Copita

86 13 0
                                    

 Era de noche, habían regresado a la hora perfecta antes de que oscureciera más en el camino de regreso a casa. Hyungwon terminaba de ponerle a Hyeongjun su pijama de pandas, lo subió a su camita y acarició su cabello con cariño, esperando a que sus ojitos comenzaran a irse cerrando poco a poco. Eso era algo que hacía la mayoría de las veces, cuidaba el sueño de Hyeongjun hasta que estuviera completamente dormido para irse a su habitación a descansar o hacer cualquier otra cosa de la casa.

Antes de que Hyeongjun quedara dormido, habló sobre sus planes del siguiente día.

—Cariño, mañana vendrá Hyunwoo por ti en la mañana. Pasarás la mayor parte del día con él, ¿sí? —habló con dulzura.

—¿Po qué?

—Porque voy a salir con un amigo y queremos un poco de tiempo solos, solecito.

—¿Entonshes no puedo? —miró a Hyungwon con sus ojitos azules enormes y tiernos, haciendo su típica carita tierna que sabía que convencía a Hyungwon de todo.

—No hagas esa carita, por favor —pasó su dedo por la punta de su pequeña naricita—. Papá necesita un poco de tiempo con sus amigos.

—Bien —sonrió—. Tío Hyunwoo mañana.

Hyungwon sonrió por lo comprensivo que era su pequeño. En todo el tiempo que va desde que nació, Hyeongjun nunca se ha comportado de mala forma o hecho un berrinche por algo que no se hace como quiere, todo lo toma bien y del mejor modo posible. Ese era su pequeño solecito.

Hyungwon besó su mejilla y le dio un ligero apretón en ella. Se puso de pie, iba a ir a apagar la luz de su habitación y prender la pequeña lamparita de noche que tenía para que Hyeongjun no tuviera miedo.

—Papi... —lo llamó con un tono delicado de voz.

Hyungwon se dio vuelta y volvió a él.

—¿Qué pasa, cariño? —volvió a ponerse de rodillas en el piso frente a su camita.

—Dormir contigo hoy —se paró de la cama y enrolló sus pequeños bracitos en su cuello, hundiendo su naricita en su hombro.

Hyungwon posó su manos en la espalda de su pequeño, las subía y bajaba en la duración de aquél abrazo, lo separó un poco de él y lo miró a los ojos.

—Vamos a dormir, mi vida.

Tomó a Hyeongjun entre sus brazos, apagó la luz de la habitación y lo llevó con él a la suya. Llegando hizo a un lado las sábanas, lo recostó en su gran cama. Hyeongjun de inmediato se acomodó en medio de la cama. Hyungwon estaba sentándose para después poder recostarse, cuando Junnie volvió a hablar.

—Copita solita —levantó su vocecita asustado.

—Iré por copita para que se quede contigo y no esté solita —besó su frente y acarició su cabellera.

Copita era su conejita de peluche favorito, era de color blanco. Hyeongjun la comenzó a llamar así cuando aprendió un poco sobre el exterior, pues la relacionó fácilmente con el blanco de la nieve. Hyungwon le enseñó que esas pequeñas cositas que bajaban del cielo en invierno se llamaban copos y estaban hechos de nieve. Hyeongjun hizo que su conejita de peluche se llamara copita por eso.

Salió en busca de copita, que seguramente estaría en la cama de Hyeongjun, y tal como lo supuso, ahí estaba aquella conejita de peluche blanca. La tomó y la llevó hasta su habitación para dársela a Hyeongjun.

En cuanto el pequeño la vio, estiró sus bracitos hacia adelante para que se la diera, así lo hizo. Teniéndola en brazos, la abrazó y así se recostó de nuevo en la cama, en el mismo lugar que antes. Hyungwon se quitó sus pantuflas y al fin pudo recostarse en su cama. Hyeongjun ya tenía sus ojitos cerrados, Hyungwon terminó de taparlo bien y le dio un último beso en la frente.

Sweet Little Creatures Donde viven las historias. Descúbrelo ahora