¿Qué pasa cuándo todo el mundo quiere que te conviertas en alguien que no puedes ser?
La desesperación te consume, te aviva la ansiedad y te crea falsas expectativas.
Sin embargo, tienes que encontrar otro camino, uno que te permita ser quién eres...
Ésta vez fué Emir, quién se acercó a él y lo abrazó con lágrimas en los ojos.
- Sé que la quieres, sobrino... Pero ésto es muy duro para mí
- Lo sé - dijo acariciándole la espalda - Te entiendo perfectamente
- No sé si puedo volver a verla
- ¿A Verónica? - Emir negó - Tío, Andrea no tiene nada que ver en ésto
- Hijo, para tu tío es duro verla y tienes que entenderlo - dijo Emilio por primera vez
- Pero ella no es su hija, mira, lo comprendo, pero no entiendo que tiene que ver Andrea en todo ésto - defendió el menor
- La tuvo después de abortar a mi hija, por supuesto que tiene que ver en todo ésto - dijo su tío separándose
- Ella no tiene la culpa de nada - volvió a defender, ésta vez un poco más alterado
- Chicos - interrumpió Joaquín - Será mejor que nos tranquilicemos. Emir, quédate con nosotros ésta noche si quieres. Ahora creo que es momento de que vayamos a descansar
Enzo fué el primero en abandonar la cocina. No le gustaba lo que estaba insinuando todos sobre la morena. Se sentía impotente, su novia no tenía la culpa de nada. Ella no decidió nacer justo después de que su madre tuviese un aborto.
Subió a su habitación enfadado. Comenzó a desnudarse para quedarse únicamente con los calzoncillos cuándo Joaquín entró tímido en la habitación.
- ¿Tú piensas igual que ellos? - inquirió Enzo en cuánto observó a su padre - ¿Tú también crees que ella tiene la culpa de algo?
- Cariño, Andrea no es culpable de nada - dijo acariciándole el cabello - Pero entiende el dolor de tu tío, es muy difícil saber que ella podía ser cómo su hija
- Pero no lo es joder, no tienen ningún tipo de parentesco
- No es cuestión de parentesco, mi amor
- No entiendo nada - bufó nervioso
- Andrea es la viva imagen de la muerte de su hija
Enzo se detuvo en seco al escuchar aquellas palabras y por fin entendió. No tenía nada que ver con Andrea, sino con el fantasma de su hija fallecida que atormentaba a Emir. Lo entendía a la perfección, pero aún así no quería que la morena se alejase de él, no ahora que estaban juntos.
- Es mi novia, papá - dijo y Joaquín sonrió débilmente
- Estoy muy contento por vosotros, cariño
- No puedo dejarla
- Nadie te dice que lo hagas
- Clock es nuestro ahora, no puedo prohibirle que venga. No me veo yendo a Clock sabiendo que ella no estará allí
Joaquín agachó la cabeza apenado. Sabía la sensación de su hijo. Emilio en innumerables ocasiones le contó que no recordaba su pasado en Clock, sólo recordaba las veces que el ojimiel había estado con él y sabía que a su hijo le estaba ocurriendo lo mismo. Al igual que nadie rompió su historia de amor, no iba a ser él ahora quién destruyese la historia de amor de su hijo.
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