TRILOGÍA UMBRA - Libro II (En proceso)
Los meses siguen su curso sin ninguna respuesta sobre la ubicación de Amelie cuyo interior ha empezado a arder en llamas volviéndola un arma letal sin que nadie sea capaz de apagarla.
El capitán Meyer vuelve de...
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Amelie
El aire se me atora en la garganta de solo oírlos nombrar.
No quiero volver a saber nada de ellos, ni de la Bratva, aunque sé que eso será imposible y de mi parte, pedirle mucho a la vida.
—Habrá una reunión de clanes —inicia Dominik y siento que la saliva se me espesa.
Todos estamos de pie y con medio pasó hacia atrás, despacio y sin prisa, Blaz se ubica a mi lado, como si percibiera que algo cambio en mí. Sus brazos están cruzados sobre su pecho, mantiene el rostro al frente, sin embargo, sus ojos se desvían a mi dirección.
Mi mano se posa en una de sus costados con sigilo, el calor de su cuerpo me tranquiliza y doy un leve asentimiento que devuelve su concentración a su padre.
—Sera un evento grande en donde habrá algunos congresistas y diputados de izquierda, por ahora, ellos no son nuestro blanco —continua—. Necesitaremos al escuadrón completo.
Nos mira y al decir esas palabras no puedo no pensar en la rubia que está en prisión.
—Sargento Müller, necesitaremos un muy buen equipo de intercomunicadores —se dirige a Herman quien asiente—. La teniente Miller y el teniente Fischer pueden ayudarle.
Los gemelos se miran entre si antes de preguntar al tiempo.
—¿Cuál?
El comandante los observa frunciendo el ceño.
—Lutter. —demanda y ambos asienten una sola vez.
—Ritter, Vólkov y Brown —mi padre señala a mi hermano y a Olivia— Ustedes irán conmigo para escoger el armamento adecuado. Teniente Williams, usted y el sargento Richter equiparan toda una camioneta con elementos quirúrgicos de ser necesarios de urgencia.
El corazón me galopa en la garganta cuando ambos mandatarios observan en nuestra dirección.
—Capitán Meyer usted y la agente Vólkova se quedarán en inteligencia junto al ministro Vólkov y yo.
Un bufido suave se escucha a mi izquierda y no me tomo la molestia de ver quien fue.
—Aleksandra —el comandante llama mi atención—. En el evento estará la filarmónica de Alemania —sus ojos verdes se clavan en los míos y no me gusta para donde se dirige esto—. Usted tocará junto a ellos en el escenario, tendrá a la vista a cada uno de ellos y será usted nuestra mayor fuente de información y precisión a los puntos ciegos.
Mierda.
Blaz se tensa a mi lado, puedo ver la vena de su cuello resaltar y como aprieta los músculos de sus brazos.
—Estarás en cubierta —dice mi padre esta vez, habla serio y no hay emoción en su rostro, menos en sus ojos que me hablan sin decir una palabra— La filarmónica entera usara máscaras, los equipos profesionales te prepararan para que no seas reconocida.
