Duele.." -Dijo el espadachín. Sollozos escapándose de su boca.-

Donnie asintió, tratando de demostrarle apoyo. Para decir verdad, en su mente todo era confuso. No sabía cómo ayudar a Leo, no tenía ni idea de cómo actuar en estás situaciones. Aunque estaba agradecido de que su hermano por fin estuviese despierto, verlo en este estado; sufriendo y llorando, hacía que su corazón doliese. Rafael permanecía a su lado, con ligeras lágrimas en sus ojos, y el mellizo sintió que tenía que asumir la responsabilidad de la situación. No le parecía agradable que todo cayera sobre los hombros del hermano mayor.

-"Ya pasará, no te preocupes Nardo." -Expresó con un tono amable, tratando de traerle tranquilidad al joven sobre la camilla, quién miraba a sus hermanos con sus ojos llorosos y brillantes; tan solo como cuando era pequeño y se lastimaba por su falta de madurez.-

Donatello aún recuerda esa tarde, dónde aprendió una de las lecciones más importantes de su vida.

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Los mellizos estaban jugando como era rutina. Mientras que Donatello estaba ligeramente más calmado, Leonardo; el mellizo menor (tan solo por un par de semanas). Corría de un lado a otro, emoción y éxtasis era presente en tanto su mirada como su lenguaje corporal.

La espada de madera, perteneciente al niño de 6 años, volaba por los aires con intensidad. A Leo le encantaba ese juego, tirar su arma al aire y correr para atraparla, haciendo todo tipo de piruetas en el proceso.

-"Donnieee" -Dijo en un tono largo y molesto.- "¿Por qué no juegas conmigo?"

Su hermano levantó levemente la cabeza, un libro en su regazo.

-"Leo, si no te das cuenta. Estoy leyendo este libro" -Le respondió en un tono algo egocéntrico. Levantando el libro en el aire y mostrándolo con orgullo.- "Si tan solo pudieses entender la seriedad de la física cuántica, querido hermano."

El contrario se limitó a hacer puchero y cruzarse de brazos, su espada abandonada en el suelo.

-"¡Bien! ¡Jugaré solo entonces!" -Exclamó enojado, levantando su juguete y comenzando a alejarse.-

El mellizo simplemente soltó un suspiró y siguió leyendo, estando completamente inmerso en su búsqueda de conocimiento.

Todo parecía normal, hasta que escuchó los gritos desesperados de uno de sus hermanos. El pequeño se levantó con prisa, corriendo hacía la dirección de dónde venían aquellos sonidos.

Al llegar, pudo notar a Rafael en el piso, arrodillado. No podía comprender la situación, ¿Por qué razón es que su hermano parecía estar llorando?

-"¡PAPÁ!" -Gritó con todas sus fuerzas, su vos temblorosa mientras parecía envolver algo con fuerza. Todo su cuerpo cubriéndolo.-

Caminó lentamente, acercándose a su hermano mayor, y ahí fue cuando lo vió.

Rafael tenía a Leo entre sus brazos, y no parecía estar bien. Sus piernas estaban llenas de moretones y sus ojos estaban completamente llorosos.

-"¡Rafa! ¿Qué le sucedió?" -Preguntó con cautela, arrodillándose frente a el.-

Lo único que podía hacer el mayor era llorar, su garganta estaba seca y sus ojos no demostraban algo que no fuese pánico puro.

-"Cayó sobre una sola pierna y rodó por el suelo.. creo que se la quebró." -Le respondió con su voz temblorosa.-

Splinter apareció desde las sombras (o al menos así lo recuerda), apoyando una mano sobre el hombro de Donatello.

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Sus recuerdos después de eso se desvanecieron, posiblemente como mecanismo de defensa para no sufrir por los traumas de su pasado. Pero aún recuerda una frase, algo que su papá le dijo y que permanecería con el hasta el final de los tiempos.

"Eres el mellizo mayor, cada decisión que tomas podría afectar de alguna forma a tu hermano. Y es tu responsabilidad aprender a cargar con ese deber."

Al menos el recibió el trato fácil, a diferencia de Rafael. Quién soportó el enojo y estrés de su papá mientras trataba de calmar a Leo y sanar sus heridas.

Desde ahí, Donnie se juró proteger a su hermano. Aunque eso lo dejase sin vida.

-"¿Don..?" -Preguntó el mayor, sacándolo de su río de pensamientos.-

-"Estoy bien." -Respondió casi instantáneamente.- "Rafa, ¿Sabes algo de papá?"

- "Intenté llamar.. pero no hay caso."

Tal y como se lo esperaba.

El mellizo suspiró.

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Mikey miró sus manos, las líneas amarillas decoraban estas con intensidad. Para sus hermanos; representaban un acto heróico y puro. Para el; un sacrificio.

Sus ojos se perdían en la intensidad de la luz, sus pupilas dilatadas mientras que sentía su cuerpo fuera de si. "Actúa, Michaelangelo, que tu tiempo podría acabarse." Habló la voz en su cabeza, cuyo nombre era la vergüenza y culpa.

Al sentir el temblor en sus extremidades, lágrimas no tardaron en salir de sus ojos. Su respiración agitada y pesada hacía que todo pareciese confuso, sus náuseas se apoderaban de si mismo. Cada vez, su mente se alejaba más de su cuerpo, rondando por los lugares más solitarios. Una mano tocó su hombro, devolviéndolo a la realidad de lo que para el fue una patada.

El hermano menor de la familia subió su cabeza, observando a la humana frente a el.

"¿April..?" -Preguntó con voz temblorosa. Sus manos comenzando a envolver a su hermana mayor.-

"Aquí estoy, Mikey. Donnie llamó." -Le respondió, abrazando al joven mientras respiraba levemente, permitiendo que el menor se calmase al sentir la subida y caída de su pecho y los latidos de su corazón.-

Y después de un largo tiempo, Mikey pudo sentir paz, su respiración se calmó y las lágrimas cesaron.

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Holissss, espero que les haya gustado el episodio. Estoy tratando de publicar más seguido ahora, próximamente tendré listo el siguiente 😼

Chauuuu, nos vemos en el siguiente episodioo







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⏰ Last updated: Feb 12, 2023 ⏰

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