Capítulo 14

2.5K 264 11
                                    

Aún no podía creerme que estuviéramos fuera del alcance de esos proxonetas. Notaba un gran alivio de saber que al fin todo había acabado.
Durante dos años me he visto sometida a cualquier aberración.
De echo, en algún momento he querido o más bien he rezado para que Dios me lleve con él ante el terror de no poder soportar más las torturas.

Sonrío aliviada, suspiro al percatarme que la vida que hemos llevado anteriormente ha llegado a su fin.
O...¿No?

Llegamos a una casa alejada de la ciudad, situada en mitad del campo.
El matrimonio, nos invitan a pasar amablemente a su casa.
Marga y yo nos miramos durante un instante pensando si debíamos o no de fiarnos.
Al final, ante la insistencia de aquel matrimonio pasamos dentro de la casa.

— Pasad, bienvenidas a mi hogar.
Imagino que estaréis cansadas, les enseñaré una habitación donde podréis descansar y daros un baño. Os daré ropa mía limpia.  Por cierto me llamo Lesa y él mi esposo Ion. Y...¿Cómo os llamáis vosotras?

— Yo soy Verónica, y es Rosa. Mucho gusto. — Le doy un pequeño empujón a Marga para que guarde silencio.

— Encantada. Venid por favor.

Hicimos caso a lo que Lesa nos dijo.
Nos dimos un baño, que falta nos hacia, nos pusimos ropa limpia y nos echemos en una cómoda cama grande donde inmediatamente nos quedemos dormidas.
No sé exactamente cuánto tiempo estuvimos dormidas.
De echo ya no me acuerdo la última vez que pude dormir más de cuatro horas seguidas.

Al despertarnos, algo inseguras, bajemos hacia el salón donde nos espera Ion.
Él nos hablaba, pero no entendíamos lo que decía, hasta que llegó Lesa cargada con bolsas de comida y nos preparó la comida.

— Veruska, ¿Porqué antes no has dicho nuestros nombres?

— A ellos no les importa. Pienso que a la mínima oportunidad debemos escapar. Aquí hay algo que me desconcierta. Ni siquiera nos han llevado a la policía.

— Te recuerdo que allí a fuera hay varios hombres que nos están buscando. Si salimos solas, quizás nos atraparán y volveremos a esa mierda de vida.
Esperaremos unos días y después escapamos.

— De acuerdo Marga — Bajo la voz mirando hacia Lesa la cual nos indica que tomemos asiento en la mesa.
Tomamos asiento comenzando a comer.
Admito que toda la comida estaba buenísima.
Casi no puedo recordar cuando fue la última vez que me senté en una mesa a comer.
Normalmente, comíamos en el suelos, en la cama o incluso de pie. Comíamos bocadillos, comida precocinada o simplemente pasamos días sin comer.

Aquellos recuerdos golpearon mi corazón recordando mi pasado.
Había luchado junto a mi mamá para salir adelante y de pronto fui raptada para ser explotada para ganar dinero. Mejor dicho, para que otros disfruten de una buena vida a consta del sufrimiento de nosotras.

Al caer la noche, Lesa habló con nosotras. Ahí fui cuando comprendí que nuestra libertad había durado mientras corríamos en aquel bosque.
De nuevo, habíamos caído en la red.

Lesa empezó amenazarnos para seguir prostituyéndonos junto a las demás mujeres.
Por supuesto me negué e intenté salir de aquella casa.
Al interior abrir la puerta, Ion me avisó que girase la cabeza.
Al voltearme, vi como tenía sujeta a Marga con un especie de cuchillo grande pegado en su garganta.
Para asustarme, le hizo un pequeño corte. Cerré mis ojos dejando caer de nuevo mis lágrimas cargadas de sufrimiento. Al parecer, esta maldita situación no iba a terminar nunca.
Ha mí pasar, evitando que le ocurra nada malo a mi amiga, acepté sus condiciones.

Nos encerraron en la habitación durante días.
Cuando salimos de la casa fue para ir hacia un piso donde supuestamente había una clínica.
Nos hicieron unas pruebas para determinar si teníamos alguna enfermedad.
En los resultados no apareció nada raro. Estábamos bien, no teníamos ni un virus ni ninguna enfermedad contagiosa.

Forzada Para Complacer Where stories live. Discover now