No porque lo dijera ella, sino porque escuchar esas cosas.. simplemente dolía.

Julieta se me acercó a la cara y me señaló.

-Vos- dijo- olvidate de la entrevista tan importante para tu trabajo que te conseguí, era la oportunidad para tu carrera y ahora la perdiste por ser una malagradecida.

Fruncí el ceño dolida, ¿cómo alguien podía ser así?

-Estás muerta para mi- finalizó ella con una mirada de rechazo que me dejó lo suficientemente devastada para no poder decir nada.

Se dió vuelta con sus cosas y salió por la puerta.

Me giré a mirar a Enzo, en shock ambos.

Nos quedamos unos segundos mirándonos hasta que él rompió el silencio.

-Vení Ari- me dijo abriéndome los brazos.

Me tiré sobre su pecho y me escondí en él, dejando formar un abrazo que necesitaba mucho, mis lágrimas caían pero yo no emitía sonido alguno.

Enzo fue tan caballero que no me preguntó absolutamente nada, me conocía lo suficiente para saber que apenas me calmara se lo iba a contar yo misma.

No moví mi cabeza de su pecho por unos minutos hasta que cesara mi llanto silencioso, era tan pacifico estar entre sus brazos, me sentía protegida.

Me daba besos en la cabeza mientras que sus manos acariciaban mi espalda de arriba a abajo.

-Vas a estar mejor sin ella- me dijo Enzo.

...

-¿Así te dijo?- me preguntaba Ota sobre Julieta mientras me escuchaba atento con Enzo, Cuti, y Leandro.

Asentí con la cabeza mientras les había contado todo, Enzo ya escuchó la anécdota más de cinco veces porque también me iban preguntando todos en distintos momentos.

-Sabes como yo le hubiese dado un tate quieta en la jeta- opina Cuti haciendo que Lea y Ota se rían.

-Mal igual- apoyó Ota haciéndose el peleador- no dejes que te traten más así Ari, posta te digo.

-Si, si, me cuesta mucho pero ya lo sé- admití- ya voy a solucionar ese tema conmigo misma.

Después de que los chicos me aconsejaran y escucharan por veinte minutos, Lea cambió de tema por fin.

-Bueno, ahora que todos sabemos que Julieta no vale ni una lágrima seca- dijo él- vas a tener que dejar de estar acostada triste en esa cama y bajar a las piletas con nosotros.

Ah, si.. eso, me acordé.

Los chicos y yo después de almorzar en el centro, aprovechamos que hoy ya era nuestro último día en la costa, y fuimos a un lugar que se llamaba Los Portuarios, unas termas de lo más lindo que me podía alguna vez imaginar. Un lugar soñado.

Lara no vino de manera voluntaria, ya que quedó medio incómodo el aire entre nosotras y me dio el espacio para que yo pasara mejor. Ella optó por irse sola a la playa cerca de la casa, diciendo que quería estar sola y reflexionar un rato.

Tentación. (enzo fernández)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora