[ CAPÍTULO 1 ]

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En multinedia está una foto de Enzo Osorio Bondoni.

- Osorio, no empieces algo que tendrá que acabar tu gente

Esa maldita frase la había odiado desde que era un crío, la gente seguía creyéndole débil, incapaz de defenderse, pero no era así.

Desde bien pequeño conocía el peligro, soportando todo el peso de éste en su espalda. Adoraba su vida, pero a veces deseaba no haber crecido en ese mundo suburbio de carreras ilegales, drogas y muerte. Había heredado el puesto de salvaje y aquello tenía consecuencias. Unas muy buenas, pero otras muy malas.

Su padre siempre se lo había advertido, llevar el apellido Osorio traía con él el peligro que merodeaba por las calles. No se resistió, nunca quiso evadir que aquel mundo pertenecía a él irremediablemente. Se sentía atraído por el mundo del motor, toda su familia trabajaba de ello y a él le enorgullecía seguir la estirpe de corredores ilegales.

- No me jodas Damien, sabes que puedo tumbarte con el dedo meñique

- ¿Tú y cuántos más? - se encaró aquel tal Damien

Su juventud le delataba, era torpe. Sus movimientos eran en falso y de eso se aprovechaba mucha gente apesar de que él no quisiese asumirlo. El ego lo cegaba, su posición le hacía parecer superior, pero al fin y al cabo era un adolescente con las hormonas alborotadas con ganas de pegar unos cuántos puñetazos.

- Creí que no te metías en problemas

Aquella voz a sus espaldas interrumpió la acalorada conversación que mantenía con el otro joven.

- No te metas tío - espetó con mal humor

- ¿Damien, verdad? - éste asintió - Lárgate y déjanos sólos - mandó y obedeció tropezándose con sus propios pies

- Menudo imbécil - escupió cuándo lo vió alejarse

- No creí que te parecerías tanto a él - dijo el mayor observándolo detenidamente - Eres la viva imagen de Emilio Osorio

Apretó la mandíbula, muchas veces, demasiadas, incluso, lo comparaban con su padre. Aquello le hacía sentir orgullo por su familia, pero también le daba cierto temor. No quería vivir bajo la sombra de su padre, quería ganarse el respeto por él mismo. No quería tener perritos falderos detrás. Quería, necesitaba, gente leal y honesta que velasen por su seguridad. Sabía que lo que su padre había conseguido le fué muy difícil y obviamente no lo hizo de la noche a la mañana.

Emilio Osorio consiguió que sus amigos pasasen a llamarse familia. Había conseguido llenar Clock Street cada noche, incluso después de su desaparición, incluso después de los accidentes. Todo el mundo regresaba cómo si tuviese un potente imán del que nadie podía apartar la vista. Cómo él decía, se llama respeto.

Pero él sabía que nunca iba a conseguir aquello, sabía que no iba a tener gente tan leal tras él. Muchos llegaron husmeando a Clock Street después de las numerosas noticias de la retirada de Emilio Osorio del ruedo. Y muchas más llegaron cuándo el matrimonio regresó a Londres por causas familiares.

Así era, la familia Osorio-Bondoni estaba de vuelta en Londres, pero Emilio ya se sentía demasiado mayor para aparecer por Clock Street cada noche, incluso cada semana, algo que Joaquín agradecía en potencia. Por ello le cedió el título a su hijo, él quería una retirada digna y tampoco iba a darle el título a alguien que no fuese de su familia. Los días que la gente sabía que el rizado iba a acudir no eran comparables a los días que no iba. Éste día era uno de ellos.

- ¿Mañana no tienes clase? - preguntó el mayor sacándolo de sus pensamientos

- Sí, pero debía venir. Ayer vino mi padre y mira hoy. Ni un alma - dijo cansado

Despite Everything // Adaptación Emiliaco // Enzo OsorioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora