𝑹𝒆𝒃𝒆𝒍𝒊𝒐́𝒏:

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Había mucho movimiento en la Fortaleza. Después de que el soldado interrumpiera la cena, todos se apresuraron a hacer algo.

La Reina junto a su esposa Daemon y su tío Daeron fueron por sus dragones, no tenían planeado usarlo solo querían que estuvieran presentes para dejar claro que no eran presa fácil.

Los dragones sobrevolaban por encima de ellos lanzando un rugido de vez en cuando. La Reina se encontraba por encima de la línea que separaba a la Fortaleza del pueblo, tratando de razonar con ellos.

- Cómo es que se atreven a causar toda esta revuelta encontrá de su Reina, cuando lo único que ha hecho es velar por su seguridad, es así como le pagan -se escuchó decir al Príncipe Rebelde en voz alta.

El pueblo se quedó en silencio, ahora que tenían a tres dragones volando por encima de ellos estaban un poco temerosos.

-He estado reinando por casi un año, he visto por ustedes, no les he dado nada más que paz, pero ahora empiezan a revelarse encontrá mía y de mis hijos, no sé quién les metio la absurda idea de hacer todo esto, pero no me quedaré de brazos cruzados ante esto. Mis hijos son Targaryen, montan a lomas de un dragón, tienen todo el derecho a sentarse en el trono -la Reina cada vez alzaba más la voz, tenía una mirada sería en su rostro, continuo dirigiéndose a su pueblo.

-Mis hermanos reinan junto a mí, velan por su seguridad al igual que yo, ellos tuvieron la oportunidad de reclamar el trono al ser hijos del difunto Rey Viserys, al ser Targaryen, pero no lo hicieron, no quieren el trono y tampoco quieren ese puesto para sus hijos. Sus peticiones son absurdas, al exigir que ellos se sienten en un trono que no quieren. A partir de hoy no quiero más revueltas, no quiero que se hable más sobre la legitimidad de mis hijos, sus futuros gobernantes. Quiero reinar en paz, así como lo hizo mi padre, no me hagan hacer lo contrario -cuando finalizo su discurso se escuchó como Syrax lanzo un rugido para luego escupir fuego al aire en modo de advertencia.

La multitud se fue disolviendo poco a poco, los pocos que quedaban los soldados se encargaron de esparcirlos.

Daenerys se encontraba viendo por la ventana de sus aposentos todo lo que sucedía en los límites de la Fortaleza, mientras pasaba suavemente una mano por su vientre, tenía una mirada ansiosa en su rostro, esto no paso desapercibido por su esposo

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Daenerys se encontraba viendo por la ventana de sus aposentos todo lo que sucedía en los límites de la Fortaleza, mientras pasaba suavemente una mano por su vientre, tenía una mirada ansiosa en su rostro, esto no paso desapercibido por su esposo.

-Tranquila, todo va a estar bien, no te hace nada bien preocuparte en tu estado, vamos a acostarnos -Aemond camino hasta ella para empezarla a guiar a la cama.

-Sabes que nada está bien. Tengo miedo Aemond, por nosotros, por nuestro bebé, por nuestra familia -la angustia era palpable en su voz. Aemond sabía que su esposa tenía razón, nada iba a estar bien hasta que Otto estuviera muerto.

-Tú no tienes por qué preocuparte, solo tienes que cuidarte a ti y a nuestro bebé, yo me encargaré del resto -Daenerys se acostó en la cama mientras escuchaba a su esposo, este le deposito un suave beso en su frente para después acostarse aún lado de esta.

꧁𝐃𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐀𝐫𝐝𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨꧂|ʜᴏᴛᴅ Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt