Fue gracias a Oscar que supo que nada era tan fugaz como esta creencia en los fundamentos de la humanidad, pero de alguna manera a Inés le resultaba difícil juzgar a Kassel solo con cinismo. Kassel era esencialmente bueno. A veces lo suficiente como para hacerla sentir culpable.

Sin embargo, aunque Inés alberga la convicción humana de que Kassel no era un hombre tan malo, todavía no era difícil imaginar una escena en un futuro no muy lejano en la que Kassel se enredara con una mujer, como antes, cuando vio a Kassel en la plaza Ledecilla, enredados y rozándose uno contra el otro.

En realidad, ni siquiera necesitaba jugar. Porque estaba hecho para eso. Incluso sentada allí, era una cara que arrasaría la vida de las mujeres que pasaban. Y Kassel solo tuvo que darles un turno a las mujeres, como solía ser en Mendoza. Además, dado que su trabajo era bueno, al final ellas solo se iban complacidas, no había vidas arruinadas.

Y claro, ahora estaría literalmente haciendo de las suyas, pero mientras estuviese en Calestera, o al menos, mientras durara aquel singular interés de Kassel en este matrimonio...

En cualquier caso, no había prisa inmediata por pensar en Kassel, quien parecía alguien que perdió la cordura desde que se casaron. Inés pensó que era un aspecto del evadir su realidad, después de aceptar a la fuerza este matrimonio con ella, a quien tanto odiaba, había encontrado una manera de ganar equilibrio de alguna forma. Una feliz vida matrimonial, la cual continuaba fluyendo como una casa de juegos. Él debía haber perdido el norte, y quizás, ella a menudo se dejaba llevar.

Pero todo fue debido a este nido de ardillas.

Dos días después de la fiesta del vino, la Sra. Salvatore se acercó a Inés y se disculpó. Y mientras se disculpaba, hablaba demasiado. Una perorata sobre el mayor Alba y su esposa que vivieron allí durante varios años, una historia de cómo de repente encontraron una pequeña casa en la ladera de Rogorgyo, o aquella otra de cuando su esposo de repente se fue a Mendoza porque no podían olvidar esta casa.

El mayor Alba y su esposa decían que hasta en Mendoza vivían como enemigos. Sin embargo, se decía que, por casualidad, su mujer visitó durante un tiempo esta residencia en Calestera y se enamoró del paisaje y se decidió quedarse.

Tomando prestadas las palabras de la Sra. Salvatore, pensó que se estaban volviendo locos, puesto que ninguno de los dos quería convertirse en lo que alguna vez fueron. Las personas cambian tanto que pensó que estaban poseídos por un espíritu maligno o algo así.

La Sra. Salvatore no tenía tendencias negativas, así que, escuchándola con moderación, concluyó que debió haber sido un cambio dramático para ella. Tal vez, como ella dijo, esta hermosa casa en el acantilado costero tenía un aura extraña. Era poco probable, pero Kassel eligió esta residencia oficial a pesar de que conocía la historia secreta del Mayor Alba y su esposa, o quizás solo porque pensó que la casa era pequeña, así entonces podrían verse las caras más a menudo.

Sin embargo, en cualquier caso, si creía que el contacto cara a cara frecuente era un requisito previo para una familia feliz, estaba equivocado.

Los nobles de Ortega pensaban que cuanto más distante se vivía de sus parejas, más se gustaban. Un "Vivamos juntos" era lo mismo que decir "Quiero crear serios conflictos en un futuro no muy lejano".

Era poco probable que Kassel hubiera hecho un cálculo tan complicado, pero al menos para cuando el dolor en el trasero, mañana y noche, comenzara a aparecer, él sabría las consecuencias de sus elecciones.

Pase lo que pase, Inés no tenía nada que perder.

"Recuperará a su cordura pronto"

"¿Eh?"

"No. Continúe con la historia del teniente Muñoz".

"Ah...Sí. Ese cabrón"

La vigilancia de Raúl, que se desplegaba día a día, todavía estaba entregando los resultados deseados, aunque los resultados inmediatos podían ser insuficientes. Por ejemplo, las debilidades de Kassel no se pudieron inquirir, pero aun así había insistido con sus colegas, sus antiguos superiores directos y compañeros de clase en la academia militar, Raúl constantemente preguntaba por pequeñas y grandes debilidades. Pero casi no tenían nada de qué hablar sobre Kassel.

Aun así, gracias al deslumbrante entusiasmo de Raúl por mostrar lo mucho que había trabajado, pudo obtener un "No creo que me lleve bien con el capitán"

Las debilidades tenían una variedad de usos, desde el grado de conceder una solicitud muy pequeña según la gravedad hasta el objeto autoproclamado de una persona. Sobre todo si había algo que perder.

Según los informes, casi la mitad de las personas que asistieron a su fiesta del vino eran así. De esos que van y vienen todos los días de la apuesta en el puerto militar, locos por el alcohol, con una esposa rica en Mendoza, y a veces compraban prostitutas o tenían una esposa local allí mismo. Como la mayoría de los marinos en primer lugar.

Inés no estaba muy conmovida por el asunto que ya prevalecía en Ortega. De todos modos, Mendoza estaba terriblemente liado, y es algo que hacen muchos hombres y mujeres de todas las edades, siempre que la pareja se entendiera o guardara sus adulterios en secreto.

Sin embargo, comprar una mujer como mercancía, o engañar a una chica de puerto inocente para que se casara y convertirla en una concubina, era otra historia. Al usar el término 'esposa de Calestera ' también estaba insultando a su verdadera esposa, quien estaría custodiando su casa en Mendoza.

Ortega no permitía los grandes matrimonios, por lo que el hecho de que cada región tuviera una 'esposa' significaba que el hombre simplemente trataba la palabra esposa con rudeza. Dijeron que insultaron a ambas mujeres al mismo tiempo de manera tan irresponsable, y cuando se aburrían o se metían en problemas, simplemente dejaban su asignación y abandonaban a la concubina a la que llamaban su esposa.

Fue solo entonces que la concubina descubriría que era una concubina y se enteraría que había sido insultada como prostituta por la espalda. La realidad es que la mayoría de los oficiales eran falsos nobles y no recibían ninguna compensación digna de un rescate, pero el mundo siempre había considerado la peor palabra como la verdad. 

El anill0 r0t0: De t0d0s m0d0s este matrim0ni0 fracasaráWhere stories live. Discover now