Capítulo 10: visitas inesperadas.

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Los años pasaron y Tristan crecía con abundante amor por parte de su madre, quien, esta tenía treinta años y su hijo diez. Elizabeth preparaba el desayuno mientras Tristan se alistaba solo para el colegio. El olor a panqueques llegó a las fosas nasales del niño y este corrió hacia la cocina y abrazó a su madre mientras la veía preparando los panqueques. Elizabeth dejó el desayuno en la mesa mientras cortaba algo de fruta para este.

— Mamá — dijo comenzando a comer un poco de durazno — ¿Cuándo vuelvas del trabajo me ayudas con mi tarea?

— Por supuesto, Tristan — le respondió con cariño — Ahora acábate tu desayuno y te llevaré a la escuela.

El niño asintió y cada uno se fue a su escuela y trabajo. A Elizabeth le tocaba una cesárea, un trasplante de corazón, una rotación de rodilla, una apendicitis, y unas cirugías más. Ella con todo su esfuerzo logro ser jefa de cirugía, y estaba tan orgullosa de ella misma, había podido hacer el trabajo de madre y padre y Tristan no había hecho ninguna pregunta y eso le agradaba. Tristan no necesitaba un dichoso padre, él lo que necesitaba era amor, crecer con amor. Le era difícil criarlo sin un padre, pero debería ya acostumbrarse,  Tristan no tendría un padre y listo. No importaba si tenía que hablar sobre ciertos temas que los padres hablan con sus hijos varones. Ella se haría cargo de eso.

Caminaba por los pasillos del hospital siendo saludada con respeto y admiración. Fue hacia los vestidores donde se encontraban Elaine y Diane, ellas eran enfermeras de la parte de cirugías.

— Buenos días, Eli — dijo Elaine recogiendo su cabello en un moño.

— Buenos días chicas, ¿listas para la labor de hoy? — preguntó y ambas asintieron mientras se cambiaban con el ambo de cirugía.

— ¿Cómo está Tristan? — preguntó Diane.

— Cada día más lindo — dijo orgullosa.

Luego de intercambiar algunas palabras, entraron en el quirófano y se prepararon para el día movido y duro día que les esperaba.

Mientras que Tristan se encontraba en la escuela, la maestra estaba hablando sobre las diferentes familias que podía haber en el mundo y que cada una era diferente.

— Puede ser, dos madres o una madre y un padre o dos padres — dijo la maestra — y también pueden ser madres solas o padres solos.

— ¡Como Tristan! — se escuchó un grito de fondo. Uno de los abusivos miraba a Tristan con cara de burla — ¡Seguro su padre lo dejó por ser un fenómeno como su madre!

Dijo haciendo referencia a su heterocromía.

— ¡Niños! ¡Compórtense y pídanle perdón a Tristan! — ordenó la maestra.

— Sino ¿Qué? — pregunto desafiando a su maestra, otro abusivo.

La maestra se acercó al grupo de niños malos y los llevó a dirección. Las lágrimas de Tristan salían por sus mejillas. ¿Por qué no tuvo un padre? ¿Por qué tenía esa maldita heterocromía? Los bullys de su escuela llamaban a su mamá ramera, y que seguramente se acostó con alguien que no conocía y ahí nació Tristan. Él odiaba que dijeran eso sobre su mamá pero cuando la defendían, se burlaban de él y había ocasiones que lo golpeaban y se tapaba los moretones con maquillaje para no ser una molestia para su madre.

El día pasó común y corriente, Elizabeth llegó a tiempo para recoger a Tristan él subió al auto y no dijo nada, solo fruncía el ceño y miraba por la ventana.

— ¿Cómo te fue hoy en la escuela, Tristan? — Preguntó su madre manejando su carro. Pero no respondió, no respondió ninguna de sus preguntas, cuando estacionaron el auto ambos bajaron y Elizabeth lo regañó — Tristan, es de mala educación no responder cuando te habló — no habló y le dio la espalda — ¡No me des la espalda jovencito!

— ¡Ya déjame mamá, te odio y odio no tener un papá! — cada palabra era como una daga en su corazón — ¡Seguro ni sabes quién es mi padre! — la empujó para el costado cuando intentó ponerse enfrente de él.

— ¡Tristan! — lo tomó del brazo he hizo que lo mirara a los ojos — ¡A mí me respetas! ¿¡Me entendiste!? — dijo enojada.

— Odio no tener papá, todos se burlan de mi — dijo sollozando. Elizabeth suspiró y ambos entraron a la casa y se sentaron en el sofá para hablar.

— A ver, Tristan — dijo Elizabeth — ¿Quién te ha estado molestando? ¿Por qué no me dijiste nada?

En eso, Tristan sacó una toallita húmeda y se limpió el ojo, dejándolo del color que lo tenía. Morado. Elizabeth quedó petrificada, tomó su mejilla y tocó su moretón.

— ¿Quién te hizo esto, mi niño? — preguntó Elizabeth con las lágrimas en los ojos.

— Los niños hablan mal de ti, mamá — respondió  — Y cuando yo te defiendo, ellos me golpean.

— Es mi culpa, Tristan — dijo llorando — ¿Por qué no me dijiste nada?

— No quería estorbarte.

— Tú jamás, pero jamás me estorbarás. Eres mi razón de vivir — abrazó al pequeño Tristan y el comenzó a llorar y eso le partía el alma a Elizabeth, pero debía mostrarse fuerte — ¿Quieres jugar un videojuego mientras preparo la merienda?

— Si, mamá.

Elizabeth caminó hacia la cocina, le iba a preparar una chocolatada con galletas con chispas de chocolate que ella misma preparó. Preparó un tazón de frutas para ella y un jugo de naranja, mientras veía a su hijo jugar dejó su merienda en la mesita y depositó un beso en la coronilla de su hijo. Se quedó sentada en la cocina mirando su celular, Diane y Elaine harían una fiesta y estaba invitada sonrió pero se negó, no quería dejar solo a Tristan, no luego de lo que pasó.

De repente tocaron el timbre de departamento y sin pensarlo fue a abrir la puerta con el celular en manos pensando que era uno de sus amigos.

— Hola chicos, hoy no... — dejó de mirar el celular y sintió como una ola de tristeza pasaba por su cuerpo — Tu...

— Hola, Elizabeth.

— ¿Qué haces aquí? — preguntó ella frunciendo el ceño.

Entonces su hijo fue hacia la puerta y habló mientras se acercaba.

— Mamá ¿El tío Ban vino a visitarme? — dijo ya llegando.

— ¿Es mi hijo? — preguntó aquel hombre.

— No lo es — dijo fríamente — Tristan, vete a tu cuarto.

— Pero...

— ¡Vete! 

El niño salió de ese incomodo momento y se encerró en su habitación.

— ¿Qué quieres de nosotros? — preguntó Elizabeth.

— Por favor, Elizabeth, quiero hablar.

— ¿Hablar? ¿¡Hablar!? — dijo subiendo el tono desu voz — No eres nadie para nosotros, ni para mí, Meliodas.
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¿Qué les pareció?

¿Qué creen que pasará ya que apareció Meliodas?

Dejen sus teorías.

Cariños❤️
Moon_

Mamá te dará el mundo enteroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora