Capítulo 92

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Habían pasado 10 días desde que Raúl Balan había comenzado a espiar a Kassel Escalante. La estrategia de vigilancia de Raúl, que estaba fija en el interior del cuartel, consistía en vigilarlo día a día, pero los resultados eran nulos.

De hecho, el resultado no fue diferente de lo que esperaba Inés. Si juzgaba con prisa y sin mirar demasiado lejos, habría desperdiciado tiempo y recursos por ahora. Y era porque tuvo que mirar el interior, que no era nada diferente de lo que era obvio en el exterior, y lo comprobó.

Así que, desde el principio, no tuvo curiosidad, y gracias a eso, el resultado no fue decepcionante, por ahora. Pero, tal vez algún día.

No obstante, cuanto más escuchaba, más aburrido se volvía.

"Salió de la oficina del teniente coronel Méndez alrededor de las 4:50 y terminó a las 5:30. Así que salió de la oficina hacia la División de Suministros a las 5:35 y se dirigió directamente al campo de entrenamiento".

"... ... ."

"El entrenamiento de la tarde terminó a las siete en punto como ayer. Como ya sabe, regresó a su residencia oficial alrededor de esa misma hora, por lo que llegó a casa de inmediato".

"... ... ."

"Y ahora se está bañando".

Incluso Raúl, quien la ponía al tanto de las actividades de su marido, tenía una cara aburrida.

Solo había dos lugares en los que Kassel Escalante se la pasaba día a día, a menos que hubiera una variable especial. De su residencia al cuartel. Del cuarte a su residencia.

Y así... día a día.

Nada más que el trabajo frívolo, honesto y simple de un marino.

Incluso cuando ella misma estaba confinada en su residencia y dormía, podía estar orgullosa de tener una rutina diaria más pintoresca que esa. Incluso la gente hacía más cosas en sus sueños.

Algunos inclusive podrían llamar a Kassel el epítome de un marino. Sin embargo, en el Puerto Naval de Calestera no había vergüenza en las casas de juego, pubs, clubes sociales y burdeles exclusivos para oficiales. Para ellos, la vida frugal era solo una virtud y nunca se daba por sentada.

Así vivían las tardes de los días laborables, y en Misa todos aparecían vestidos con sus uniformes pulcros para arrepentirse de una semana de desenfreno.

En esencia, los únicos que andaban uniformados en Mendoza eran todos nobles y sirvientes de adivinación. Cuando los veía reunirse de vez en cuando, pensaba que de alguna manera eran como duques, pero estaba claro que había muchas personas que eran famosas por su honestidad e integridad.

Sin embargo, Inés tuvo que admitir que no sabía nada de esos 'marinos decentes' hasta que vino a vivir aquí en Calestera. Un capitán naval en Calestera, tanto como sobre los estrechos círculos de vida de Kassel Escalante.

Resultaba que, la mayoría de los oficiales vivían entre casas de juego y bares, y los de rango más bajos iban más al burdel. Gracias a ello, un grupo vivía con orgullo por su carácter noble. Efectivamente, ellos también se sentarían junto a Kassel, encantando a los plebeyos adinerados que podían, los cuales entraban y salían de allí. Eso sí, sin que sus mujeres en Mendoza se enterasen. Y a excepción de ellos, muy pocos vivían en Calestera tal como lo hacía Kassel Escalante. Mientras se ejercitaban y sudaban juntos en el campo de entrenamiento.

Demasiado virtuoso y nada divertido.

Incluso si ella misma no hubiera vivido en Calestera, se habría convencido una y otra vez que Kassel estaba lejos de la vida cotidiana de los juegos de azar y los burdeles en el puerto. O al menos que era una semilla muy diferente, una clase diferente a la de esos humanos, aunque fuese un trapo usado, se dijo.

El anill0 r0t0: De t0d0s m0d0s este matrim0ni0 fracasaráWhere stories live. Discover now